Por: Isaac Martínez Pérez/Columna
La reciente noticia de la realización del Festival del Mar en Coatzacoalcos, Veracruz, en el mes de agosto, ha desatado una ola de críticas en redes sociales, dirigidas principalmente hacia la gobernadora Rocío Nahle García.
Este anuncio, que en principio debería ser motivo de celebración para la ciudad y para la región, se ha visto empañado por una serie de cuestionamientos y reproches hacia la mandataria. Ya que como todos sabemos Coatzacoalcos y todo el sur, viven una brutal crisis de violencia, inseguridad, secuestros, extorsiones, desde hace mas de 20 años, el PRIMOR entregaron el municipio a la delincuencia. Y basta ver los resultados. Coatzacoalcos, es ahora, un pueblo fantasma.
Las críticas se centran en la percepción de que el festival es un evento superfluo y despilfarrador, especialmente en un contexto donde existen necesidades más apremiantes que atender. La indignación ciudadana parece haberse detonado por una sensación de falta de sensibilidad ante la crisis social y económica que atraviesa Veracruz.
La pregunta que surge es: ¿Realmente es prioritario un festival mientras la población lucha contra la inflación, la pobreza y la falta de oportunidades? La polémica se ha visto avivada por las fuertes críticas a la gestión de Rocío Nahle como gobernadora, especialmente en relación al manejo de los recursos públicos.
La percepción de que el Festival del Mar es una maniobra para desviar la atención de estos problemas, ha generado un clima de desconfianza hacia la funcionaria y hacia el gobierno en general.
El debate sobre el Festival del Mar en Coatzacoalcos refleja una profunda división en la sociedad veracruzana. Por un lado, se encuentran aquellos que celebran la iniciativa y la consideran una oportunidad para impulsar el turismo y la economía local. Por otro lado, se encuentran aquellos que la critican por considerarla un gasto innecesario y un intento por distraer la atención de los problemas reales del estado.
Es importante destacar que este debate no se limita a la figura de Rocío Nahle, sino que se extiende a la forma en que el gobierno prioriza sus recursos.
La pregunta crucial es: ¿En qué medida la inversión en eventos como el Festival del Mar se justifica frente a las necesidades más urgentes de la población? La polémica del Festival del Mar en Coatzacoalcos nos obliga a reflexionar sobre la manera en que se administran los recursos públicos, la transparencia en la toma de decisiones y la sensibilidad del gobierno hacia las necesidades de la población. Mientras que unos celebran la iniciativa, otros la consideran un signo de la desconexión entre el gobierno y la realidad de la sociedad.
El debate continuará, y las redes sociales seguirán siendo un campo de batalla para expresar la diversidad de opiniones y las tensiones que se viven en la actualidad.
En el contexto, tampoco puede dejarse del lado el pésimo papel de los alcaldes de Coatzacoalcos, pasando por los del PRI y ahora por los de MORENA, Victor Carranza Rosaldo saqueó el municipio sin piedas, también lo entregó a la delincuencia, luego viene Amado Cruz que decide irse por el mismo camino, la CORRUPCIÓN antes que hacer algo por el municipio. Y ahora para colmo, otra vez le entregan a los Rosaldo el municipio. De plano, se nota que MORENA no tiene la mas mínima intención de levantar al municipio. Muy lamentablemente, en detrimento de los ciudadanos y quien tenga algún comercio pues el pago de piso está a todo lo que da.
Estas cosas son las que debe atender primero la gobernadora y después pensar en fiesta y festivales que solo buscan distraer a la población,
Es cuanto.
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