Un fenómeno exótico entre dos estrellas, ¿la causa de unas misteriosas señales de radio?

Los pulsos de ondas de radio enviados desde GLEAM-X J0704-37 fueron detectados en datos recolectados durante observaciones realizadas con el observatorio radioastronómico MWA (Murchison Widefield Array). (Foto: ICRAR / Curtin)

Las emisiones efímeras de ondas de radio de larga duración son un fenómeno nuevo para la ciencia. Y enigmático, porque no se ha conseguido aclarar, al menos hasta ahora, qué las genera y cómo.

Puede que la situación comience a cambiar ahora, gracias al descubrimiento de uno de estos extraños pulsos de ondas de radio, procedente de las profundidades del cosmos. El hallazgo se hizo al examinar datos archivados que fueron recolectados en su día por el MWA (Murchison Widefield Array), un precursor del observatorio radioastronómico SKAO (Square Kilometre Array Observatory), en Australia.

El raro pulso se produce cada tres horas y dura entre 30 y 60 segundos, haciendo de esta la emisión efímera de ondas de radio con mayor duración de entre todas las conocidas, que en realidad son pocas.

Con este descubrimiento, los investigadores creen haber identificado también la fuente probable de estas emisiones, lo que parece aclarar, hasta cierto punto, la naturaleza del mecanismo que genera las emisiones de este tipo.

Todas las demás emisiones efímeras de ondas de radio de larga duración detectadas hasta ahora llegaron de las profundidades de nuestra galaxia, o sea de lugares repletos de estrellas, lo que ha imposibilitado determinar con precisión la causa de esas emisiones de ondas de radio.

En cambio, gracias a una afortunada casualidad, la nueva fuente de emisiones de esa clase, denominada GLEAM-X J0704-37, se localizó en las afueras de nuestra galaxia, en una región mucho más vacía del espacio, a unos 5.000 años-luz de distancia.

Gracias a que su ubicación está lejos del plano galáctico, solo hay un puñado de estrellas en esa zona, y los investigadores están ahora seguros de que un sistema estelar en particular es el que está generando esas ondas de radio.

La investigación es obra del equipo de Natasha Hurley-Walker y Csanád Horváth, del Centro Internacional para la Investigación en Radioastronomía (ICRAR), así como de la Universidad Curtin en Australia.

En el punto de emisión, los investigadores detectaron una estrella enana roja, de clase espectral M.

Este hallazgo resolvió algunos enigmas pero también planteó otros nuevos. En cuanto a lo primero, aclaró la procedencia. En cuanto a lo segundo, reveló una fuente difícil de aceptar, ya que, tal como señala Hurley-Walker, una enana M por sí sola no podría generar la cantidad de energía emitida.

Las enanas de tipo M son estrellas de baja masa que tienen una mera fracción de la masa y la luminosidad del Sol.

Los autores del estudio sospechan que esta estrella está acompañada por otro astro con masa estelar, probablemente una enana blanca, o sea una estrella en la que han cesado las reacciones nucleares que la mantienen funcionando como tal. El equipo de Hurley-Walker y Horváth cree que, juntos, ambos astros impulsan las extrañas emisiones de ondas de radio. De todos modos, el mecanismo exacto que lo permite aún no está claro.

Tras indagar en los archivos del MWA, los astrónomos descubrieron que la fuente GLEAM-X J0704-37 ha estado activa durante al menos diez años desde que el MWA comenzó a observar. Sin embargo, puede haber estado activo y sin descubrir durante aún más tiempo, lo que implica que aún quedan muchas fuentes de esta clase por encontrar en archivos de datos recolectados por observatorios. No será tarea fácil buscarlas. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en el caso del MWA, su archivo de datos tiene nada menos que 55 petabytes.

El estudio se titula “A 2.9-hour periodic radio transient with an optical counterpart”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters. (Fuente: NCYT de Amazings)

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