En marzo de 2020, hace ahora 5 años, España y otros países declararon el estado de alarma debido a la rápida propagación de la COVID-19. Esta medida sin precedentes impuso un estricto confinamiento domiciliario, limitando la movilidad y actividades cotidianas. El objetivo principal fue frenar la expansión del virus y evitar el colapso del sistema sanitario. Lo que vino después ya lo sabemos. El virus fue derrotado gracias a las vacunas pero dejó una huella imborrable: millones de contagios, una honda preocupación y un legado de secuelas.
¿Un modo de combatir en futuras ocasiones a la COVID-19 podría estar en nuestra nevera? Un reciente estudio internacional, con una destacada participación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), sugiere que sí. La investigación revela que los fitoquímicos, compuestos naturales presentes en frutas y verduras, podrían ser aliados poderosos en la lucha contra esta enfermedad.
“Imagínese una dieta rica en colores: zanahorias naranjas, brócoli verde intenso, uvas moradas… Estos alimentos, más allá de su sabor y valor nutricional, esconden un secreto: los fitoquímicos. Estos compuestos, como el betacaroteno, el resveratrol, los polifenoles y los isotiocianatos, han demostrado tener propiedades bioactivas que podrían modular la respuesta inmune y reducir la gravedad de la COVID-19”, explica Paloma Rohlfs Domínguez, profesora de la UPV/EHU y coautora del estudio.
En el estudio, cuya primera firmante es Sachiko Koyama, de la Universidad de Indiana en la ciudad estadounidense de Indianápolis, se analizó a más de 1.500 personas en seis países (India, Irán, Italia, Japón, Rusia y España) entre 2021 y 2023. El equipo de investigación encontró que las poblaciones con dietas ricas en verduras, hierbas, especias y alimentos fermentados, como en India y Japón, experimentaron tiempos de recuperación más cortos tras infectarse de COVID.
«Nuestros hallazgos sugieren que los fitoquímicos podrían actuar como moduladores de la respuesta inmune, ayudando al organismo a defenderse del virus y a recuperarse más rápidamente», afirma Rohlfs.
La investigadora destaca la importancia de estos compuestos: «El betacaroteno, presente en zanahorias y otras verduras naranjas, tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El resveratrol, del vino tinto, también ha mostrado efectos beneficiosos. Los polifenoles del té y los isotiocianatos del brócoli son otros ejemplos de fitoquímicos con potencial para combatir la COVID-19».
Este estudio no solo refuerza la importancia de una alimentación saludable, sino que abre nuevas vías de investigación sobre el papel de los fitoquímicos en la prevención y el tratamiento de enfermedades infecciosas.
«Es fundamental seguir investigando para comprender mejor los mecanismos de acción de estos compuestos y determinar cómo podemos utilizarlos de manera más efectiva en la lucha contra la COVID-19″, concluye Rohlfs.
El estudio se titula “Possible roles of phytochemicals with bioactive properties in the prevention of and recovery from COVID-19”. Y se ha publicado en la revista académica Frontiers in Nutrition. (Fuente: UPV/EHU)
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