Orizaba, Ver.- Uno a uno, los 143 nombres de los desaparecidos en la región Córdoba-Orizaba se fueron leyendo en el marco de la misa que el padre Julián Verónica Fernández ofició este fin de semana en la iglesia de Nuestra Señora de la Concordia. Las madres y padres elevaron una oración a Dios, implorando encontrar al menos los cuerpos de sus seres amados para poder ofrecerles cristiana sepultura.
Se trató de la cuarta misa que los integrantes del Colectivo de Familiares de Desaparecidos región Córdoba-Orizaba, llevaron a cabo recordando que el 30 de agosto se celebró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.
Cuando el cura leyó en voz alta los nombres de las personas desaparecidas, al menos 143 tan sólo en la región Córdoba-Orizaba, algunas madres soltaban en llanto. Y al mismo tiempo, los que lograban hablar decían estar presentes para recordar al hijo a la hija amados, que fueron desaparecidos en el marco de esta historia de terror que le ha tocado vivir a Veracruz desde hace ya casi 12 años.
“Por todos aquellos hermanos a lo largo y ancho de Veracruz y de la República Mexicana que están uniendo sus voces, católicos y no católicos, creyentes y no creyentes; porque sabemos que lo que pasa a uno, nos pasa a nosotros”, indicó el cura.
Y para que esos hermanos, donde estén, Dios sea su fuerza, su sostén, su guía. Pidieron por la conversión de aquellos que han olvidado que somos hermanos y han hecho daño, y siguen haciendo tanto daño, “pedimos misericordia”.
En su mensaje el sacerdote, reconoció que la de los familiares, “es una peregrinación dolorosa, en donde Dios no nos suelta”, y recordó un salmo que indica: “El señor cuida a quien lo ama. Pues aunque sus hijos estén aquí, no los podamos ver, tocar o palpar, Dios cuida de ellos. Él es Dios, cuida de ellos, de su integridad, y hay algo que no alcanzamos a digerir o vislumbrar. El salmo continúa ‘no está lejos de aquellos que lo buscan muy cerca está de quien lo ama y lo invoca”.
Nosotros no le decimos al Señor que quien hizo daño lo pague, sino que tenga misericordia de su corazón. Y que tenga misericordia de todos nosotros porque esta situación ya pare.
Anotó que ésta, es una iglesia que sufre, que está dolida, y en la que caminamos todos juntos. Porque dijo que sacerdotes y hermanos de la misma fe, hacen suyos el sufrimiento que experimentan, y los acompañan, “es lo que podemos hacer, acompañarlos”.
Anunció que en el mes de octubre en el municipio de Acultzingo, se tendrá otra actividad, aún sin fecha definida, “la siguiente ocasión nos veremos allá y seguramente con el Obispo presente”.
Muchos de los familiares aprovecharon para llevar las fotografías en lona o mantas de sus seres queridos que están desaparecidos. El párroco se mostró muy solidario con el dolor de todas estas personas que claman por encontrar vivos a sus hijos, padres, hermanos, hermanas, o al menos un cuerpo para ofrecerle cristiana sepultura para que puedan descansar en paz.
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