Raymundo Riva Palacio/ Eje Central
No nos equivoquemos. Disparar al mensajero que transmitió la dedicatoria de humillación del presidente Donald Trump al filtrar a la prensa que durante la conversación telefónica que sostuvo hace una semana con el presidente Enrique Peña Nieto lo amenazó con desplazar tropas estadunidenses a México para combatir a los cárteles mexicanos, porque el Ejército no lo hacía y les tenía miedo, es confundir lo que está sucediendo dentro de la Casa Blanca en este muy crítico momento de las relaciones bilaterales, y perder de vista las motivaciones y agenda de quienes están alimentando, a través de golpes oscuros, la desestabilización en México.
La prensa mexicana descalificó mayoritariamente a Dolia Estévez, corresponsal de muchos años en Washington, que mencionó en una entrevista en el noticiario de Carmen Aristegui lo que por la mañana había publicado en el sitio sonorense Proyecto Puente a partir de información indirecta de fuentes estadunidenses y mexicanas que le dijeron que Trump había maltratado a Peña Nieto, y que en el amago de enviar tropas a México para controlar la seguridad le había dicho que no necesitaba a su país para nada. Unas ocho horas después, la agencia Associated Press, a cuya corresponsal en la Casa Blanca le mostraron las notas del staff de Trump de la conversación, prácticamente confirmaba lo dicho por Estévez. La cancillería mexicana y un vocero de Trump desmintieron las versiones, pero el daño estaba hecho. El dardo envenenado se clavó en Peña Nieto.
Lo que se vio el miércoles fue la mecánica de cómo funciona la comunicación política en el Gobierno de Estados Unidos, que ha crecido exponencialmente por la agenda anti-mexicana de Stephen Bannon, el poder real detrás de Trump y su principal consejero presidencial. El método es simple y, como se ha probado por años, altamente exitoso: una filtración con medias verdades que se deja correr en la opinión pública para sembrar dudas y expectativas, y que tras analizar el impacto alcanzado, se confirma o se niega. Funcionarios mexicanos que conocen detalles de la conversación dijeron que las filtraciones en Washington contenían elementos ciertos, pero la amenaza de enviar tropas era falso. La agencia Associated Press matizó el jueves su información y dijo que esas palabras no habían sido expresadas “en serio”.
El episodio del miércoles no puede ser entendido sin el antecedente de la forma como opera Bannon, el más agresivo de todos los funcionarios de la Casa Blanca que recibieron a una delegación mexicana la semana pasada para plantear la temática sobre la cual se iniciaría en tres meses la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En la primera reunión el miércoles, Bannon sorprendió a la cabeza de la delegación mexicana, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien llevaba en la mano el tema del comercio trilateral, pero de lo único que quería hablar era sobre narcotráfico. La construcción del muro y el pago de él por parte de los mexicanos, se ubicaban en el mismo contexto de la exigencia del poderoso consejero.
Los desencuentros en la Casa Blanca tuvieron como colofón el tuit de Trump el jueves, donde decía que si no pagaban el muro sería mejor que Peña Nieto no lo visitara esta semana, del cual se enteraron los negociadores mexicanos y estadunidenses cuando se encontraban, precisamente, iniciando la segunda reunión de conversaciones. Pero en el doble campo de batalla, el mismo jueves el portal Breitbart News, propiedad de Bannon y a través del cual construyó la agenda racista y anti-mexicana de Trump, publicó la versión de su amo sobre la cancelación del viaje a Washington: la decisión de Peña Nieto obedecía a que en la víspera, Trump había denunciado las medidas de seguridad mexicanas contra los cárteles de la droga que, como reportó un día después de la elección presidencial de Peña Nieto en 2012, “financiaron” su campaña electoral.
Este miércoles, en el contexto de las filtraciones, Breitbart News, insistió: “Los medios en Estados Unidos parecen haber olvidado que el cártel de Juárez y múltiples actos de corrupción han sido vinculados a la elección del actual presidente Enrique Peña Nieto. Sus vínculos con los cárteles, la liberación misteriosa de varias de las más importantes figuras de los cárteles de la cárcel y el hecho de que regiones de México están bajo el control operativo de esas organizaciones criminales paramilitares, son rara vez reportadas en Estados Unidos”.
El portal utilizó para esta información noticias difundidas en el sitio Aristegui Noticias, que se ha convertido en una fuente de datos muy apreciada por Bannon y sus colegas. “Bajo Peña Nieto –agregó el miércoles–, los cárteles mexicanos no sólo han crecido en poder, sino que su gobierno parece ser incapaz o sin disposición para detener la violencia de los cárteles.
El secretario de Gobernación dice que las condiciones de seguridad de México son las mejores en una década, mientras que las facciones rivales de los cárteles pelean por el control de los territorios lucrativos de las drogas… Los ejemplos de la suavidad del Presidente mexicano hacia los cárteles de las drogas, pueden llenar cientos de páginas”.
Las filtraciones del miércoles deben inscribirse en este parámetro. Los mensajeros no son mentirosos ni culpables de falsedades, como se les está achacando, sino vehículos útiles para lo que quiere remachar Bannon, el enemigo más claro y vitriólico que tiene Peña Nieto, no ahora que está en la Casa Blanca, sino desde hace años. Esto es algo que ni el presidente ni su equipo más cercano, tienen todavía en el radar.
Los mexicanos no le han podido pegar a la peñata, pero el trump le está dando con singular alegría y ganas