Por: Isaac Martínez Pérez/
Coatzacoalcos, Veracruz.– Un enorme hoyo en la esquina de las calles Pino Suárez e Independencia se ha convertido en un símbolo de la ineficacia del gobierno municipal de Coatzacoalcos, encabezado por el alcalde Amado Cruz Malpica.
Lo que comenzó como un simple desperfecto vial, se ha transformado en una improvisada obra de arte callejera, un monumento a la negligencia. Durante meses, el hoyo ha permanecido sin atención, convirtiéndose en un peligro para peatones y automovilistas.
La falta de respuesta por parte de las autoridades ha obligado a los ciudadanos a tomar medidas desesperadas. Para alertar sobre el peligro, el hoyo ha sido «adornado» con llantas, árboles de navidad secos, ramas y objetos plásticos, creando una imagen grotesca que contrasta con el discurso de progreso del alcalde.
Las fotografías del hoyo, que circulan ampliamente en redes sociales reflejan una realidad que se repite en toda la ciudad: calles deterioradas, falta de mantenimiento urbano y una respuesta gubernamental lenta e insuficiente. La imagen de un hoyo tapado con basura se ha convertido en una metáfora de la situación que viven los habitantes de Coatzacoalcos.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo es posible que un hoyo de estas dimensiones permanezca sin reparación durante meses? ¿Acaso el alcalde Amado Cruz, quien nació y creció en Coatzacoalcos, no siente vergüenza por el estado de deterioro de su ciudad? La falta de mantenimiento urbano no solo representa un riesgo para la seguridad de los ciudadanos, sino que también afecta la imagen de la ciudad y su desarrollo económico. El descuido de la infraestructura pública genera una percepción negativa que puede disuadir a turistas e inversionistas.
La indignación ciudadana es palpable. Los habitantes de Coatzacoalcos exigen al alcalde Cruz Malpica una respuesta inmediata y eficiente. No se trata solo de reparar un hoyo, sino de demostrar un compromiso real con el bienestar y el desarrollo de la ciudad que lo vio nacer y crecer.
El hoyo de la esquina de Pino Suárez e Independencia se ha convertido en un símbolo de la frustración y la falta de confianza en las autoridades locales, una llamada de atención que el alcalde no puede ignorar. La pregunta ahora es: ¿Responderá el alcalde a la indignación ciudadana o permitirá que el «hoyo de la vergüenza» siga siendo un recordatorio de su ineficacia?
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