Por Alfonso Romero V/
Xalapa, Ver. Al crear un Consejo Indígena de Gobierno en mayo próximo, nombrar una mujer indígena como vocera y hacerla candidata a la presidencia de la república en las elecciones de 2018, los pueblos originarios «vamos a desafiar al sistema machista, racista y patriarcal«, aseguraron en Xalapa jóvenes representantes de los pueblos nahua, popoluca y totonaco, delegadas y delegados del Congreso Nacional Indígena (CNI), que este 2017 cumple 20 años de existencia.
«No importa si se ganan o no las elecciones, lo que importa es el desafío, la insumisión, y recuperar el lugar en este país que se nos ha negado por siglos», aseguraron Gabriela Citlahua y Jesús Flores, delegados del pueblo nahua de dos de las regiones indígenas más golpeadas por la violencia y amenazadas por megaproyectos en la entidad: la sierra de Zongolica y la Huasteca veracruzana.
Frente a distintos grupos y colectivos movilizados que colmaron el auditorio del Instituto de Históricos y Sociales de la UV, minutos antes del inicio del encuentro, los cuatro delegados que son también estudiantes universitarios, aclararon la propuesta avalada en diciembre pasado en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, por más de 800 representantes de 43 de las etnias que existen en el país.
Ésta fue definida por Maribel Cervantes, del pueblo popoluca, como «un llamado a la organización que va más allá de las elecciones y puede ser mucho más grande que la insurrección del 94″.
El reto, dijo, es superar el menosprecio que se sigue dando hacia los pueblos originarios, «no sólo por ser indígenas o mujeres, sino por atrevernos a pensar juntos cómo reconstituir este país». Para el Estado, reprochó Flores, «la única congruencia válida o posible es que seamos indígenas y miserables».
Omar Lázaro, del pueblo totonaco, explicó que este proceso organizativo, que ya ha iniciado el CNI en Veracruz, nace de «compartir la palabra y hermanar las luchas, de escucharnos y sumarnos para que sean las propuestas y sentires de los pueblos que más saben de resistencia y dignidad y encaminarse a parar esta guerra de exterminio, no sólo contra los indígenas, sino contra todo el pueblo de México».
La intención del CNI no es competir con los partidos y toda la clase política, advirtió Maribel: “no nos confundan, no somos lo mismo, no estamos pensando ni estamos haciendo lo que ellos hacen. Nosotros lo único que estamos haciendo es recuperar la palabra colectiva de abajo y a la izquierda, esa que sacude al mundo y hace que la tierra retiemble con epicentros de autonomía».
El tiempo de las mujeres
Gabriela, quien se presentó como una de la pocas mujeres indígenas que han logrado llegar a la universidad en su región, lamentó que México siga siendo un país machista, racista y patriarcal: «para nosotras es muy difícil estar aquí cuando todos nos dicen que nuestro lugar es la casa, haciendo tortillas, atendiendo al papá, al hermano, a tus hijos o al marido; nos dicen mujer tú no piensas, mujer tú no eres quien puede dar ideas, no eres quien puede abrir el diálogo, y es todo lo opuesto».
Nosotras, dijo, somos quienes tenemos la capacidad y la sensibilidad de escuchar, de esparcir la palabra, de hacer muchas cosas a la vez, de combinar nuestras muchas ocupaciones personales, profesionales, familiares y además, atender la lucha. «Ya es momento de que nosotras busquemos y tengamos nuestro lugar en el país, por eso vamos a regresar a seguir moviendo a nuestras comunidades y hacer retemblar la tierra«.
Maribel explicó que el papel de la vocera mujer indígena será sólo representar y no mandar: «quien va a gobernar es el Consejo Indígena de Gobierno, si es un papel importante, y es un reto para la mujer que sea elegida, porque ya de por sí recibimos tantas críticas y tanta discriminación sólo por la propuesta, pero este es el camino que elegimos juntos y para el que ya nos estamos preparando colectivamente».
Explicaron que el cargo será rotativo y revocable, tanto el de la vocera como el de los integrantes del Consejo Indígena de Gobierno, y partirá de los principios del mandar obedeciendo que rigen al CNI y a las comunidades zapatistas: servir y no servirse, construir y no destruir, obedecer y no mandar, proponer y no imponer, convencer y no vencer, bajar y no subir, representar y no suplantar.
Denuncian amenazas
Para los delegados, la propuesta del CNI es «a lo mejor la última oportunidad que tenemos de seguir existiendo» ante las amenazas que asedian hoy a los pueblos originarios, entre las que destacaron concesiones para fracking, parques eólicos, minería a cielo abierto, hidroeléctricas, oleoductos, pozos petroleros, cultivos transgénicos; privatización del agua, contaminación del suelo, además del recrudecimiento de la inseguridad por la corrupción y el narcotráfico que genera migración, desapariciones forzadas, asesinatos, feminicidios, secuestros y violencia, en prácticamente todas las regiones indígenas del país.
«Nuestras comunidades no sólo están marginadas sino fragmentadas, desarticuladas, jodidas por los programas asistencialistas, con un montón de dolores y están perdiendo sus manifestaciones culturales». «Se han convertido en basureros donde tiran los cuerpos los grupos delincuenciales, donde las políticas públicas legalizan el saqueo, donde se está promoviendo la compra masiva de ejidos», «Aquí no hay hospitales ni escuelas, las embarazadas mueren por falta de atención a la salud, como si los indígenas no existiéramos», denunciaron los delegados.
El acuerdo y la propuesta conjunta del CNI y del Ejército Zapatista de Liberación nacional (EZLN), surgió justamente «de los dolores, resistencias y rebeldías de quienes han vivido históricamente todos estos agravios», explicó el moderador, Oscar Espino, de la región totonaca.
«Si el camino que hemos andado ha sido muy difícil, lo que no espera es más», reconoció la delegada de Zongolica, pues «vamos a continuar con las denuncias, a escuchar y visibilizar a nivel nacional lo que está pasando, a proteger las tierras que aun tenemos y buscar esas que se nos han quitado, vamos a reconstruir el camino de la vida a partir de nuestros conocimientos ancestrales, a buscar más medios de comunicación, economía solidaria, soberanía alimentaria para nuestros pueblos».
En el conversatorio, organizado por los posgrados del Instituto de Investigaciones en Educación y la Universidad Intercultural de la UV, explicaron además qué es el CNI, los agravios y resistencias en los pueblos, cómo se tomó el acuerdo, que significa la participación de una mujer indígena, y cuáles son los retos que vienen. El video completo del encuentro está disponible en http://www.uv.mx/tecoaac/general/cni/.
Ya es momento que los inditos formen su partido político, para romper con el monopolio priísta de las Cármenes Salinas y demás analfabetas como «representantes populares».
Por algo tu comentario te haces llamar anónimo. ??Diana deAnda.
No necesariamente el surgimiento de candidatos independientes se debe interpretar como una acción proterva de la clase dominante que busca con ello minar las aspiraciones del líder de morena, debemos observar que existen movimientos y liderazgos muy respetables que desde su singularidad desean participar en el proceso electoral y que su participación no pasa por los partidos políticos. Ahí está la propuesta de una candidata indígena por parte de los zapatistas y el proyecto “Ahora” que encabeza Álvarez Icaza.
Si López Obrador desea apuntalar su aspiración, aspiración de millones de mexicanos, es hora de dar muestras de pluralidad e inclusión y cuando hablamos de inclusión esta debe estar orientada a los ciudadanos a las auténticas organizaciones civiles a los liderazgos regionales y a los pueblos indígenas. Tremendo error está haciendo el Peje al sumar liderazgos con amplia trayectoria del lado de la política corrupta, no es tan simple como el perdón, con ello está dando una pésima lectura a los mexicanos y desmoralizando a los cuadros de morena. No creo que la premisa deba de ser “La Presidencia a cualquier precio”. Porque con ello está desdibujando la esencia de su movimiento.
Tal parece que construyéndose ante el espejo del narcisismo autocomplaciente todo quedará resuelto. Una dura y permanente campaña de 10 años no es suficiente si por ella se cuela una obcecación frenética por la silla presidencial acompañada de un renovado cristianismo trasnochado.
El 2018 no está para perderse… porque de seguir así recuérdese que el vencido no pierde una batalla, sino dos: la que el adversario le ha ganado y la que él mismo se ha provocado.