La frenética actividad del Sol en estos días de mayo

Una aurora captada el 10 de mayo de 2024. (Foto: NASA / Mara Johnson-Groh).

El mes de mayo de 2024 está siendo inusual para la actividad solar y también lo es para la apariencia del cielo nocturno de bastantes partes del mundo. En lugares desde los que no se ven auroras, estas han sido vistas. Y en las zonas donde sí son habituales, han resultado más espectaculares de lo normal. Una cadena de fenómenos desencadenados en el Sol es la causa de todo esto.

Durante la primera semana entera de mayo, una avalancha de grandes erupciones solares y eyecciones de masa coronal lanzaron nubes de partículas cargadas y campos magnéticos hacia la Tierra, creando la tormenta solar más fuerte que ha llegado a nuestro mundo en dos décadas y posiblemente uno de los conjuntos de auroras más espectaculares de los últimos 500 años.

Los primeros signos de la tormenta solar comenzaron el 7 de mayo con dos fuertes erupciones solares. Del 7 al 11 de mayo, múltiples erupciones solares de gran potencia y al menos siete eyecciones de masa coronal se precipitaron hacia la Tierra. Ocho de las erupciones de este periodo fueron del tipo más potente, conocido como clase X, alcanzando la más fuerte un valor máximo de X5,8. Desde entonces, y en el momento de escribir estas líneas, la misma región del Sol ha experimentado muchas más erupciones solares de gran potencia, incluyendo una llamarada X8,7 (la más potente acaecida en este ciclo solar) el 14 de mayo. Los ciclos solares, de unos 11 años de duración, son periodos en los que el Sol experimenta una serie de cambios cíclicos, con una parte del ciclo caracterizada por un gran nivel de actividad y otra parte que es relativamente tranquila.

Viajando a velocidades de hasta unos 5 millones de kilómetros por hora, las eyecciones de masa coronal se agruparon en ráfagas que alcanzaron la Tierra a partir del 10 de mayo, creando una tormenta geomagnética de larga duración, que alcanzó una calificación de G5, el nivel más alto en la escala de tormentas geomagnéticas,  que no se había visto desde 2003.

Cuando la tormenta estalló sobre la Tierra, creó auroras brillantes que se vieron en muchas partes del mundo. Las auroras fueron visibles incluso en latitudes inusualmente bajas. Las auroras más intensas se vieron la noche del 10 de mayo, y siguieron iluminando los cielos nocturnos durante todo el fin de semana.

Los miles de informes enviados a la web del programa de ciencia ciudadana Aurorasaurus, financiado por la NASA, están ayudando a los científicos a estudiar detalladamente todo lo sucedido.

Y las fotografías que los acompañan son también de gran utilidad. «Las cámaras, incluso las de los teléfonos móviles, son mucho más sensibles a los colores de las auroras que en el pasado», explica Elizabeth MacDonald, responsable de ciencia ciudadana de heliofísica de la NASA y científica del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos. (Fuente: NCYT de Amazings)

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