Efraín Hernández
Xoxocotla.- La administración de la presidenta municipal Celsa Rosales Carvajal enfrenta una crisis sin precedentes a casi un año de concluir su mandato. La creciente desaprobación revela un gobierno que no solo ha fallado en cumplir con sus promesas, sino que ha sido incapaz de abordar los problemas más urgentes del municipio.
Las críticas se centran en la desconexión de la alcaldesa con las necesidades de la comunidad. Información recabada indica que la edil ha sido vista más frecuentemente en eventos sociales y fiestas que en el cumplimiento de sus responsabilidades oficiales.
«En un reciente incidente durante un evento en una cancha del ayuntamiento, familiares de la alcaldesa protagonizaron un violento altercado con un joven», afirmaron residentes de Tlilcalco.
Los quejosos añadieron que la falta de acción se refleja en el estado deplorable de la infraestructura municipal. Los caminos Xoxocotla – Canoas y Cuxtepec están en un estado crítico, mientras la mandataria se ausenta con frecuencia en viajes a Veracruz, Tehuacán y Puebla, utilizando camionetas oficiales que, de acuerdo con información filtrada por los residentes, están financiadas con fondos públicos.
La falta de prioridades y la gestión desorganizada son evidentes en la reciente colocación inadecuada de topes en las calles, que solo han servido para retrasar el tráfico y aumentar el malestar entre los ciudadanos. Los altos sueldos en las cuentas públicas de 2022 y 2023, junto con rumores de nepotismo y corrupción, han contribuido a la percepción de una administración plagada de irregularidades.
Ante esta situación, la ciudadanía exige una auditoría exhaustiva para esclarecer las irregularidades y asegurar la rendición de cuentas. Mientras tanto, la alcaldesa parece estar más enfocada en preparar su salida que en resolver los problemas que aquejan a Tlilcalco.
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