Consideran alarmante el suicidio en estudiantes de posgrado, revela presentación de estudiante de UV Carlos González

Suicidio.
- en Foro libre

Xalapa, Ver.- La siguiente ponencia es una colaboración del estudiante de posgrado en educación por la Universidad Veracruzana Carlos Eduardo González Gómez quien estudia el fenómeno del comportamiento suicida en población universitaria, lo que le ha permitido adentrarse en diversos espacios para hablar del tema.

A continuación, comparto de manera esbozada algunos extractos de mi trabajo, recordando que todo lo dicho está sustentado en las investigaciones más recientes, 2021 en adelante, y que se espera próximamente salga la investigación en extenso para ser leída por el público en general:

·         El comportamiento suicida es un fenómeno complejo y multifactorial, de corte psicológico, el cual se caracteriza por la presencia de sufrimiento y un intolerable dolor psicológico, donde el individuo, al encontrarse en circunstancias determinadas, las cuales experimenta y siente de manera insoportable, toma la decisión de terminar con su vida, llegando a ser un enigma, un estigma y un tabú, rechazados socialmente y catalogados como individuos valientes-cobardes, culpabilizando en ocasiones a los familiares cuando la persona termina con su vida.

·         El suicidio en estudiantes de posgrado es preocupante, alarmante y muy debatible, lo cierto es que pocas son las investigaciones realizadas a profundidad.

·         La evidencia en función del comportamiento suicida en estudiantes de posgrado ha inquietado y puesto en jaque a investigadores, profesionales de la salud, docentes e instituciones.

·         Algunas situaciones que transitan los estudiantes de posgrado, cuyo sufrimiento psicológico estaría presente, se destacan: desarrollo de una tesis, presión que tienen para publicar y ser considerados “productivos”, participación en eventos nacionales e internacionales y dificultades financieras.

·         Cuando los estudiantes de posgrado presentan problemas de “ansiedad” en conjunto con síntomas “depresivos”, el comportamiento suicida hace acto de presencia.

·         Es imprescindible que los estudiantes de posgrado tomen la iniciativa de buscar ayuda psicológica antes de considerar suicidarse, reconociendo que en muchas ocasiones no podrán afrontar su situación por sí solos.

·         Los estudiantes de posgrado que tienen más de 30 años sufren mayor presión social y familiar, detonando un mayor riesgo de suicidio.

·         La dedicación de hasta 80 horas semanales, incluidos fines de semana, incrementa el sufrimiento psicológico, específicamente por un desequilibrio entre el tiempo dedicado a la vida académica y la vida personal-familiar.

·         Cuando hay exclusividad al posgrado, se obliga a muchos a dejar sus trabajos, renunciar o permanecer desempleados para ingresar al segmento académico, lo que potencializa el comportamiento suicida. Y peor aún, en muchas ocasiones ni siquiera recibir becas de posgrado es garantía de seguridad económica, en ocasiones no alcanza para cubrir todas las necesidades personales.

·         Se deben elaborar políticas universitarias dirigidas a promover el bienestar psicológico basadas en el decremento del comportamiento suicida.

·         Se deben establecer en las instituciones académicas de posgrado departamentos orientados a propiciar el bienestar psicológico de los estudiantes, así como aquellos investigadores que lo requieran.

·         Largas horas dedicadas al trabajo académico, deterioro en la relación con la familia, grandes exigencias en la producción de artículos, son el caldo de cultivo para que se presente el comportamiento suicida.

Adicionalmente a mi ponencia, añadir que el tema fue considerado de vital importante por diversas personas, obtuve 3 propuestas para realizar el Doctorado en instituciones nacionales, en el Doctorado en Psicología y el Doctorado en Educación Inclusiva, estas dos últimas de la Universidad Veracruzana, así como una propuesta en Estados Unidos. Debo ponerme en contacto a través de los correos de los investigadores de cada instituto donde hubo interés en caso de querer postularme el próximo año. Sin embargo, considero más ad hoc llevar a cabo este estudio en el contexto de la Universidad Veracruzana, pues algo que mencione al principio de mi ponencia es que actualmente doy consultoría psicológica a ocho estudiantes de posgrado, seis de doctorado y dos de maestría, adscritos a la Universidad Veracruzana, que presentan riesgo suicida, y es menester no desatender a esta población, pues ellos hacen mención que hay más estudiantes en sus respectivos posgrados, principalmente de doctorado, con la misma situación.

Considero oportuno adquirir una óptica critica en torno a lo que compete al comportamiento suicida, por lo que me gustaría agregar lo siguiente, reiterando que ha sido el resultado de leer a grandes autores como lo son Thomas Szasz, Ernesto López, Miguel Costa, Emilio Ribes, Marino Pérez, entre otros:

·         Los problemas psicológicos no deben ser considerados como enfermedades, sino más bien conflictos en las relaciones interpersonales e impersonales.

·         Es inadmisible hablar de “salud mental”, el concepto de salud compete a la biología, y si aquello que se conoce como “mente” está saludable, también podría ocurrir su contraparte, es decir, que la “mente” se enferma, lo cual es absurdo. Es hilarante pensar que la “mente” se ubica en el cerebro, y desafortunadamente este cerebrocentismo ha causado que todo se le atribuya al cerebro, se han medicalizado los comportamientos no aprobados socialmente, percibiendo al fármaco como la panacea que “cura” todos los males.

·         El nacimiento formal de lo que se conoce como psicoterapia se da por allá del siglo XIX, ahí las llamadas “enfermedades mentales” se relacionaban con el funcionamiento del cerebro y las perturbaciones de las pasiones. Este dualismo, lo físico y lo espiritual, ha provocado que en la actualidad se considere que hay algo “dentro” de uno que es el causante de lo que nos ocurre, dando paso a la medicalización de la vida social, principalmente como una práctica ideológica.

·         No existen los “eventos mentales”, “acontecimientos mentales” “enfermedades mentales”, “trastornos mentales”, “desórdenes mentales” y cualquier otro concepto que haga alusión a lo “mental”. De existir, seria reconocer que hay algo que “tratar o curra” o que la medicalización es necesaria. Lo mismo ocurre con la mal llamada psicología clínica.

·         La psiquiatría carece del rigor y conocimiento sistemático sobre los procesos que regulan el comportamiento, aunque lo que si ha hecho es contribuir de una u otra manera al control social, es considerada una pseudociencia y sus procedimientos “terapéuticos” son, además de cuestionables, pseudoterapias.

·         La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un oxímoron conceptual híbrido. Actualmente, la mayoría de “terapias” circunscriben su aplicación en los criterios y manuales del DSM.

·         No se debe olvidar que el crecimiento descomunal de los “desórdenes mentales”, establecidos en el DSM, fue concentrado por un reducido grupo de “expertos”, que a diestra y siniestra deciden que desordenes debían idearse e incluirse, los cuales tuvieron vínculos con la industria farmacéutica, obteniendo todo tipo de financiamientos. Lo anterior no es nada extraño, ¿qué farmacéutica no estaría cautivada si mediante el sufrimiento de las personas, auspiciado por el DSM, pudieran generar grandes remuneraciones económicas?

·         Es inhumano que se usen fármacos cuando fehacientemente se desconoce el efecto completo de lo que las drogas, de corte psiquiátrico, podrían provocar, mucho menos se sabe si el cerebro será capaz de recuperarse. En este mismo sentido, hay un fuerte respaldo empírico que hace mención de las consecuencias aversivas por el uso innecesario de tratamiento farmacológico para tratar “diagnóstico” de esquizofrenia, depresión, ansiedad, TLP, TDAH, etc., es más fácil drogar a una persona para que emita comportamientos socialmente aceptables, que ver lo que compete a los procesos de aprendizaje. Peor aún, es lamentable que la mayoría de los tratamientos farmacológicos suelen durar muchos años.

·         No todo se resuelve con “terapia”, se sobredimensiona la pertinencia de la “intervención” del psicólogo. Nuestra participación como psicólogos en los llamados “problemas psicológicos” ocupa un espacio muy muy pequeño, de debe tener honestidad para informar a la persona que habrá muchas situaciones que deberán efectuar otros profesionistas, y que el psicólogo nada puede hacer. En pleno 2024, la mayoría de individuos están hiperpsicologizados, el psiquiatra patologiza su comportamiento, ya se adoptó y normalizó en la cotidianeidad el uso de fármacos, incluido el internamiento en hospitales psiquiátricos.

Finalmente, reiterar la importancia de ser autocritico en todo momento, no invalidar el sentir de las personas que reportan riesgo suicida y buscar “aquello” que empíricamente ha mostrado cambios favorables, pero sin olvidar reconocer el límite en nuestra “intervención”. Me siento satisfecho de haber dado “el alta” a más de 100 consultantes, no pacientes porque no están enfermos de nada, que presentaban ideación e intento suicida. Afortunadamente no me ha pasado, pero puede ser el caso que en algún momento un consultante termine quitándose la vida, y debemos aceptar que no fue culpa nuestra, y que hicimos hasta donde nuestras posibilidades no lo permitieron. Igualmente, considero que para ser psicólogo que atiende a población con riesgo suicida, se debe tener disponibilidad, pues el consultante puede hablarte a cualquier hora del día. Es verdad que se deben conocer estrategias de “contención”, con evidencia empírica sólida para el caso del riesgo suicida. Verbigracia, Habilidades de Tolerancia al Malestar y el Coaching Telefónico, ambas emanadas desde Dialectical Behavior Therapy (DBT).

 

Sobre el colaborador Carlos Eduardo González Gómez.

El 06 junio participó como ponente en el XX Coloquio de Investigación de la Red Multirregional de Programas de Posgrado de calidad en psicología con un tema en relación al autismo, seguimiento de instrucciones y comportamiento suicida.

Presentó dos carteles en el 7° Foro Internacional de Educación Médica y Derechos Humanos (OBEME), por parte de la Universidad Veracruzana, con temáticas relacionadas al autismo, seguimiento de instrucciones y el comportamiento suicida, también se presentó con su cartel en el Congreso Mexicano de Análisis de la Conducta y ser expuesto en Mérida, Yucatán con un tema en relación al autismo, seguimiento de instrucciones y comportamiento suicida.

En agosto fue ponente en la Asociación Mexicana de Suicidologia con un tema en relación al autismo y el comportamiento suicida en un estudio de caso único.

El 21 de agosto y septiembre fue invitado a la Universidad Autónoma de Chiapas y la Red Regional de Tutorías Sur Sureste ANUIES para participar como ponente en temáticas relacionadas a la tutoría y el comportamiento suicida.

De igual forma el Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado (COMEPO) y de la Universidad Veracruzana le invitó a participar como ponente en el 37º Congreso Nacional de Posgrado y Expo Posgrados 2024 en un tema relacionado a estudiantes de posgrado y el comportamiento suicida y en septiembre participó en un conversatorio a través de la página de Facebook de Semillero Conductual con el tema: ¿Es posible intervenir cuando una persona autista presenta riesgo suicida? Todos los temas antes mencionados, aunque se asemejan en el título, son diferentes, no hubo replica entre los estudios, esa era una de las especificidades para participar.

En este sentido, el pasado miércoles 25 de septiembre la UV fue sede del 37º Congreso Nacional de Posgrado y Expo Posgrados 2024, estuvieron ahí institutos de posgrados de varias partes de la república mexicana, y ese mismo día participó  como ponente con el tema titulado: “Prevención del Comportamiento Suicida en estudiantes ingresantes de posgrado, adscritos a la Universidad Veracruzana”.

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