Un Presidente furioso y sin control

- en Foro libre

Por Sergio Negrete Cárdenas.

Se le cayó el teatrito a López. Por fin, su teflón político (que parecía indestructible) está rayado. Como diría Winston Churchill, quizá no es el principio del fin, pero sí el fin del principio. La principal evidencia de ello no es la casa del junior presidencial en Houston, sino el coraje que muestra un día sí y otro también en sus homilías mañaneras. La sonrisa socarrona se convirtió en una torva mueca. La burla constante ahora es reclamo.

Porque el proyectil le impactó por debajo de la línea de flotación: su cantaleta, entonada por décadas, de ser honrado, sus constantes ataques a las corruptelas del pasado con el resobado “Nosotros somos diferentes”. Joseph Goebbels dijo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, y es lo que el tabasqueño trató de hacer con sus declaraciones y sacar, incansable, el pañuelito blanco. Pero Goebbels no enfrentaba a Carlos Loret de Mola y las redes sociales del siglo XXI.

Llegó la gota que derramó el vaso, y a los sobres llenos de efectivo de los hermanos, los contratos de la prima con Pemex y a los saqueos de la cuñada en Macuspana se agregó la vida ostentosa del primogénito, incapaz de buscar en Houston el equivalente del departamento de Copilco. El padre ni siquiera trató de defenderlo argumentando que trabajaba duro y recurrió al pueril argumento de “al parecer la señora tiene dinero”.

El rencor del tabasqueño pocas veces ha sido tan evidente. El que preside un gobierno que ha hecho de la reserva de información una costumbre, donde muchos contratos se adjudican en la oscuridad, el campeón de la opacidad que nunca tuvo cuenta bancaria o sueldo mientras mantenía a su familia con evidente holgura, exige al periodista que lo denunció que detalle sus ingresos y de quiénes los recibe, según dijo, “en aras de la transparencia”. No es tanto atacar al mensajero como el coraje de saber que se le ha evidenciado como nunca.

Una rabia y frustración que será uno de muchos elementos que lo seguirá descolocando en la segunda mitad de lo que esperaba fuese un glorioso sexenio. El desastre del Tren Maya quedó ya evidenciado, y le demostró al inquilino de Palacio que la imaginación no es buen fundamento para hacer política púuu

blica, menos asignando grandes responsabilidades a ignorantes. Seguirá el turno del aeropuerto de Santa Lucía con su pésima conectividad y continuará Dos Bocas con los costos (como los otros elefantes blancos) fuera de control y, además, sin producir una sola gota de gasolina este año y quizá tampoco el entrante. El broche de oro de 2022 lo representará la regresión eléctrica que el Presidente se obstina en tratar de aprobar. Lo consiga o no, ya ha secado toda inversión en el sector, incluyendo por supuesto de su odiada Iberdrola.

Ya México vivió un cierre sexenal de un Presidente ególatra y frustrado cuando la realidad lo alcanzó y desbarató sus sueños guajiros. José López Portillo trató de rescatar su naufragio nacionalizando la banca y decretando un control de cambios, remedios que empeoraron considerablemente la enfermedad.

Pero esto ocurrió en el cierre del sexenio lopezportillista, mientras que al López actual le quedan casi 33 meses de gobierno. Puede esperarse que la rabieta contra España sea solo la primera de muchas acciones improvisadas y desquiciadas con graves consecuencias. El genio de la comunicación política desaparece cuando le gana el coraje y usa su palestra palaciega para insultar buscando aplausos.

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