Por: Jeremías Trejo González.
Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, ha sido un personaje clave en la política mexicana durante décadas. Su trayectoria, que abarca desde el PRI, PRD hasta MORENA, lo ha llevado a ocupar cargos de relevancia en el ámbito legislativo y ejecutivo. Sin embargo, su reciente declaración patrimonial ha desatado una ola de críticas y cuestionamientos sobre su estilo de vida y su compromiso con la austeridad que pregona el gobierno de la Cuarta Transformación.
Monreal, con una fortuna que incluye 48 propiedades y 1801 hectáreas, parece vivir una vida de opulencia que contrasta con el discurso de austeridad que ha caracterizado al gobierno de Morena. Su riqueza, que contrasta con la realidad de millones de mexicanos que viven en la pobreza, ha generado un gran descontento entre la población.
Apenas anunció que promueve una Reforma Fiscal que majorará la «Distribución de la Riqueza en México» y la pregunta de los 64 mil es si esa ley también se les aplicará a los líderes de MORENA que entraron pobres y ahora son multi megamillonarios y estrenan residencias de 40 millones, yates, ranchos con caballos pura sangre, carros lujosísimos, fábricas de chocolate, ranchos con clínicas en la esquina de la residencia, cuentas en dólares en las islas Caimán a nombres de familiares, la lista de propiedades de los que presumían ser diferentes y honestos es muy larga.
La ironía de la situación radica en que Monreal, un hombre que fue muy cercano operador de López Obrador, ha sido uno de los principales promotores de la austeridad en el gobierno. Sin embargo, su propia vida parece ser una contradicción flagrante con las políticas que él mismo ha defendido. El, es una burla a lo que pregona la 4T que quieren un pueblo con su depósito de 2 mil 500 pesos bimestrales, aunque les quiten servicios médicos de calidad, medicamentos contra cáncer, contra la diabetes, enfermedades cardiovasculares que son las que mas afectan a las personas de la tercera edad.
La pregunta que surge es: ¿cómo puede alguien que se dice defensor de la austeridad, poseer una fortuna tan exorbitante? ¿Cómo puede alguien que se dice preocupado por el bienestar de la gente, vivir en una opulencia que contrasta con la realidad de millones de mexicanos que viven en la pobreza?. Y no solo él, junto con su familia, tan solo lo que es público, aparece con 47 propiedades a nombre de él y de su hija. Mas lo que tiene su hermano, el gobernador de Zacatecas, que está en la lista de los narco-políticos y que entregó Zacatecas a los malos.
La respuesta, quizás, se encuentra en la historia de Monreal. Su trayectoria política, marcada por el pragmatismo y la ambición, ha estado siempre ligada al poder. Su fortuna, que ha ido creciendo con el paso de los años, es un reflejo de su capacidad para navegar en las aguas turbulentas de la política mexicana. Monreal NO es de siglas políticas, se VENDE AL MEJOR POSTOR.
Es necesario que Monreal explique cómo ha logrado acumular una fortuna tan considerable. Es necesario que se haga una investigación profunda sobre el origen de sus bienes y que se determine si hay alguna irregularidad en su patrimonio. Es necesario que se ponga fin a la doble moral que parece imperar en la política mexicana, donde algunos se dicen defensores de la austeridad mientras viven en la opulencia.
La opulencia de Monreal es un síntoma de un mal mayor que aqueja a la política mexicana: la corrupción. Es necesario que se tomen medidas para combatir la corrupción, para que la política sea un espacio de servicio público y no un medio para enriquecerse. Es necesario que se establezcan mecanismos de control y transparencia que garanticen que los funcionarios públicos no se aprovechen de su posición para obtener beneficios personales.
La historia de Monreal es un recordatorio de que la lucha contra la corrupción es una batalla que no se puede ganar con discursos vacíos. Es una batalla que requiere de acciones concretas, de una voluntad real de cambiar las cosas. Es una batalla que debe involucrar a todos los actores políticos, sin importar su filiación partidista.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México representa una oportunidad para cambiar las cosas. Es necesario que Sheinbaum se comprometa a combatir la corrupción de manera frontal, que no se deje llevar por la inercia del pasado y que impulse un modelo de desarrollo que beneficie a todos los mexicanos, sin importar su posición social o económica. Es necesario que se ponga fin a la doble moral que ha caracterizado a la política mexicana durante décadas. Es necesario que se construya un país más justo, más equitativo y más transparente.
Tenemos mucha confianza, pero a ratos se difumina cuando la Presidenta está cometiendo severos errores como ese de que ya en el poder, NO tiene la fuerza política para que su propuesta fuera elegida nueva Presidenta de la CNDH, Y Monreal y Adán Augusto, salieron imponiendo a la Rosario Piedra, que fue la peor evaluada de todas las propuestas,
Esos personajes evidencían que MANDAN y controlan a la presidenta desde el Senado, y la cámara de diputados. Le suman los dichos del líder nacional del PRI Alejandro Moreno que acusó en México se vive un «AMLO MAXIMATO», que significa el que sigue mandando está en la Chingada o en Palacio Nacional, ya no sabemos en qué lugar, pero lo evidente es que gobierna SU GENTE con los magros resultados de los últimos seis años.
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Miles de personas en México muriéndose de hambre por la pobreza que ellos han implementado como control, y este HDP multimillonario que nunca ha dado un solo peso de apoyo a alguien, sale con que quiere robarle a otros para controlar las mentes de pobres ignorantes que venden al país por unos pesos. Cínico asqeuroso.