Por: Isaac Martínez Pérez.
Acayucan, Veracruz – La paradoja de la seguridad en México quedó expuesta una vez más con el caso de Jesús Falcón Silva, un ganadero de San Juan Evangelista, detenido por la Marina, la policía estatal y el ejército, por portar un arma para su propia protección. Este hecho, ocurrido tras un retiro bancario en Acayucan, ha desatado una ola de indignación entre la población, quienes cuestionan la doble moral que parece imperar en el país.
Falcón Silva, descrito como un comerciante trabajador y honesto, se vio obligado a llevar un arma de pequeño calibre debido a la creciente ola de violencia e inseguridad que azota Acayucan. La ciudad tiene un historial de asaltos y asesinatos a personas que retiran grandes sumas de dinero de bancos, convirtiendo una transacción cotidiana en un acto de riesgo.
Irónicamente, mientras la delincuencia organizada opera con impunidad, portando armas de alto calibre, un ciudadano que intenta protegerse se enfrenta a la fuerza pública. El arresto de Falcón Silva ha generado una fuerte controversia, ya que muchos consideran que la detención fue un acto de injusticia, al criminalizar a una víctima potencial de la inseguridad.
La pregunta que surge es: ¿por qué el ejército se enfocó en revisar a un ciudadano que, presuntamente, solo buscaba protegerse, en lugar de perseguir a los grupos criminales que operan abiertamente en la región? La casualidad de que la revisión ocurriera justo después de un retiro bancario alimenta las sospechas sobre la falta de eficacia y la posible complicidad en algunos sectores de las fuerzas de seguridad.
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