Elecciones a la mexicana

Decía con  ironía el filósofo de Güemes,  que: “En México estamos como estamos, porque somos como somos”. Yo diría: Estamos como estamos, porque actuamos como actuamos. Pareciera que no tenemos remedio.

Lo comento porque llevamos décadas tratando de construir una verdadera democracia que nos permita  escoger  libremente a los mejores ciudadanos para que sean nuestros gobernantes y esa oportunidad, cuando se presenta, simplemente la desperdiciamos, porque  muchos electores de manera totalmente irresponsable ni siquiera salen a votar.

Hay un abstencionismo vergonzoso, que ronda el 50%.

Algunos se quejan de la situación, pero la realidad es que hacen muy poco para mejorar las cosas con la fuerza de su voto.

Salvo en las elecciones para Presidente de la República, donde hay mayor participación; en todas las demás, es el abstencionismo  el que  arrasa.

Eso no es todo. Hay quienes sí participan, pero por su ignorancia y falta de conciencia cívica, deciden su voto en base a la apariencia física de los candidatos, de su forma de vestir, de peinarse y hasta de bailar o cantar. Por eso tenemos de candidatos a cantantes, cómicos, galanes, futbolistas y hasta luchadores.

A esas personas hay que decirles que elegir a nuestras autoridades es cosa   seria.

Las elecciones no son una pasarela donde recibe más votos quienes mejor desfilan, lucen y sonríen.

Tampoco para que ganen la contienda quienes más chucherías regalan en las colonias y más cargos burocráticos ofrecen a sus seguidores.

No hay cama para tanta gente.

Debemos votar por quienes más experiencia tengan y mejores resultados hayan dado a su comunidad en  cargos anteriores,  a través del difícil arte de gobernar.

Manejar una ciudad, un estado o una nación; no es un juego de niños.

El poder no debe dárseles a los improvisados, ni tampoco a quienes jamás hayan administrado siquiera un pequeño negocio.

Requerimos personas maduras, sensatas, experimentadas y centradas, que no se mareen con el triunfo, ni crean que la ciudad es suya y que el erario público también les pertenece.

Gobernar es administrar, decían los buenos políticos de antaño.

Nadie en su sano juicio se dejaría operar el corazón por un médico principiante, que jamás en su vida haya realizado cirugía alguna.

Buscaría al mejor médico, al que ya haya demostrado ampliamente su capacidad de realizar operaciones a corazón abierto; aunque no cantara bien, ni fuera galán, ni su amigo, ni perteneciera a su grupo de whatsapp.

La situación de México ya no está para experimentos, ni mucho menos para ocurrencias.

Está para que todos actuemos con responsabilidad y amor a la patria.

Por eso necesitamos también ciudadanos responsables y comprometidos, que llegado el caso, señalen con valor y contundencia a los gobernantes que se desvíen y les dé por hacer de las suyas.

Solo así podremos componer las cosas y salir adelante.

¿No les parece a Ustedes?

Muchas gracias y buen fin de semana.

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