Hasta el corte del primero de febrero el COVID-19 avanza a pasos agigantados como una avalancha de nieve difícil de contener.
Por el momento, en el país las cifras oficiales de la Secretaría de Salud son de 2,067,855 contagios estimados y 159,533 muertes confirmadas.
Vemos que cada mes los números aumentan mientras las personas están desesperadas por salir a la calle y dejar el encierro atrás.
Se trata de un tema complicado, porque todo ser vivo busca la libertad, jamás el estar entre cuatro paredes dando vueltas en círculos.
La humanidad es sociable por naturaleza, en lo familiar, en lo laboral, en lo eventual, en la escuela y hasta en el vecindario.
¿A qué quiero llega con esta reflexión?
A que resulta preocupante la velocidad de virus y la lentitud de las autoridades para el Plan Nacional de Vacunación.
Mucha gente, sobe todo del sector salud, se quedó esperando la segunda dosis de la vacua Pfizer porque no hubo una organización adecuada aunado al desabasto.
Hoy más que nunca el tiempo apremia. Mientras más personas sean inmunizadas con las vacunas menos contagios habrá.
Y resulta que en medio de todo este caos con el colapso de sistema de salud mexicano y las condiciones exhaustas del personal médico, enfermería y camilleros, viene algo más grande.
Recordemos que las celebraciones de fin de año, así como el Día de Reyes, hizo un repunte significativo en los brotes a nivel nacional.
Yo les pregunto. ¿Qué podemos esperar en la elección del 6 de junio?
¿Para esa fecha cuántas personas estarán vacunadas y cuántas no?
La elección está catalogada como una de las más importantes en la historia política de México por el número de cargos que se van a renovar.
Para comenzar los ciudadanos de los 32 estados del país tendrán que elegir representantes para 500 diputados federales, 300 de los cuales son por mayoría relativa y 200 por representación proporcional.
Pero la historia no se queda ahí, 15 estados elegirán gobernador, entre ellos: Baja California Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León, San Luis Potosí, Zacatecas, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Querétaro, Tlaxcala y Campeche.
Por si fuese poco, la Ciudad de México (CDMX), la más azotada por la pandemia, donde ya no hay espacio para entierros, capacidad suficiente de crematorios, camas en hospitales y falta de oxígeno; ahí se renovarán 15 alcaldías.
Además del Congreso de la Unión, se renovarán 30 congresos locales (50 diputados por cada cámara); y mil 900 ayuntamientos y juntas municipales.
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) se prevé la participación de 94 millones 800 mil ciudadanas que saldrán a votar ese día, de acuerdo con el Padrón Electoral.
La elección incluye la instalación de 161 mil casillas y la contratación de más de 50 mil Supervisores y Capacitadores Electorales.
El INE no ha hablado de ningún protocolo de sanidad para la elección que se supone es una de las más grandes de la historia ¿Habrá control y respeto por las normas sanitarias?
¿Cuántas personas estarán vacunadas para esa fecha y cuántas desprotegidas para salir a votar?
¿Qué conducta y rumbo tomará la pandemia de aquí al mes de junio?
Hablamos de una movilización de casi 95 millones de personas en todo el país concentrada en puntos de votación y de conteo.
¿Podrá el INE con la elección y con las precauciones de salud? Yo, no lo creo. Y no es por ser pesimista, es porque la efervescencia política no respeta restricciones.
Como decía el escritor Mario Benedetti: “Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido”.
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