Xalapa, Ver.- El promedio de libros que leyó la población en el último año fue de 3.7 ejemplares, sin embargo los motivos principales para no leer son la falta de tiempo, interés, motivación o gusto por la lectura, revela el Módulo de Lectura 2021 (Molec) del Inegi.
Para recordar el Día Internacional del Libro, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía informó que en los últimos años, el porcentaje de personas adultas que prefieren la lectura de libros en formato digital se triplicó en relación con lo declarado por la población en 2016, pasando del 6.8 al 21.5 por ciento
Los resultados del Molec señalan que en cuanto a la lectura de periódicos en formato digital, se registró un incremento de 5.6 a 21.3 por ciento entre 2016 y 2021.
Con respecto a 2020, la asistencia a secciones de libros y revistas de tiendas departamentales durante 2021 se redujo 9.5 puntos porcentuales; a librerías, 10.7 puntos; a puestos de revistas o libros usados, 7.6 puntos, y la asistencia a bibliotecas disminuyó 8.7 puntos porcentuales.
Falta promoción y difusión
“Las actividades relacionadas con el fomento de la lectura siempre necesitarán de promoción y difusión y presupuesto; en los medios de comunicación no encontrarás similitud de la promoción de la lectura comparada con cualquier otra actividad; el mismo gobierno tampoco dedica un gran presupuesto al fomento de la lectura, en muchas ocasiones es nulo”, señaló por su parte la promotora cultural María Antonia Jiménez Estrada, quien enfatizó que en este período de confinamiento, leer es abrir una ventana hacia la libertad, por lo que recordó los logros de su proyecto de lectura.
“Considero que la funcionalidad del taller ha sido satisfactoria, tenemos un público variante arriba de los 30 participantes, a veces han llegado a conectarse más de 45 lectores. Depende mucho de que las mamis tengan disponible el dispositivo o se acuerden de la actividad, como han externado algunas de ellas. El taller se mantiene como en su originalidad: gratuito y dirigido a niños de primarias públicas”.
Refirió tras este esfuerzo para algunos niños resulta difícil despedirse después de “la hora del cuento”, lo que se traduce como un éxito en la funcionalidad del taller desde el momento en que un niño sonríe al escuchar el cuento.
“(…) o se recuesta sobre su silla, o muestra expresividades diferentes en su cara ante los sucesos, como abrir o cerrar los ojos en señal de ensoñación, o cuando lanzo una pregunta o realizamos alguna actividad lúdica y veo su maravillosa y voluntaria participación… todo ello y muchas marcas más me indican que algo está funcionando bien a pesar de la distancia y de lo frío de un aparato electrónico, son indicadores de que se están formando algunos vínculos con la lectura”.
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