Por Inocencio Yáñez Vicencio.
La lucha de las mujeres por sus derechos viene de lejos. La democracia del siglo V antes de nuestra Era, en Grecia, no incluía ni a los esclavos ni a los metecos ( residentes extranjeros) ni a las mujeres. El grito de Sor Juana Inés de la Cruz, es eso, un grito porque las mujeres sean tratadas como personas, sujetas de derechos y deberes. La participación en la Revolución francesa , tiene por objeto la libertad de todos, incluidas las mujeres. Fue decisiva la participación de la mujer en esa Revolución. La batalla por el sufragio de la mujer es por ser reconocido su derecho a decidir.
Defender a la mujer es defender sus derechos, no privilegios. La mujer no pide privilegios, pide justicia. Que no se utilicen fórmulas antidemocráticas de asignación de cuotas para que las élites reemplacen la voluntad popular para beneficiar a incondicionales. Se han ganado batallas importantes pero falta mucho para ganar la guerra contra la violencia contra las mujeres.
Es cierto que la lucha por los derechos de las mujeres se da en el plano político, pero también en el plano privado, familiar, laboral , económico, en el plano de las ideas, en el plano de la cultura. Es cierto que una trabajadora hoy no se le trata como hace 50 años, que las esposas y las madres tienen más espacio de reconocimiento, pero quizá por eso el riesgo de competir sea mayor.
Lo que tenemos que rechazar con todas nuestras fuerzas espirituales, morales, materiales y físicas, es que continúen esas prácticas que buscan matarlas en vida, que no cuestionan sus acciones como tales sino son descalificadas sólo o preponderantemente por ser mujer. Mujeres ha habido y hay, igual que los hombres, buenas y malas. Lo mismo tenemos La Noche de San Bartolomé en el siglo XVI de Catalina De Medicis, asesinando a miles y miles de hugonotes ( protestantes) que a un Hitler en el siglo XX matando más de 20 millones de rusos y enviando a los crematorios a 6 millones de rusos. No. No está en el debate quien por naturaleza es peor o mejor. Lo que condenamos son todas las culturas y prácticas que han negado en el pasado y siguen en el presente los derechos a ser tratada en la familia, en la escuela, en la vida profesional y laboral con dignidad, respeto e igualdad de oportunidades. Que un hombre utilice un cargo para una relación sentimental no es noticia, pero que una mujer lo haga, si. Lo que demuestra que no se juzga ni eso con equidad, terminando por ver normal el acoso hacia las mujeres, como lo muestran los emblemáticos casos de Macedonio y funcionarios de Veracruz, agravado por la complacencia de las autoridades que de esa forma lo convalidan y legitiman, hoy como nunca.
Esta infamia alcanza hasta las mujeres que nos dieron patria. Que peligroso que hoy los enemigos de la historia » oficial » y desmitificadores pongan más el acento en enseñarles a los alumnos más que Josefa Ortiz de Domínguez e Ignacio Allende , eran amantes, que en sus luchas por nuestra independencia.
Después de que Anilú Ingram ( mujer a la que sólo recuerdo haber saludado una vez en mi toda) cuestionó al secretario de salud de Veracruz, Roberto Ramos Alor, en su comparecen en el Congreso Local, no se conformaron con agredirla, no por lo que impugnara sino por su condición de mujer. Para los morenistas no bastó le respuesta de un Ramos Alor, arrogante, patán, vulgar, que con un lenguaje propio de taberna y farándula, eludió contestar lo que se le preguntó y encolerizados porque la diputada Anilú anunció que denunciaría ante las instancias correspondientes, los maltratos de que fue objeto, no ha cesado la campaña de insultos contra esta valiente mujer, con el objeto de destruirla moralmente o por lo menos inhibirla para deshacerse de ella. Llama la atención que las autoridades morenistas del Estado de Veracruz para agredir a la diputada Anilú, se estén valiendo de plumas al servicio de los más nefastos gobernadores, que delatan su mediocridad y falta de escrúpulos, no sabiendo ni siquiera refritar las notas hechas sobre pedido.
El PRI no sólo tiene a Anilu Ingram. Tiene en sus filas mujeres muy valiosas, aguerridas, preparadas y con muchs calidad moral, como Dalia Pérez, Corintia Cruz Oregón, Meztli Rodríguez Anota, Ivet Leyva Eufracio, Leticia Perlasca, Arianna Ángeles… y muchas otras que el espacio no me permite mencionar. Por éstas y todas las mujeres que militan en los otros partidos vale la pena sacar la cara y que sepan sus detractores que siempre que vayan más allá de cuestionar sus acciones públicas, van a encontrar un valladar.
No es lo mismo criticar que manden a hacer el ridículo a la alcaldesa del puerto de Veracruz, revisando lámparas o luminarias, que tal vez no le han dicho que tiene un departamento de alumbrado público y empleados bajo su mando y que si hace de esas rutinas noticia, es porque no tiene mayor cosa que hacer, pero nada de meterse con sus relaciones estrictamente personales y femeninas.
Es sabido que el gobierno de Morena utiliza resentidos fidelistas y duartistas para socavar el trabajo del actual presidente del PRI estatal, que les ganó la jefatura y los mandó a la banca, pero utilizarlos para agredir a las mujeres que se atreven alzar la voz por su género, debe llevarnos a denunciar no sólo esas agresiones promovidas desde el gobierno sino también a los que sin rubor secundan esas agresiones contra las mujeres.
te mordiste la lengua, zorra. Nunca dijiste nada de los feminicidios por Fidel Herrera y Javier Duarte