Efraín Hernández
Huatusco. — La pugna por la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN) a la presidencia municipal de Huatusco ha escalado a niveles críticos, con una abierta rebelión de militantes en contra del corrupto ex diputado Víctor Serralde, acusado de intentar imponer a Urcino Méndez como abanderado, a pesar del amplio rechazo interno.
Serralde, señalado por su estilo autoritario y su historial de imposiciones, corrupción y de negociar las contiendas electorales, así como colocar a su pareja sentimental como regidora en Córdoba—, insiste en promover a Méndez como candidato, pese a que ambos no cumplieron con los plazos para entregar la documentación requerida por el estatuto panista. Este hecho fue revelado en una conferencia de prensa del comité municipal del PAN la noche del viernes, donde se explicó el retraso en la elección del abanderado.
“No hay transparencia. Serralde y Méndez quieren saltarse las reglas, pero aquí no vamos a permitir más imposiciones”, declaró una fuente interna del Albiazul, bajo reserva.
Tras varios señalamientos hecho por Víctor Serralde con la única intención de causar división, “Es lamentable que, en lugar de dialogar, recurra a insultos. Esto demuestra su poca capacidad para construir consensos”, criticó un panista cercano al comité.
El descontento no se limita a los métodos de Serralde. Tanto él como Méndez son cuestionados por su historial de fracasos electorales. “Ya perdieron varias veces y siguen insistiendo sin proponer nada nuevo para Huatusco. Están quemados, son caducos y corruptos ”, expresó un militante durante una reunión interna.
El riesgo de una nueva derrota del PAN en 2024 es el fantasma que recorre el partido. “Si siguen peleando, no hay posibilidad de ganar. La ciudadanía ya desconfía de nuestros líderes por imponer una y otra vez a los mismos de siempre, parece que no les dolió la derrota ante Morena, de seguir así el PAN va a desaparecer ”, advirtió otro miembro.
Mientras el conflicto se agudiza, la pregunta entre los panistas es si habrá tiempo para reparar la crisis. Con Serralde empecinado en controlar la dirigencia y un comité municipal que se resiste, el PAN enfrenta no solo una batalla interna, sino una carrera contra el reloj para evitar que el desgaste los condene al fracaso en las urnas, cada vez más evidente.
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