La verdadera historia de la civilización de la isla de Pascua

Robert DiNapoli, del equipo de investigación, examinando un huerto de piedras en el marco de la reciente investigación. (Foto: Carl Lipo).
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Hace cerca de mil años, un pequeño grupo de polinesios navegó miles de kilómetros a través del océano Pacífico hasta asentarse en uno de los lugares más aislados del mundo: una pequeña isla deshabitada a la que llamaron Rapa Nui. Allí erigieron cientos de «moais», gigantescas estatuas de piedra con rostros inquietantes que hoy se erigen como testigos silenciosos de una civilización desaparecida.

Con el paso del tiempo, la población humana de Rapa Nui se disparó hasta niveles insostenibles; los habitantes de la isla talaron todos los árboles, mataron a todas las aves marinas a su alcance, agotaron las tierras de cultivo y, en definitiva, arruinaron su entorno. Como consecuencia de ese uso desmesurado de los recursos naturales de la isla, la población, y con ella la civilización, se derrumbó, y solo quedaban unos pocos miles de personas cuando los europeos encontraron la isla en 1722 y la llamaron isla de Pascua. Al menos esa es la historia que se cuenta desde hace mucho tiempo en estudios académicos y en algunos libros de divulgación.

Un nuevo estudio pone en entredicho esta historia de ecocidio y afirma que la población de Rapa Nui nunca alcanzó niveles insostenibles. Por el contrario, los colonos encontraron formas de hacer frente a los severos límites de los recursos naturales de la isla y mantuvieron una población pequeña y estable durante siglos. La prueba: un nuevo y detallado inventario de ingeniosos «huertos de piedras», parcelas en las que, con la protección de barreras de piedras, los isleños criaban boniatos (batatas) altamente nutritivos, alimento básico de su dieta. Según han calculado los autores del estudio, los huertos solo cubrían una superficie suficiente para mantener a unos pocos miles de personas. Esto demuestra que la población nunca pudo haber sido tan grande como las indicadas por algunas de las estimaciones anteriores.

El nuevo inventario es parte del estudio a cargo de un equipo integrado, entre otros, por Dylan S. Davis, de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, así como Robert J. DiNapoli y Carl P. Lipo, ambos de la Universidad de Binghamton, en Estados Unidos las dos instituciones.

La isla de Pascua es posiblemente el lugar habitado más aislado de la Tierra y uno de los últimos en ser colonizados por el ser humano, si no el último. La tierra continental más cercana es Chile, a unos 3.500 kilómetros de distancia al este. A unos 5.100 kilómetros al oeste están las islas Cook, desde donde se cree que zarparon los colonos, alrededor del año 1200 de nuestra era.

La creencia en que la isla de Pascua llegó a tener una población mucho mayor también deriva de la enorme cantidad de moais que hay en la isla. Es más fácil creer que fueron obra de una fuerza laboral numerosa que de una mucho más modesta. A juzgar por los resultados del estudio, la pequeña población debió ser tremendamente laboriosa, lo cual puede ser cierto pero en tal caso ello también plantea preguntas. En resumen, la historia de la civilización de la isla de Pascua está ahora más clara pero muestra un nuevo misterio, el de la actividad frenética de una población esculpiendo estatuas gigantes.

El estudio se titula “Island-wide characterization of agricultural production challenges the demographic collapse hypothesis for Rapa Nui (Easter Island)”. Y se ha publicado en la revista académica Science Advances. (Fuente: NCYT de Amazings)

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