Veintiocho Días Después / César Gaspar Cortés Zilli / Opinión

A un poco más de veintiocho días después de la elección presidencial, de elecciones a gobernaturas en nueve Estados de la República, así como el Congreso Federal y Congresos locales, presidencias municipales en algunos Estados, valdría la pena recordar la película 28 días después, protagonizada por el actor irlandés Cillian Murphy, drama en el cual el protagonista despierta de un coma para descubrir que la ciudad donde vivía ya no es la misma, una epidemia causada por un virus variante de la rabia afecta a la población, convirtiéndolos en un tipo de zombies voraces.

Así pues, lo mexicanos veintiocho días después, despertamos de ese coma inducido tras saber los resultados de la elección en donde el partido Morena y su candidata Claudia Sheinbaum Pardo, resultaron ser los ganadores indiscutibles, con un poco más de treinta cinco millones de votos a favor.

En esta elección sui géneris, Morena ganó casi por completo las elecciones y tiene la mayoría del Congreso, vale la pena citar la famosa frase del expresidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, “haiga sido como haiga sido”, así las cosas, sabrá dios, el INE, el Centro Nacional de Inteligencia CNI o los servicios de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional SEDENA lo que realmente ocurrió el dos de junio, o porqué la gente se volcó a votar a favor de Morena, a que se debería tanto apoyo ciudadano, o porqué tanta emoción por dicho partido.

En el recuento de los daños, los dos grandes perdedores de esta elección fueron el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional; En primer lugar, el PRD fue un partido político disruptivo que nació de un rompimiento con el viejo régimen priista, que unió diversas facciones y tribus, dichas divisiones y sectarismo lo llevaron a su propio fracaso.

Uno de sus hijos pródigos Andrés Manuel López Obrador, aquel joven agitador tabasqueño, que en su momento fue un gran activo para el partido, se llevó más de la mitad de afiliados a su nueva empresa política Morena, la parte restante de ese partido no contó con un liderazgo, ni tuvo más propósito que vivir del erario público.

El PRD se convirtió en el negocio de una minoría rapaz, que no representaba a la ciudadanía, ni a los pocos militantes que le quedaban, de ahí que, ante el contundente triunfo de Morena se consumó el parricidio político y el partido del sol perdió su registro al no alcanzar el mínimo porcentaje de votación requerido.

Por otra parte, el Partido Acción Nacional, ha perdido su identidad política, está adueñado por grupos internos (los padroneros), los cuales eligen a los mismos candidatos de siempre en detrimento de su propio partido. La receta está aprendida, adueñarse del partido y beneficiarse con candidaturas, negocios en lo obscuro y poner candidatos a modo para que pierdan, ser oposición es un negocio personal.

Ahora bien, los partidos ganadores en esta elección son Morena, PRI MC, VERDE y PT. En primer lugar, Morena, que poco a poco se ha convertido en un partido cuasi hegemónico, que intenta gobernar todo el país, incluso a pesar de haber barrido, los pocos Estados y municipios en donde perdió los disputa en tribunales de manera ociosa.

El Partido Revolucionario Institucional, que, en opinión de analistas políticos, vendió más de la mitad de su partido a Morena, logró consolidarse como la tercera fuerza política del país a pesar de la mala opinión pública, mantuvo su registro con su alianza con el PAN y el PRD, la cual le dio frescura y propósito, jugó bien sus cartas y se benefició electoralmente en su faceta de oposición.

Con respecto de la chiquillada; Movimiento Ciudadano, Partido Verde, y el Partido del Trabajo. Consiguieron lo impensable, de ser partidos satélites, se convirtieron en pequeños feudos políticos, que van a vender cara sus alianzas; mantuvieron su registro, ampliaron sus bases y desde luego sus prerrogativas. Todo pese a sus dueños, Dante Delgado, Emilio González “el niño verde” y Alberto Anaya respectivamente, jugaron a lo suyo, mantenerse en el poder, crecer y vivir del presupuesto.

Finalmente, también vale la pena reflexionar sobre la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, una candidata que no convenció a propios ni extraños, algunos opinólogos señalan que el propio presidente la propuso y que la oposición sumisa y obediente, por estupidez o ambición, promovió a ese personaje irreverente, sui generis, pero que no era una candidata competitiva, que estaba para perder, no representaba ni a los partidos ni a la oposición como proyecto de país.

En consecuencia, los resultados sólo denotaron la podredumbre política de la oposición y de la propia candidata que, a las primeras de cambio, demostró su incapacidad política, más que su talante democrático, no dio margen de maniobra para asegurar lo ganado, y lo peor, que ahora amenaza con hacer giras, será que ya tiene el síndrome del aguardiente (nunca va ser presidente), o será que es un buen negocio fingir ser oposición.

Por último, una prospectiva; lo que mal empieza mal acaba, la presidenta electa comienza su era con una imposición de reformas al poder judicial y propuso su encuesta al estilo morena (con otros datos, sin fuentes, ni metodologías claras, mintiendo), le aprendió bien al maestro.

Asimismo, recibe de herencia secretarios de Estado designados por el actual presidente, y con la amenaza de este de intervenir cuando no le parezca algo. Tales hechos afectaron la confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, generan un clima de desconfianza en un sexenio que todavía no comienza y que ya tiene errores y altibajos.

Nadie puede callar al líder ahora y quien sabe después, y; a pesar de los intentos de minimizar los daños, el mensaje es claro, aquí manda Andrés. La interrogante es si tendremos un Maximato.

Popularmente se dice gente que los cachorros abren los ojos a los doce días y que hay gente que nunca los abre, esperemos que la ciudadanía los abra por lo menos 28 días después.

 

César Gaspar Cortés Zilli

Abogado y Economista, egresado de la Universidad Veracruzana.