¿La dicotomía izquierda-derecha?

Grandes discusiones se han dado, acerca de los términos para definir las posiciones políticas e ideológicas que prevalecieron durante décadas y que se inician desde la Comuna de Paris por la ubicación física de los asientos a la izquierda de los defensores del cambio y a la derecha de los detractores. En la época contemporánea se fortaleció esta ubicación biológica-geométrica, de las revoluciones Rusa y China,  y en el caso de México a partir del cardenismo, ya que desde  la reforma a la  revolución,   se  catalogaban como conservadores y liberales. Analicemos con destacados especialistas esta dicotomía de izquierda y derecha. A fín de comprender mejor lo que sucede en este tiempo actual,   la confrontación  progresista del nuevo régimen y la del poder político económico y mediático,  en los 6 sexenios neoliberales del PRI y del PAN, hoy formando esa oposición, incestuosa, del PANPRI.

Norberto Bobbio,  jurista,  filósofo y politólogo italiano, considerado un socialista liberal. En su libro   Derecha e Izquierda, establece:  ”no hay gente químicamente pura de izquierdas o de derechas, sino que todo el mundo tiene componentes de ambas ideologías y todas las personas cuerdas son contradictorias y sólo los locos son monotemáticos, esa dualidad continúa vigente, permanece activa”.

El filósofo, sociólogo y  psicoanalista  esloveno Slavoj  Žižek, señaló: “A la ilusión de que no había alternativas al capitalismo y la democracia, se sumaba un multiculturalismo que desagregaba los grandes sujetos de la historia (el proletariado, las masas, la nación, el pueblo) y reforzaba las ideologías étnicas, genéricas, sexuales o religiosas. Ese fenómeno de desplazamiento de la ideología, se ha acentuado en el siglo XXI con la revolución tecnológica y las redes sociales”.

El sociólogo y lingüista Noam Chomsky,  ha criticado  lo  relacionado con el capitalismo y  el neoliberalismo con los medios de comunicación. “Estos últimos, en manos de los poderes económicos que  tienen un gran impacto sobre la opinión pública y en la conformación de la imagen colectiva de lo que está siendo el auge de extrema derecha”.

Edgar Morín, antropólogo,  explicó que desde que se desarrolló el concepto de “ideología”, en el siglo XIX, hasta la caída del Muro de Berlín, este tuvo un papel relevante. “Después, el concepto se fue diluyendo al punto que hoy en realidad se habla de ‘ideología’, pero se observa que los partidos políticos son opuestos. Me parece que se diluye y termina en la nada. La ideología actual es dinero y poder, no más que eso …Muchos de los prejuicios de las clases altas —y no hablo precisamente de ideologías— coinciden en los extremos; no la clase baja, sino el lumpenproletariado, ‘los condenados de la tierra’. Son los más pobres y los más ricos en quienes predominan esos conflictos y contradicciones ”.

Las nociones de izquierda y derecha,   aplicadas en política  ya  han cambiado. A las actuales corrientes políticas, sean cuales fueren sus nombres oficiales o sus seudónimos, se las sitúa  contra  sus rivales, en lucha,  para orientar o conquistar el poder. Quienes  aspiren a  privatizaciones y desrregulaciones, se les localiza a la derecha. Mientras  los que buscan  el rescate de la pobreza con  justicia social se ubican a  la izquierda. Esa es la clave del acertijo que hoy se discute ante  la ética del poder económico y la clase gobernante.

Izquierda ¿el pueblo, los fregados de siempre?.  Derecha ¿los del poder y el dinero o los que estan a su servicio?.  El  fin del paradigma es que hoy  se deben clasificar en nacionalistas (los progresistas) o en conservadores (los reaccionarios). Los dos modelos en pugna,   los nacionalistas progresistas y los globalistas del libre mercado. No hay de otra.

La polarización política que se vive en México, a raíz del cambio de régimen -no solo de gobierno- conlleva una serie de definiciones ideológicas, partidistas entre dos modelos político-económicos históricamente contrapuestos. Esta polarización  se ha acentuado en la transición política del 2018, en donde se destaca anular al neoliberalismo, imperante de 1982 al 2018,  pleno de corrupción con  un ofensivo gasto en la burocracia, el criminal aceleramiento de la deuda externa, el despojo de los recursos energéticos y naturales de la nación y sobre todo el aniquilamiento de los servicios públicos  de educación, salud, empleo y vivienda.

Polarización que quiso sostenerse como un conflicto de izquierda-derecha,  cuando en realidad  es  la confrontación de los intereses ligados al poder, de adentro o de fuera,   ahorcando  amplios  sectores de la sociedad, en pobreza y extrema pobreza, que hoy rebasan  los ochenta millones de mexicanos.

Cambio de gobierno que conduce a  un cambio de régimen. A fin de  recuperar la autonomía, libertad y soberanía  paralelamente al  crecimiento económico y  la justicia social: el bienestar del pueblo, quién debe ser el que decida el destino de la nación. Y el pueblo somos todos. Todos, no ellos,  sino nosotros. (Comentarios: [email protected]

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