Prácticamente todos los gobernantes del mundo, ya sea por convicción o conveniencia, captan simpatías anunciando que atenderán a los pobres, porque ellos son su prioridad.
Esta propaganda funciona muy bien para conseguir votos. ¿Quién no desea que se reduzca la pobreza?.
Sin embargo, las intenciones son a veces muy distintas de los resultados obtenidos. Dependen del modelo económico que sigan, ya sean de economía libre, (preferentemente con responsabilidad social para que sea justa y estable), o de corte francamente populista con tintes socialistas, donde el estado pretende controlarlo todo.
Los esquemas populistas deslumbran a las masas, porque prometen sacarlas de la precariedad sin esfuerzo alguno, solo estirando la mano y recibiendo dinero público a través de programas asistencialistas que les quitan recursos a quienes sí producen, imponiéndoles una carga fiscal exagerada, para entregarlos a quienes producen poco o de plano no producen nada.
Estos programas se aplican en México desde hace muchas décadas y curiosamente el número de pobres no ha disminuido gran cosa, a pesar de los cientos de miles de millones de pesos que se han gastan en ellos. En cambio, sí ha aumentado la riqueza de los políticos y funcionarios que manejan esos programas de acuerdo a su propia conveniencia.
Los países que han logrado reducir la pobreza son aquéllos que dan facilidades a las empresas para que se establezcan, los que les ofrecen certidumbre jurídica a los inversionistas, los que respetan el medio ambiente e impulsan la capacitación y el desarrollo de los ciudadanos a través de una buena educación y un sistema de salud de calidad.

Esas naciones atraen capitales y tecnología. Por consiguiente, en esos países se generan más empleos, estables y mejor pagados; reduciéndose así verdaderamente la pobreza y el atraso.
El empleo dignifica al ser humano y lo libera de vivir a la sombra de la dádiva gubernamental, cuyo objetivo no es mejorar su condición, sino mantener a un gran número de votantes cautivos para que los dirigentes populistas conserven el poder.
Lamentablemente, en el mundo actual llegan con frecuencia a gobernarnos políticos rolleros que jamás en su vida han trabajado en algo productivo, ni generado un solo empleo. Por eso, cuando alcanzan el poder, toman decisiones atrabancadas y poco eficaces. Incluso aplicando la estrategia de divide y vencerás, promueven enfrentamientos entre los ciudadanos para sacar provecho de la polarización social.
A quienes los apoyan les llaman pueblo bueno y sabio. A quienes los cuestionan los descalifican públicamente y los insultan.
Esos gobernantes quieren que haya trabajo suficiente, pero al mismo tiempo espantan a los inversionistas modificando las leyes a su antojo y conveniencia, poniéndoles toda clase de trabas a quienes pretenden traer sus capitales y su tecnología a México.
Así difícilmente saldremos del subdesarrollo y muchos mexicanos seguirán yéndose al otro lado, buscando las oportunidades que por desgracia aquí no tenemos.
Recordemos a la hora de votar que los regímenes populistas terminan dejando a los ciudadanos divididos y a los países quebrados.
Bastante grave como para permitir que se siga repitiendo la misma historia.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen inicio de semana.
Esos cuentos ya dejaron de asustar a la mayoría y menos de quien viene: Avila Camberos ….Puff!!
Muy acertado comentario Ingeniero, triste realidad aunque algunos ignorantes lo consideren cuentos