Guerra cognitiva y la 4T/ Opinión

Alfredo Poblete Dolores

23 de Mayo del 2022.- Los conservadores descalifican y atacan cualquier forma de gobierno que promueva la justicia social. Si se quiere erradicar de la vida pública la corrupción e impunidad se oponen con peroratas o con hipócritas discursos. A los racistas, clasistas, sectarios y abusivos les causan enojo las palabras libertad, igualdad, justicia o respeto.

Los conservadores y reaccionarios han lanzado una guerra ideológica y mediática en contra del presidente y la 4T. En esos ataques —cargados de desdén y desprecio— tienen cabida todas las vilezas, canalladas y mentiras que muchas veces rayan en el absurdo y la ridiculez.

En la segunda parte del actual sexenio los ataques arreciarán. Su clímax llegará en las semanas previas a la elección presidencial del 2024. En nuestro país aplicarán una guerra —en los hechos la aplican— comunicacional híbrida. En ella agregarán el nuevo componente llamado: “guerra cognitiva.” En la OTAN así la llaman y tienen confianza que funcione exitosamente. Afirman que esa “nueva” artimaña de lucha es efectiva porque proviene de “investigaciones científicas”.

El propósito de la “guerra cognitiva” es manipular los pensamientos de quien se exponga a toda su artillería mediática y los obuses impactarán en las formas de producir los pensamientos e inducirán a reprimir ideas progresistas y, al mismo tiempo, fomentarán que elijas y califiques de manera positiva todos los mensajes de ideología conservadora.

Para lograr lo anterior, promoverán la pereza y la flojera para pensar; formarán haraganes para reflexionar sobre lo que se lee, escucha o mira en los medios. En los hechos, muchos compatriotas, ya tienen esos indolentes comportamientos. La inmensa mayoría de medios de comunicación —que en realidad son instrumentos bélicos de la “guerra cognitiva”— intentarán que confíes en todo lo que digan sus propagandistas; que no te preocupes por reflexionar sobre lo que escuchas o lees porque todo ello es verdad; te inducirán a aceptar lo que te dan como información —siempre y cuando provenga de sus fuentes o medios— y a rechazar o reprobar lo que salga de la boca del presidente, de los medios públicos y te convencerán que no leas periódicos que están al “servicio del actual régimen”. Que no dudes de las publicaciones que propagan en las redes y que no verifiques origen, intencionalidad o veracidad de esa información y te “invitarán” a reenviarla sin comprobar su autenticidad.

Una gran proporción de la población ha sido, literalmente, amaestrada para confiar más en sus emociones que en sus pensamientos. La propaganda, noticias falsas y supuestas investigaciones periodísticas están diseñadas para exacerbar las más truculentas emociones. Los conservadores siempre han utilizado al miedo como motivador para actuar de acuerdo a los propósitos que ellos determinen; la aprehensión en lo que nos depara el futuro como trampa para incautos; el pánico a perder bienes materiales para restar seguridad en las políticas actuales; el odio para provocar rechazo y animadversión hacia las transformaciones; etcétera. En resumen, la manipulación emocional para acarrear agua a su molino y en contra de la 4T.

Según el destacado filósofo y semiólogo Fernando Buen Abad Domínguez, en la OTAN, trabajan para troquelar en los pensamientos —de los incautos, ingenuos y pasivos— la aceptación de las ideas de las cúpulas patronales del mundo. Manipulan las mentes y emociones para que valoremos positivamente a las elites empresariales e industriales y —para nuestros adentros— digamos que ellos siempre han tenido la razón y sus causas son “nuestras” causas. No conforme con lo anterior tratarán de convencer —al mayor número de mexicanos— que ese es el mejor patrimonio intelectual que poseemos y que esa “riqueza ideológica” debemos heredarla a nuestros hijos y ellos a su vez a sus hijos. Los “líderes políticos” del PAN-PRI-PRD-MC —sometidos a los grandes capitales del país y del mundo— intentarán, una vez más, convencernos que ellos si tienen soluciones a todos los problemas, presentes y futuros, de México. Los “especialistas”, “expertos”, “académicos”, “intelectuales” y “líderes de opinión” machacarán día y noche que están en contra de las decisiones que toma el presidente y periódicamente firmaran desplegados y cartas abiertas a la opinión pública señalando los desatinos de la 4T y el gran daño que —las obras de infraestructura— le provocan al medio ambiente, al país y al mundo entero.

Tanto los politicastros como los sabiondos dirigen sus “mensajes” a ciertos sectores de la población. Los indecisos son muy apetecibles para convencerlos de las bondades del neoliberalismo; a los apoyadores de la 4T les inyectan dudas y quieren desmoralizarlos con patrañas, calumnias y descalificaciones a la 4T; anhelan que entre 5 y 7 millones de mexicanos se adhieran al voto duro conservador y —con la suma de ambas cantidades de sufragios— puedan ganar la elección presidencial en 2024.

La guerra ideológica/cognitiva no es un asunto conceptual o abstracto. No. Las élites conservadoras no están para perder el tiempo en disquisiciones ni gastar dinero en proyectos baladíes. Ellos invierten sumas importante/s de sus capitales en armas sofisticadas como las diseñadas para controlar y manipular los pensamientos. Sus inversiones las realizan para —entre otros propósitos— prolongar su dominio sobre la economía mundial; para acrecentar sus finanzas personales y empresariales; menoscabar los derechos laborales de los trabajadores y pauperizar los salarios.

Es tanto el desprecio que le tienen al pueblo que para ellos no basta con “derrotarlo” si no que —con las armas de la “guerra cognitiva”— inducirán a la población a concluir que, en el futuro, al trabajador, empleado y a todo subordinado laboral, no se le ocurrirá poner en tela de duda que —esas élites— son infalibles y bienintencionadas y nunca pasarán por sus cabezas ideas de rebeldía o contrarias a los designios patronales. Cuando hablo de élites me refiero al 1% de la población mundial y son ellos los que tratarán de profundizar la cultura del sometimiento.

El pueblo —entre otras tantas acciones— debe organizarse; los pensadores afines a la 4T deben buscar una mayor presencia en los medios de comunicación; es menester que las autoridades aceleren los esfuerzos educativos —en todos los niveles escolares— orientados a la formación humanística; es necesario multiplicar la capacitación política entre los jóvenes de MORENA. Es deseable que los simpatizantes de la 4T y los funcionarios afiliados al partido en el poder se comporten con apego a la ética y honestidad y usar esos distintivos —en el discurso y en el día a día— como banderas de lucha. Lo peor, es quedarse de brazos cruzados y dejar que las élites conservadoras nos subyuguen de nueva cuenta. La “guerra cognitiva” y el conservadurismo deben ser derrotados en las urnas y en cualquier espacio público o político.

Los pueblos del mundo están cimentados —entre otras sapiencias— sobre la justicia, verdades históricas y conocimientos derivados de la ciencia. La “guerra cognitiva” pretende imponer ideas opuestas o contrarias de esos avances culturales y civilizatorios ¿lo permitiremos?

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