De la redacción
Córdoba.- Lejos de combatir la corrupción, los mandos navales impuestos por el presidente municipal de Córdoba, Juan Martínez Flores, parecen haberla profundizado, según diversas denuncias ciudadanas. Un caso emblemático es el de Silvio Gabriel García Rabanales, director de Tránsito Municipal y también mando naval, quien ha sido señalado por ignorar las quejas públicas sobre los abusos cometidos por agentes de tránsito.
A través de redes sociales, ciudadanos han criticado los retenes implementados por esta corporación, calificándolos de anticonstitucionales y violatorios de los derechos humanos. Sin embargo, García Rabanales ha argumentado que dichas denuncias carecen de validez si no son formalizadas ante la Contraloría Municipal, desestimando así el malestar ciudadano expresado de manera pública.
Mientras tanto, en los accesos y salidas de la ciudad, los retenes continúan operando bajo señalamientos de prepotencia y abuso de autoridad. Estas acciones, lejos de mejorar el orden vial, han sido percibidas como una estrategia recaudatoria respaldada por el propio Juan Martínez Flores. En los pasillos del Palacio Municipal, se rumora que este último año de su administración será un «año de Hidalgo», caracterizado por saqueos y desvíos de recursos.
El mandatario municipal, quien debería velar por la transparencia y la justicia, ha optado por aplaudir las prácticas abusivas de sus elementos, convirtiéndose en cómplice de un sistema que opera bajo la sombra de la impunidad. La ciudadanía sigue esperando respuestas, pero la desconfianza en las autoridades municipales parece haber alcanzado un punto crítico.
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