Un Crack Mexicano: Alberto Onofre, ¿Qué le recuerda esta historia rumbo a Qatar?

Raúl Jiménez, desde Tepeji Querétaro, para el mundo, delantero del Wolverhampton
- en Deportes
Columna Graderío

“Un Crack Mexicano: Alberto Onofre”, libro escrito por el veracruzano Agustín del Moral Tejeda, relata la tragedia del mediocampista de Chivas, que tres días antes del inicio de la Copa del Mundo México 70, sufrió una doble fractura de tibia y peroné, que no solo lo dejó fuera de la máxima justa de la FIFA, sino que prácticamente acabó con su brillante carrera.

En esta entrega de Graderío, Libros & Deportes nos referiremos a esta obra editada por Ficticia y la U.V., en 2003, porque con algunas diferencias, podría ser el caso del delantero del Wolverhampton, Raúl Jiménez, quien en noviembre de 2020 sufrió una fractura de cráneo, y siendo la carta más fuerte de México, como en 1970 lo era Onofre, parece ser que no estará al cien por ciento en la edición de Qatar que se disputará en noviembre y diciembre de 2022.

Con el prólogo del malogrado exdirector del ESTO, Ignacio Matus, el autor, primero narra las circunstancias de haber nacido en el sur de Veracruz, que su padre haya estudiado en Xalapa, su afición a Chivas gracias a su tío Manuel, y la ocurrencia de escribir un libro de tres relatos con las cosas que le hubiera gustado ser y no fue: futbolista, rockero y revolucionario.

Solo que, su primer relato titulado “El Futbolista” se lo dio a leer a José Luis Rivas, quien le aconsejó que hiciera la vida de Onofre, a quien mencionaba de manera breve en el texto. En el libro, relata desde los inicios de Alberto como delantero a los 12 años, las golpizas que recibía de su padre por estar jugando e irse a entrenar, y cómo fue a una prueba con las fuerzas básicas de Chivas.

También el primer sueldo de 600 pesos al mes a los 17 años, y el mejor de 22 mil; la medalla de oro en los Panamericanos de Winnipeg 67, donde jugó poco por lesión; su cambio de posición a mediocampista cuando el propio Sabás Ponce relevó a Javier de la Torre; su dolor por no haber sido convocado para los Juegos Olímpicos de 1968; y su gran desempeño en la temporada 1968-1969 con Chivas, por la fue nominado como el Mejor Jugador, lo que le valió ser convocado para la selección mexicana de cara a la Copa Mundial de 1970.

Y por supuesto, su lesión: con Juan Manuel Alejandrez, fuimos a disputar un balón, yo resbalé, perdí el control del cuerpo llegué a la disputa con las piernas flojas, con la izquierda sin apoyo y la derecha en el aire. El tobillo izquierdo se me dobló casi hasta topar con el suelo. Alejandrez, en cambio, llegó con las piernas firmes. Fue un golpe durísimo. Yo incluso, por segundos perdí la respiración y el conocimiento. Cuando lo recuperé tenía un dolor muy fuerte en la pierna izquierda. Desde ese momento supe que me había lesionado. Vino la operación, por cierto mal, estuvo en el palco con los directivos en el partido contra la U.R.S.S., los tres restantes los vio, solo y llorando, por televisión, en Guadalajara; después otra intervención, su fallido intento por fichar con Atlético Español y un efímero paso por el futbol de Estados Unidos y su retiro.

En la obra, el autor entrelaza su historia con la de Alberto Onofre, por su sueño fallido de ser futbolista profesional.

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