Boca del Río, Ver.- En 30 años que tiene ayudando a personas desamparadas, doña Nico nunca había enfrentado una situación tan difícil. La pandemia de COVID19 se llevó a los principales donadores del albergue asistencial que representa. Desesperada pide le ayuden con donaciones de comida, ropa, bebidas o lo que pueda ayudarla a continuar brindando el apoyo a personas ancianas que no tienen un lugar donde dormir y comer.
Nicolasa Ruiz Saavedra, lamentó que sus donantes mas constantes, murieron de COVID19 en el puerto de Veracruz y Boca del Río. Tiene mas de 3 meses llevando el albergue con apenas lo necesario, le urgen donaciones de comida, bebidas, ropa, zapatos.
En el asilo viven un promedio de 87 personas algunas de ellas con discapacidad física y otras mental. Como reestringió el acceso de personas, ninguno ha enfermado y muerto desde que comenzó la pandemia.
El espacio asistencial se encuentra en urgencia de apoyos ya que también aumentó la población de senectos en miseria y enfermedad, explica que un mes o dos después de que empezó el confinamiento también empezaron a llegar mas adultos mayores pidiendo ayuda de techo y comida, ya no pudieron sostenerse solos ni comprar sus medicinas.
Aquellos donantes que dejaron de ayudar además de fallecimiento en algunos otros casos, fue porque perdieron sus trabajos o sus empresas pequeñas, incluso algunos porque tienen familiares enfermos o tuvieron algún fallecimiento en sus seres queridos y quedaron descapitalizados
Doña Nico recordó que lo mismo ha sucedido con médicos que les donaban muestras para atender las enfermedades de algunos ancianos, esos médicos han muerto y ya no aportan sus medicinas como apoyo, por ello dijo están en una situación crítica por tener que dar alimento, medicinas y cobijo a 87 personas sin ayuda gubernamental.
Es urgente para el albergue el apoyo de pañales, material de limpieza como es jabón en polvo para lavar ropa y limpieza en todo, jabón de barra zote, corona o ibis, jabón de baño, papel de baño, pino, cloro, escobas, escurridores y productos de la canasta básica, ropa que esté en buen estado, ropa de cama, sarapes, medicamentos no caducos.
“Da mucha tristeza ver a tantas personas con hambre, afuera desde temprano rogando por un café con pan, hay muchos que no tienen para comer y nadie se ocupa de ayudarlos; nosotros antes los dejábamos entrar a tomar alimentos pero ahora solo podemos mandar una persona afuera a repartir la comida pues no podemos arriesgar a que alguien pueda estar contagiado, tenemos muchos diabéticos y sería fatal”; comentó Ruiz Saavedra.
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