Por Inocencio Yáñez Vicencio.
04 de Marzo 2022.- Me he cansado de decirle a los priistas que pueden conocer mejor la historia que de su partido cuentan sus críticos y adversarios, que la que le relatan sus correligionarios. Hace muchos años quise abrevar en los tres tomos que sobre el PRI, publicó su historiador ( lo llamo así porque en el edificio viejo del CEN tiene una placa que así lo reconoce ), Miguel Osorio Marván, que es una narrativa y un legajo de documentos, sin ninguna evaluación que valga la pena. Muy diferente son los trabajos de Robert K. Furtak, Luis Javier Garrido y Miguel González Campeán y Leonardo Lomelí. El primero, de origen Checoslovaco, escribió en 1969: El partido de la revolución y la estabilidad política en México. El segundo publicó en 1982 su tesis doctoral de la Sorbona: El partido de la revolución institucionalizada. Los últimos son coordinadores del libro: El partido de la revolución. Solamente quiero resaltar que Luis Javier Garrido, fue hasta su fallecimiento asesor de Andrés Manuel López Obrador y que jamás fue priista, pero si no les ganaran los prejuicios a tricolores, descubrirían que puede servirle mucho más para su defensa que la montaña de insípidas letras que les legó Miguel Osorio Marván.
Nunca está por demás tener presente aquellas palabras de Gilberto Rincón Gallardo, que externara en el CETRADE, que palabras mas, palabras menos, decía que era muy cómodo atacar al PRI, mérito tenía defenderlo.
Hace poco leía un libro muy referenciado por las autoridades del pensamiento político titulado DEMOCRACIA FUERTE de la autoría de Benjamín Barber, donde nos recuerda que: Ser político es tener que escoger; y lo que es peor, tener que escoger bajo las peores circunstancias posibles, cuando los presupuestos para la opción no están dados a priori, por mandato o por conocimiento puro ( Página 191 ). Con lo que queda claro que la indefinición de esas vedettes que andan de partido en partido nada tiene que ver con la política sino con la mercadería.
Nuestra historia exige deslindes. La suplantación de la lucha por nuestra independencia nacional, por parte del soldado de las fuerzas realistas Agustín de Iturbide, derivó que firmáramos un acta de independencia que dejó intacto el régimen Colonial y las instituciones de las encomiendas, cacicazgos, mayorazgos, haciendas, latifundios, que en buena parte traspolaron los españoles a nuestras tierras para dominar a nuestros pueblos, ocasionando que los primeros cincuenta años de vida independiente fueran de guerras entre quienes querían conservar las relaciones semifeudales y quienes querían liberar la mano de obra servil para impulsar la industria y la construcción de un Estado garantista y secularizado. En 1876 irrumpe Porfirio Diaz, que encuentra un pueblo minado por las luchas intestinas, que entrega las mejores tierras a las Compañías Deslindadoras, mientras mantiene la paz con la política de » mátalos en caliente «, mientras el dictador y su familia aparece como accionista de todas las grandes empresas , como bien lo prueba la investigación que en Estados Unidos realizara Jorge H. Jiménez , en su libro Empresario y Dictador. Porfirio Diaz. Editorial RM.
La Revolución mexicana, como todas las revoluciones, no fue lineal. Recordemos que la Revolución francesa tiene por lo menos tres momentos que cristalizan en igual número de Constituciones. 1791, 1793 ( esta nunca se aplicó) y 1795. Sin contar el Directorio, el Consulado, el Imperio y la restauración y los quiebres posteriores. Por eso nada de raro tiene que nuestra lucha armada haya estallado por una ruptura en el bloque gobernante.
La Revolución maderista es liderada por una facción que quería un régimen porfirista sin Porfirio Diaz. La familia Madero pertenecía a la clase dominante. Eran hacendados y mineros. Eso explica que en la primera escaramuza el Dictador huyera, sabiendo que todos sus intereses quedarían a salvo. Nada lo ilustrará mejor que Madero haya dejado intacto el Ejército Federal. Eso no fue ingenuidad. Eso nos grafica bien una revolución política. Quítate tu, para ponerme yo en la silla presidencial. En 1912 Pascual Orozco se rebela. Zapata lo desconoce. Los porfiristas aprovechan para intentar el retorno del régimen autoritario. El Chacal Victoriano Huerta, consuma el golpe, con la anuencia y apoyo de la embajada de los Estados Unidos. La respuesta no se hace esperar. Venustiano Carranza, toma la estafeta de la Revolución, pero esta vez no sólo quieren el cambio del personal de gobierno, quieren, como bien lo anuncia en su discurso de Hermosillo, realizar una Revolución social, que destruya la estructura hacendaria y latifundista que hasta entonces seguía siendo dominante. Cuando Lucio Blanco, es frenado en su intento de realizar el reparto agrario sobre la marcha, queda muy claro para el varón de cuatro ciénagas, que la transformación en lugar de personal, se hará institucionalmente. Es en Aguascalientes cuando los revolucionarios hacen patente el control del poder militar y político, después de haber quebrado al ejército federal.
En 1917, los revolucionarios mexicanos, teniendo como escenario Querétaro, producen la primera Constitución Social del mundo. Antes que la Constitución Rusa de octubre de 1917 y la Constitución de Wimar. El gran teórico alemán del constitucionalismo Karl Lowenstein , en su libro La Teoría Constitucional, en dos ocasiones le hace un gran elogio. No todos tuvieron palabras de aprobación hacia ella. Los liberales decimonónicos se quejaban que fuera más un programa que una ley. En 1917 el Vaticano emite una carta de condena que reviven en1926 , para iniciar la Guerra Cristera contra el Estado Mexicano, con el propósito de recobrar privilegios, engañando a la población de que se atentaba contra la libertad de creencias.
Las revoluciones producen cotejos sangrientos y la nuestra no fue la excepción. La sangre que arrojó la contienda por la sucesión en 1928, llevó a Plutarco Elías Calles, que a decir de otro hombre fundido en la 4T, Arnaldo Córdova, tuvo dos etapas. Una buena como presidente y una mala fuera de la presidencia; lanza la convocatoria para los revolucionarios comprometidos con el sentido social y el programa contenido en nuestra Constitución, se reagrupen en un partido político que en primer lugar permita dirimir racionalmente sus controversias y le de continuidad a los objetivos de la Revolución mexicana.
Fue el 4 de marzo de 1929, cuando los revolucionarios, principalmente de la etapa 1913-14, los que fundan el Partido Nacional Revolucionario. Algunos que con Madero, sólo deseaban una revolución política, es decir, un cambio de gobernantes, más tarde que temprano, se espantaron de las transformaciones estructurales, como Luis Cabrera, Félix I. Palavicini, José Vasconcelos y otros. El partido fue integrado por fuerzas de dentro y de fuera del gobierno. Había habido intentos de formar partidos nacionales, pero no se habían podido desarrollar. Había partidos socialistas en Tamaulipas y en Yucatán. A la fundación del Partido Nacional Revolucionario concurrieron partidos regionales y organizaciones. La organización sectorial que le imprime Lázaro Cárdenas, condujo a uno que otro perverso a ver en ella un corporativismo fascista, cuando para empezar este partido, por lo menos formal y constitucionalmente ni hizo funciones de Estado ni suplantó la representación nacional. Hoy la comunidad de la ciencia política deslinda muy bien entre corporativismo estatal, social y fascista. El colmo es que esos sesgos muchas veces vienen de gente que a comido gracias a este partido.
En 1939, los grupos patronales que se sintieron afectados por las reformas radicales de Lázaro Cárdenas y que habían sido lanzados a la Guerra Cristera, por la Iglesia Católica, fundaron el PAN, para tratar de revertir la política social.
Hace no mucho fue publicada otra gráfica comparativa de los gobiernos priistas y los gobiernos panistas. Sacando lo que hizo el tricolor cada sexenio y lo que hicieron los blanquiazules en cada sexenio, nos muestra con mucho muy superior la obra del PRI por sexenio.
El PRI realizó todo el reparto agrario. Desde luego. Los beneficiarios contentos. Los afectados muy molestos, porque sin duda había mucho latifundio. El Banco de México fue obra de los priistas. El ISSSTE lo creo el PRI. El IMSS lo fundó el PRI, con una resistencia feroz de parte de la derecha. Las misiones de alfabetización, las hizo el PRI. Muchos maestros rurales sufrieron el corte de orejas de las beneficiarios de la ignorancia. El sistema de escuelas normales lo hizo el PRI. El sistema de escuelas primarias lo realizó el PRI. El sistema de escuelas secundarias y preparatorias lo hizo el PRI. El sistema de Tecnológicos lo hizo el PRI. El sistema de escuelas agropecuarias lo hizo el PRI. Los centros de educación tecnológica y los centros de capacitación los hizo el PRI. Las unidades del Politécnico las hizo el PRI. Ciudad Universitaria la hizo el PRI. Los institutos de investigación de la UNAM, los hizo el PRI. Las ENEP de la UNAM las hizo el PRI. Los CCH y los CECITs los hizo el PRI. La UAM la hizo el PRI. El CONACYT lo hizo el PRI. Las grandes unidades habitacionales que hizo el PRI, fueron sin apoyo de bancos internacionales. FONAPO, INFONAVIT, FOVIIISTE los fundo el PRI. Los hospitales regionales del ISSSTE, del IMSS y de Salud, los hizo el PRI. Desde los tiempos de Adolfo López Mateos, existen desayunos escolares, becas y después el IMAN, apoyos al campo y a los adultos. Los institutos de Cardiología, Nutrición, de las enfermedades respiratorias…que son orgullo nuestro, los fundó el PRI. Los libros de texto gratuitos y los programas de becas al mejor promedio, los creo el PRI. La electrificación de más del 95 por ciento de hogares la hizo el PRI. El sistema de presas lo hizo el PRI. La inmensa mayoría de puentes y carreteras las hizo el PRI. Los centros turísticos los hizo el PRI. De 35 años a 75 años de expectativa de vida de los mexicanos se consigue con alimentación, salud y educación, es obra del PRI.
Cuando te pregunten que hacían los anteriores gobiernos con los dineros que hoy se reparten. Fácil. Hacían escuelas, hospitales, viviendas, carreteras, puentes y servicios.
No olvidemos que la alternancia que tenemos se consiguió gracias a que fueron las mayorías priistas las que votaron las reformas para tener elecciones limpias y un INE autónomo.
El error del PRI fue haberle abierto las puertas a gente sin probar su militancia y su vocación de servicio, que como Javier Duarte y compañía, formaron gobierno sin consultar con su partido y lo que es peor, no menos de la mitad de sus colaboradores eran panistas: Buganza, Tomás Ruiz, Charleston, Ricardo García Guzmán, Tato Vega, Manuel Diaz de León y otros como Juan Manuel del Castillo, Vicente Benitez, Gabriel De Ante. ¿ Y priistas? Pero eso si hay que culparlo de todo lo malo que hagan otros.
A nivel nacional, todas las sinverguenzasas que durante el gobierno de Felipe Calderón y que fueron escándalos de saqueo y corrupción como los del ISSSTE, IMSS, PEMEX, quedaron impunes, gracias a que Enrique Peña, formado en escuelas católicas, les canjeó a los panistas sus votos para sus malditas reformas, por impunidad. ¿ Y el PRI? que siga llevando la cruz de los pecados panistas.
En esta etapa de destrucción que vivimos por parte de un gobierno que engañó a todos, el PRI aparece como el partido sin el cual no se puede explicar la modernidad que en los últimos años logro México y que hoy se ve amezada por los malandros de Morena
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