La fractura interna de morena en Veracruz. ¿Un costo político inminente?/Opinión

María Luisa Alcalde

Por: Isaac Martínez Pérez/

La elección de alcaldes en Veracruz se aproxima, y en Morena, el partido en el poder, se respira un ambiente tenso. La selección interna de candidatos ha dejado una profunda herida: cientos de aspirantes, muchos de ellos con amplia trayectoria dentro del partido, se sienten desplazados y traicionados. Su descontento amenaza con convertirse en un terremoto electoral que sacuda los cimientos del partido en el estado.

El proceso interno, según múltiples denuncias, estuvo plagado de irregularidades. La falta de transparencia y la imposición de candidatos desde instancias superiores han generado un descontento generalizado. Muchos aspirantes acusan un desaseo en el proceso, y la sensación de que la voluntad de Palacio de Gobierno y de la dirigencia estatal se impuso por encima de la voluntad de la base.

La decisión de María Luisa Alcalde de cerrar el proceso de nombramientos de manera privada, lejos de apaciguar los ánimos, ha exacerbado la desconfianza. Esta situación plantea un escenario complejo para Morena.

En las ciudades grandes, la fuerza de la «marca Morena» podría ser suficiente para asegurar el triunfo de los candidatos oficiales. Sin embargo, en los municipios pequeños y rurales, la situación es mucho más delicada. Ahí, el resentimiento de los aspirantes desplazados podría ser un factor decisivo. La posibilidad de que estos inconformes se alíen con partidos adversarios, o simplemente se abstengan de apoyar a los candidatos oficiales, es una amenaza real.

La falta de un mecanismo claro para integrar a los aspirantes desplazados en la campaña genera un clima de incertidumbre y potencial riesgo para el partido. La «sed de venganza» de quienes se sienten traicionados podría ser un factor determinante en el resultado electoral. La responsabilidad recae ahora en el comité estatal de Morena en Veracruz y en la gobernadora Rocío Nahle García.

Gestionar este descontento y evitar que se convierta en un factor de derrota será crucial. Cualquier retroceso en el número de municipios ganados respecto a la administración anterior se interpretará como un fracaso, con un alto costo político para el partido a nivel nacional.

En resumen, la fractura interna de Morena en Veracruz es un problema serio que podría tener consecuencias devastadoras en las próximas elecciones. El manejo del conflicto con los aspirantes desplazados será crucial para determinar el éxito electoral del partido.

La falta de transparencia y la imposición de candidatos desde arriba han creado un clima de desconfianza que podría terminar costándole muy caro a Morena. La pregunta clave es: ¿podrá el partido recomponer la unidad interna antes de que sea demasiado tarde?

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