Figura sin respeto

Trujyper/ Verba Brava 

El problema mayor que enfrenta el gobierno de Javier Duarte es la falta de dinero, recibió una administración quebrada producto del abuso de un sexenio irresponsable, voraz, con vocación depredadora; del cual también fueron  parte, secretarios de despacho, diputados locales y federales, alcaldes de todos los partidos y empresarios privados. Casi todos.

Por lo anterior es que las culpas por la falta de liquidez actualmente también son imputables a todos ellos. No dar vuelta a lo que no tiene vuelta; decía Yayo Gutiérrez.

El desgaste político que ahora carga JDO, la impopularidad hacia su persona, su gobierno y su partido el PRI no son calumnias, ni campañas de sus enemigos o contrincantes,  ni inventos de sus críticos; son el resultado de las malas acciones  de los gobiernos a los que ha pertenecido el joven político.

La herencia maldita  que es el endeudamiento originado por Fidel Herrera no le permitió gobernar a Javier, quien no ha podido actuar ni solidificar proyectos por buenos o positivos que éstos fueren. No hay credibilidad en el gobierno.

JDO ha tenido que gobernar con el uso de la palabra con mentira, de la promesa sin cumplimiento, de la imagen con falsedad, ¿es parte del show?. Forzadamente llegó a esta forma de gobierno para tratar de mantener una imagen de liderazgo que desafortunadamente no ha logrado, y le faltan dos años y varias elecciones  para concluir su administración estatal. No es de él toda la culpa, aunque en el tiempo actual es responsable.

Es cierto que todos los políticos, durante todos los tiempos, han usado la mentira como herramienta para mantenerse en el poder, sin embargo en los últimos 10 años en Veracruz se ha abusado de ello, al grado de llegar casi a la ingobernabilidad.

Junto al problema económico está la crisis social, se tiene por sentado, y en Veracruz estamos a un paso de situaciones que podrían convertirse en irreversibles con resultados negativos y funestos. El inicio de esta problemática son las tomas de oficinas públicas, interrupción de tráfico en ciudades y carreteras, manifestaciones desquiciantes y con violencia, y hasta la descalificación al gobierno estatal de parte de gobiernos eclesiásticos.

Sin embargo podría JDO tener  un modo de salvar su dignidad de político y de persona en los próximos meses. Su asesora y consejera de alto perfil en cuestión de imagen de gobierno, la señora Karime Macías Tubilla quizá avalaría la propuesta; aunque para tal fin  se requiere valor, carácter y entereza para obtener el triunfo, se lograría respeto  y el reconocimiento de millones de paisanos y en momento determinado hasta en un plano nacional.

Entender que es preciso perder el miedo a ser libre.

Si la raíz del problema que enfrenta la política financiera de  JDO es la herencia maldita que le dejó Fidel Herrera, entonces que empiece a jalar a cuentas para castigarlos -antes de que prescriban los presumibles delitos en que incurrieron-a quienes hayan cometido abusos, malversaciones, robos, atracos, y saqueos al erario público durante el sexenio del “Agarrapendejos más grande que ha parido la Cuenca del Papaloapan”, del “Trimegistro de los pies descalzos con sabañones”.

Aunque a decir verdad FHB pudiera ser calificado de  ladrón, pero no de pendejo. Convidando el botín,  fue como hizo cómplices de fechorías y delitos a diputados, alcaldes, periodistas, secretarios de despacho, empresarios, candidatos, partidos políticos, con todos ellos compartió la riqueza que fue saqueada y  hoy falta en  Veracruz.

(Y que no me vaya a salir La Nauyaca con la succionada de ¡pruébamelo!, porque yo no le hago al sexo oral ni soy ministerio público ni fiscal.)          

Lo que no deja de ser cierto es que para los priistas y para JDO, pudiera ser la última oportunidad de recuperar su “prestigio” ante los votantes, meter a la cárcel y quitarles parte del dinero -para restituirlo a las arcas- que han  robado durante 10 años a algunos de los que saquearon a la entidad. Nomás a algunos, no es necesario que a todos.

La popularidad de JDO se proyectaría exponencialmente hacia arriba en un año electoral donde el PRI está urgido de votos. Y de paso quedaría bien ante el primer priista del país Enrique Peña, quien tiene una espina clavada desde que en Veracruz, en el sexenio de Fidel,  balearon la camioneta donde viajaban sus hijos, cuñada y suegro y donde mataron a cuatro escoltas del Estado de México.

El PRI y Duarte de no meter a la cárcel y recuperar lo que se robaron  los bandoleros fidelistas, ese estandarte lo blandirán diariamente en sus campañas los contrincantes políticos sean azules, amarillos o tornasolados. Estoy seguro este discurso les dará votos por millones a la oposición al PRI. Hasta podrían utilizar el mismo discurso Héctor y Pepe Yunes aún continuando como priistas o en la oposición.

¿Acaso Javier se somete al autoanálisis íntimo de su actuación como gobernante? ¿Acaso no ha pensado librarse del negro yugo? ¿Y cuando la historia lo juzgue, qué pensarán sus hijos del gobierno de su padre?

¿Cuántos auxiliares, ayudantes y amigos de los que Javier contrató para cogobernar, -nadie votó por ellos-  o de los que le impusieron, le hablan con la verdad cruda, lo respetan como amigo, jefe y compañero de aventura política?

Si quienes comparten con él el ejercicio del poder, le engañan, no le obedecen, le maquillan la realidad; siete millones y medio de veracruzanos han perdido el respeto a la figura institucional de Gobernador desde hace 10 años, y eso yo lo califico de asunto político grave.

Y cuando brota el barrio en la banda,  resume lo anterior en que; si escupes pa´rriba, te cae la baba en la jeta; no, pos sí. Agregando filosóficamente en cuestión de acuerdos que lo que la boca habla, el kulito lo sostiene. De bigotemachín.