Deuda externa de Cuba sobrepasa los 18 mil 500 millones de dólares, el comunismo brutal fracaso

La Isla está en penumbras y sin agua. Nadie sabe a dónde están los miles de millones de dólares que se le han entregado a los presidentes de Cuba para salir adelante.

Habana, Cuba.- El presidente cubano Miguel Díaz-Canel realizó en noviembre de 2022 un viaje internacional que lo llevó a China, Rusia y Turquía, entre otros países. Los puntos críticos de su agenda apoyaron la renovación de la red eléctrica colapsada y el alivio de la deuda externa. Este último ha sido un problema perenne desde el comienzo de la Revolución cubana en 1959: los cubanos se han endeudado mucho, pero nunca han pagado.

Durante las décadas de 1970 y 1980, el régimen de Fidel Castro tomó préstamos de muchos países de Europa Occidental, los soviéticos, Latinoamérica y Japón. La mayor parte no se pagó hasta que comenzaron a restructurarlo con los acreedores en vísperas de la etapa del deshielo con Estados Unidos en 2014. México, por ejemplo, perdonó el 70% de casi 1000 millones de dólares en 2013, y Rusia canceló el 90% de los 35 000 millones de dólares en el mismo año. De manera similar, el Club de París y otros catorce países acordaron reducir su deuda de 11 100 millones de dólares a 2500 millones en 2015. Cuba acordó pagar el resto en cuotas anuales hasta 2033, pero solo cumplió parcialmente con sus obligaciones en 2019 y volvió a incumplir un año después. El país necesita ponerse al día con alrededor de 200 millones en pagos, pero no ha dicho cuándo asumirá los cargos.

Más recientemente, en 2020, el Club de Londres presentó una demanda en el Reino Unido para forzar un pago pendiente de 4000 millones de dólares de La Habana. Era la primera vez que el gobierno cubano se encontraba entre la espada y la pared, obligado a responder a los reclamos bajo la amenaza de una sentencia sumaria que permitía a los acreedores a perseguir activos cubanos en cualquier parte del mundo. Al año siguiente, los principales acreedores ofrecieron convertir la deuda de valores en un bono cupón cero sin pagos hasta 2026. Con este nuevo esfuerzo se amortizaría el 60% del valor neto de la deuda. El Club de Londres, de acuerdo con documentos de la Corte, perdiendo la paciencia ante la negativa de las autoridades cubanas a hacer frente a sus deudas, instó a al gobierno isleño a no “dejar pasar de nuevo este momento histórico”. Cuba aún no ha respondido a esta oferta.

La dificultad, en este caso, es la condición desoladora de la economía cubana. El país ya no tiene industrias viables, por lo que es imposible producir lo suficiente para hacer los pagos mínimos. De hecho, es difícil medir qué tan mal está realmente el país porque la solvencia y la credibilidad de Cuba continúan viéndose afectadas por su ineficiente sistema de gestión económica y por las circunstancias excepcionales nacionales e internacionales. El gobierno paga a los empleados estatales un salario promedio de solo 25 dólares mensuales, convirtiendo a Cuba en uno de los países más pobres del mundo. Por otra parte, el acceso limitado a las finanzas internacionales, debido a la falta de transparencia, el historial deficiente de pagos y los continuos efectos directos e indirectos de las sanciones estadounidenses, mantiene a la economía altamente vulnerable a los impactos cambiarios.

Actualmente, la situación de la deuda de Cuba con sus socios comerciales y proveedores se ha disparado, lo que lleva a algunos a negarse a hacer negocios con la isla a menos que sea en efectivo. La deuda externa total se calcula a más de 18 500 millones de dólares.  Al momento de la visita de Díaz-Canel a Beijing, enfrentaba la peor crisis financiera en 30 años, el colapso de la red eléctrica, protestas masivas y un éxodo de la población. Al igual que el Kremlin, el gobierno chino le dio al Presidente cubano una calurosa bienvenida visible, pero con límites. Para ponerlo en perspectiva, durante los años de la Guerra Fría del Pacto de Varsovia, los subsidios soviéticos a Cuba promediaron 4300 millones al año, entre 1986 y 1990, manteniendo a La Habana a flote y representando el 21.2% del PIB cubano. Díaz-Canel encontró terreno común simbólico, como la unidad contra Occidente y las sanciones de Washington, pero la esencia general de estas visitas de Estado sigue siendo que China no es la Unión Soviética. Además de “donar” 100 millones de dólares y hablar de restructuraciones de deuda de un número aún desconocido, no ayudará a La Habana a salir de la crisis más profunda de su historia. Al mismo tiempo, no les queda otra alternativa que lanzarse sobre sus aliados ideológicos.

Para China y Rusia, Cuba es confiable, pero pequeña y con muletas. Al igual que el Kremlin, el capitalismo de Estado chino se ha alejado de la ideología de la Cortina de Hierro, pero, en cambio, forja lazos comerciales con prácticas comerciales injustas, como préstamos depredadores a cualquier país, sin importar su sistema financiero. En su caso, a medida que avanza la crisis económica cubana, el gobierno comunista anunció que permitiría el ingreso de inversionistas extranjeros a su industria minorista nacionalizada, ya que enfrenta escasez, apagones y nuevas protestas. En una desviación importante de la política económica establecida, estas medidas parecen demasiado pocas y tarde para arreglar un sistema económico centralmente planificado ineficiente.

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