Por Carlos Eduardo González Gómez
El pasado 25 de octubre de 2024 tuve la oportunidad de participar como ponente en el 10º Congreso Mexicano de Prevención del Suicidio con el tema titulado: «Comportamiento suicida y su relación con el autismo. Estudio de caso único» por parte de la Asociación Mexicana de Suicidología, A.C. (AMS) y la Universidad Veracruzana.
Esta ponencia fue muy interesante no solo por lo cautivado que estaba el público, sino porque al ser un caso de éxito en la prevención del suicidio, hubo muchas preguntas acerca de la manera en la que incidí en dicho fenómeno, ya que aun hay mucho desconocimiento Por tanto, de todo lo que dije en aquella ponencia, me gustaría esbozar lo siguiente, para que quien lo lea sepa la manera más específica de intervenir en caso de riesgo suicida.
Introducción:
Las personas autistas presentan problemas de comunicación e interacción social (Quinde, 2024; Orta, 2024), estos problemas de comunicación e interacción social están fuertemente relacionados con el comportamiento suicida (Musich et al, 2024; Flores & Ricaldi, 2023; Ruggieri, 2022; Kõlves et al., 2021; Baños-Chaparro, 2021; Cassidy et al, 2018).
Definición de autismo:
Definido como un “trastorno” del neurodesarrollo con una base neurobiológica, con mayor predominio en hombres, cuyas principales características es la presencia de déficits en la cognición social y la comunicación, intereses restringidos y conductas estereotipadas, siendo el causante de disfunciones sensoriales, problemas neuropsiquiátricos y de sueño, así como la presencia de epilepsia, epilepsia resistente al tratamiento farmacológico (Ruggieri, 2024).
Comportamiento suicida:
Es un fenómeno complejo y multifactorial, de corte psicológico, se caracteriza por la presencia de sufrimiento y un intolerable dolor psicológico, donde el individuo, al encontrarse en circunstancias determinadas, las cuales experimenta y siente de manera insoportable, toma la decisión de terminar con su vida (Al-Halabí & Fonseca-Pedrero, 2021).
Considerado un enigma, un estigma y un tabú, rechazados socialmente y catalogados como individuos valientes/cobardes, culpabilizando en ocasiones a los familiares cuando la persona termina suicidándose (Al-Halabí, S. & Fonseca-Pedrero, 2023).
No hay nada “enfermo” en la persona, el gen suicida no existe, pues este comportamiento solo cobra relevancia mediante la interacción con el medio ambiente (Ortega, 2018).
Comportamiento suicida en población autista:
En 2024, no se cuentan con datos oficiales acerca de la prevalencia del comportamiento suicida en población autista (Musich et al., 2024).
La mayoría de investigaciones que hacen mención del comportamiento suicida en personas autistas datan del 2006 en adelante (Orta, 2024).
Los déficits en la comunicación social se relacionan con el comportamiento suicida (Mournet et al, 2023; O’Halloran et al. 2022).
El comportamiento suicida y la depresión, son aristas comunes en población autista, principalmente por las dificultades sociales, hostigamiento, insatisfacción por no encajar socialmente, complejidad al momento de tener una pareja sentimental (Ruggieri, 2020).
Son cuatro veces más propensos a desencadenar depresión en comparación con la población general (“neurotípicos”), en ellos, la depresión no se manifiesta mediante sentimientos de tristeza o apatía, sino con inquietud e insomnio, por lo que es exponencial el riesgo que tienen de experimentar ideación suicida, planearlo, actuar en consecuencia y morir por suicidio.
Intervenciones psicoterapéuticas basadas en evidencia para el riesgo de suicidio en población autista:
Hay inexistencia de protocolos eficientes que puedan hacerle frente al comportamiento suicida en adultos autistas (Musich et al., 2024; Spain et al., 2022; Musich & Aragon-Daud, 2022).
Se cuenta actualmente con algunas adaptaciones de variados marcos teóricos que pueden fraguar una problemática muy notoria en el contexto actual, entre ellos está la Terapia Sistemática, Terapia Focalizada en las Emociones, Terapia Cognitivo Conductual (TCC) (Musich et al., 2024).
El enfoque que predomina para esta población es TCC, empero, poco se hace mención de la implementación de la DBT en población autista, cuya evidencia empírica-científica la tiene considerada como la alternativa más potente para intervenir en esta población y poder embestir el riesgo suicida, principalmente en lo que compete a la desregulación emocional (Musich et al., 2024).
Método
Participantes
Un estudiante del área de Humanidades, perteneciente a la UV, con diagnóstico de autismo, 21 años de edad, con ideación suicida. La aplicación se llevó a cabo en línea mediante el uso del formulario Google Forms.
Instrumento
Se utilizó el “Inventario de Razones para Vivir” de Marsha Linehan, compuesto por 48 ítems con 6 posibles respuestas, es una escala que se enfoca en las particularidades adaptativas que evitan que el individuo tome la decisión de suicidarse. Se optó por la aplicación de un instrumento derivado de la DBT, por ser el marco teórico que mostró mayor evidencia en población autista.
Resultados:
El sujeto del presente estudio mostró una puntuación de 206pts, situándolo en el siguiente rubro…
144-216 puntos. Usted tiene bastantes razones para aferrarse a la vida por lo que, a pesar de las adversidades, resulta improbable que llegue a cometer suicidio.
Discusión:
De manera anecdótica, hace apenas un año, el sujeto del estudio mostraba indicios de ideación suicida y autolesiones (derivado de la frustración por la falta de entendimiento y comprensión de temas escolares y personales). Esto último tiene relación en lo dicho por Figueroa et al. (2023), pues el comportamiento suicida en población autista no es únicamente una problemática de corte médico-clínico, hay un fuerte vínculo con aspectos educativos, siendo en los espacios escolares donde se carece de especialistas preparados, mucho menos se cuenta con herramientas que posibiliten trabajar con población autista.
La metodología con mayor evidencia para el comportamiento suicida en autismo es DBT, sin embargo, pese a que no hay protocolos-instrumentos que puedan medir con precisión el riesgo de suicidio, el sujeto estudiado fue evaluado con cinco instrumentos adicionales: Positive and Negative Suicide Ideation (PANSI) Inventory (Rodas-Vera et al, 2020); Plutchik Suicide Risk Scale (Suárez-Colorado et al, 2019); Inventario de Resiliencia (SRI-25) ante el Suicidio (Fachin, 2023); Scale for Suicide Ideation, SSI (Rangel-Garzón et al, 2015); Suicide Orientation Scale ISO-30 (Valdés-García & González-Tovar, 2019), mismos que no se reportaron por las inconsistencias teóricas.
Conclusiones
La población autista se caracteriza por presentar dificultades en la comunicación e interacción social, lo que incrementa la probabilidad de presentar autolesiones, ideación e intento suicida.
El uso del del coaching telefónico ha mostrado mucha trascendencia en casos de ideación e intento suicida, donde la validación emocional (mostrar al consultante que lo que le ocurre y siente es válido dentro de su contexto particular) y la paciencia son atenuantes a considerar.
Investigaciones futuras, principalmente en el contexto actual de la Universidad Veracruzana, deben ir orientadas a comprender mejor el fenómeno del autismo y el comportamiento suicida, buscando la creación de algún protocolo basado en evidencia que pueda ser utilizado en estudiantes universitarios que posibilite un decremento en el comportamiento suicida. Lo anterior no existe, ni mucho menos psicólogos especializados en saber incidir adecuadamente en población autista.
Me gustaría concluir esto diciendo que muchos estudiantes autistas sufren mucho, son vistos de manera peyorativa, sus docentes ❝no los entienden❞ y son precisamente estos mismos estudiantes quienes no saben seguir instrucciones, tampoco la Universidad Veracruzana ha posibilitado que haya tutores sombra, en aras de que esta figura no existe al interior de la misma, y han sido nulos los intentos de tutoría que tiene esta población, y reitero, si llegase un estudiante en silla de ruedas a alguna facultad, los directivos tendrían sí o sí que construir una rampa, lo mismo tendría que suceder con los estudiantes universitarios autistas, contratar tutores sombra, eso sí sería ser INCLUSIVO. La inclusión no basta con apalabrarla, se deben posibilitar acciones en pro de los estudiantes, además de crear alianzas con las empresas para que puedan estar inmersos en el ámbito laboral. Aunado a lo anterior, se debe reconfigurar el ❝Protocolo para Garantizar y Promover el Ingreso, Permanencia y Egreso del Alumnado con Discapacidad en la Universidad Veracruzana❞ del cual también escribí, específicamente lo que compete a la discapacidad psicosocial, y añadir la tutoría sombra en población autista como un ajuste razonable que posibilita cambios inconmensurables y evita la deserción escolar.
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