Para salir de la agenda circense.

Nada que festejar tras reunión CELAC, México queda mal apoyando a dictaduras que tienen a sus pueblos muriendo de hambre y enfermedad
- en Foro libre

Por Inocencio Yáñez Vicencio.
No podemos dejar de  hablar de lo que escenifican las Mañaneras ni de las ocurrencias de Amlo, pero pienso que tienen razón  María Amparo Casar, Héctor Aguilar Camín, Jesús Silva Herzog…cuando dicen que Amlo no debe imponernos su agenda.
Esta semana que terminó  leí extraordinarios  escritos sobre la Vi Cumbre de la CELAC ( Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños ), particularmente de veracruzanos, poniendo, desde luego, el acento en su rotundo fracaso de que el gobierno de Morena impulsara un consenso no para reformar, como finalmente resultó  sino para cambiar la OEA. No faltó quién quien recordara que que en el debate de 2018 entre candidatos a la presidencia realizado en la frontera norte, López Obrador propusiera resucitar  la tristemente célebre Alianza para el Progreso, que para lo único que  sirvió fue para legitimar golpes de estado y un descomunal endeudamiento con préstamos atados, al darnos créditos para comprarles su chatarra. También se le ha recriminado al presidente mexicano que lance reclamos a Estados Unidos  sobre el embargo a Cuba, en plena celebración de nuestra independencia, pero nada diga que tenemos una deuda externa impagable, que basta con que a partir de estas escaramuzas  nos aumentan las tasas de interés, para que México colapse. Lo que no deja de ser un desatino es que en lugar de estar negociando esta deuda, estemos peleando con el que más tarde que temprano necesitamos convencer que urge una tregua que nos permita crecer para poder pagar y quitarle explosividad a la zona.
Sin duda alguna todos los trabajos que dieron cuenta sobre el fracaso de la VI Cumbre de la CELAC y la  desnaturalización de la ceremonia  de nuestra independencia, cumplieron con  creces su cometido de informarnos de los exabruptos del presidente, pero es hora de retomar nuestra propia agenda y no la del presidente. Amlo nos gobierna con retórica.  Estos mismos eventos no tienen más propósito para Amlo, que darle atole con el dedo a una izquierda que ya no cree en él y alborotar a una ultraderecha que siempre se espanta ante cualquier espantapájaros que se vista de revolucionario, marxista, comunista, socialista o popular, como FRENA, PRO VIDA, que dan carne y hueso a los demonios que dice salvarnos.
Le escuché expresar a María Amparo Casar, preocupación  por cómo nos conectamos, cómo bajamos nuestras reflexiones. Decía: no se trata de convencernos entre nosotros, tenemos que convencer a los de allá fuera. Cuando la analista mexicana externaba esa inquietud, vino a mi mente aquélla preocupación de Bartrand Russell, sobre la disputa por la audiencia. Afirmaba que en su combate contra el arsenal bélico y la guerra, que mientras los promotores tiene todos los espacios en los principales medios de comunicación, los opositores prácticamente no tienen ninguno. Señores. Esta es la realidad a la que nos enfrentamos. La cobertura que los medios le dan a las Mañaneras y sandeces de López Obrador  es infinita comparada con la que se presta a sus críticos , y si a eso sumamos que hablamos de lo que él quiere, nos intoxicamos sólos.
Tenemos que empezar por reflexionar por qué puerta se metió el populismo  y quienes lo ayudaron. Pero si a estas alturas no sabemos y ni siquiera nos esfprzamos en querer saber qué es el populismo, estamos perdidos. No nos quedaría otra que esperar que por sus promesas incumplidas y falta de recursos para seguir regando dinero, vaya a la bancarrota.
Tal vez sea un aliciente decirles que la patria del nuevo populismo, si, no hablo del populismo a que se refieren Venture o Ionescu. Lo único que tiene en común el populismo de los granjeros norteamericanos y el populismo ruso que de opononia a las reformas de 1861, con el nuevo populismo, es su anticapitalismo; acaba de sufrir un duro revés. Argentina no sólo vio nacer a Ernesto Laclau, vio como su hijo pródigo vertebró lo que sería el evangelio del nuevo populismo. Cuando leí su libro La Razón Populista y observé  cómo en el 2018, se le quería combatir, me provocaba hilaridad. Lo mismo que siguen haciendo todavía muchos. Por algo en  tanto que en Argentina en cada visita ( radicaba en Londres ) que realizaba Claudin, en la plaza principal de Buenos Aires, los Kitchen  lo homenajeaban, aqui lo ignoraban los políticos.  No creí en eso de que seremos otra Venezuela y de que a la gente vería mal que le regalaran dinero.
La puerta por donde entró el populismo la abrieron los mismos que hoy se espantan del populismo.  Esos que desde el púlpito, la pantalla chica y la pantalla grande, el teatro, la prensa, la literatura, la escuela… le cargaron a la política todos los males sin aclarar que es politica y que no es, que hay políticos malos y políticos buenos, que siendo el fin de la política una acción concertada para resolver los problemas comunes, no podemos seguir llamando político a quien deja de trabajar para el bien público.  Nadie debe ser recriminado por ser político sino por dejar de serlo. La política nació para encauzar diferencias y llegar a acuerdos. Es la actividad más noble. Claro que los ataques a la política vinieron desde las corporaciones que entro tiempo hicieron funciones de Estado y que buscan recuperar poder, hasta quienes pretenden que las decisiones más importantes de la nación las tome no la política sino el mercado, un sin número de grupos que saben que quitándole su base social al Estado, podrán someterlo a sus intereses, pero también quienes una vez que vieron cuan desprestigiada la política , se colocaron fuera de la política y se dedicaron a hacer política atacando la politica. Se hizo legal y legítima esa práctica, al grado que el mismo INE permitió que algunos partidos dejaran de usar el nombre de partido y subieran promocionales contra la política y los políticos. Es decir, lo primero que hicieron los populistas fue ubicarse fuera de la politica.  Dado este paso, bifurcaron la escena. Ellos y nosotros. Ellos los políticos, los corruptos, los ladrones, los malos. Nosotros pueblo, pueblo bueno, mártir, víctima del fraude electoral.  No nos confundan, no somos iguales. Fernando Vallespín, en su libro Populismos, nos expica que su concepto de pueblo es deliberadamente ambiguo, entran en ese casillero los que quieren, por ejemplo, para Amlo, los narcos son pueblo, los empresarios no.
Otro paso fundamental es escoger diez o veinte asignaturas pendientes, problemas desatendidos, como pueden ser la economía, la salud, la violencia, la corrupcion… de estos, uno tiene que hegemonizarse. En EE.UU. , Trump tomó la inmigración.  En Europa, los populistas han tomado la Xenofobia.  López Obrador hegemonizó con la corrupcion. Su cantaleta fue su máscara de honestidad.
Como puede verse, el populismo viene de lejos y no me refiereo a las prácticas paternalistas que se encuentran en los mismos emperadores romanos que repartían tierras y trigo. Me refiero a quienes cooperaron con su arribo desnatulizando y traficando con el concepto y la practica política hasta los que desatendieron las demandas y sumieron en escándalos de corrupción al país  y provocaron la desesperación de las masas.
Si a todo esto agregamos  que en los últimos años, en un afán por ganar el voto indeciso, los partidos se olvidaron que son origen de diversidad social y de ofrecer alternativa  de nación, se deslizaron hacia el centro, que es un punto muerto en el espectro ideológico, volviéndolo indiferenciado, con la cual daba lo mismo votar por cualquiera, porque todos los programas se parecían, obligando a una competencia casi exclusivamente en función de eficientismos y moralismos que acabó con opciones y representación.  Claro que esta competencia era auspiciada y celebrada por quienes quisieran elecciones sin altibajos para sus inversiones de largo plazo.  Bueno hasta modelaron el político del siglo XXI. La imagen exquisita y que no toma partido.  El lider social fue estigmatizado como sucio y rijoso. Siempre le dije a Fidel Herrera que tenía buen diagnóstico.  Habia que abrir el tricolor a gente nueva y joven, pero se equivocó al operarlo. Le abrió las puertas a lo junior y a quienes calculó  que le cuidarían mejor sus espaldas. Ya conocemos el resultado de esa práctica.
Enfrentar al populismo requiere replanteamientos teóricos y estratégicos de parte de todos. A nosotros nos toca mostrarle a la población que es un engaño y una trampa, que nos lleva a desastre sobre desastre. Nadie va a aceptar que le quiten lo que le dan. Hay que ofrecer una alternativa viable social y electoralmente. Este país ya no será el mismo. Tenemos que ofrecer simplemente mejores cosas. Eso sólo lo pueden hacer las fuerzas del progreso, no los que hoy únicamente quieren pescar a río revuelto para acumular más riqueza.

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