Por Efraín Hernández/
Río Blanco.- La cancelación del Paso Superior Ferroviario entre las colonias Ricardo Flores Magón y Modelo no es un hecho aislado, sino el reflejo de una administración marcada por la ineficiencia, la simulación y la falta de resultados.
El presidente municipal Ricardo Pérez García cierra su gobierno de la misma forma en que lo condujo: con promesas sin cumplir, gestiones a medias y una desconexión total con las verdaderas necesidades de la población.
Desde el arranque de su administración, el mandatario municipal se dedicó más a justificar sus limitaciones que a resolver los problemas de fondo.
El caso del puente a desnivel, que habría resuelto uno de los conflictos viales más graves de Río Blanco, evidencia su incapacidad para concretar obras estratégicas.
Ni siquiera logró avanzar con un proyecto ejecutivo que le permitiera gestionar recursos federales con seriedad. El edil ahora se escuda en la falta de respaldo de la diputación federal y en los tiempos burocráticos, pero lo cierto es que en casi cuatro años no fue capaz de estructurar una propuesta sólida.
Lo que hoy presenta como “gestiones” no pasan de reuniones y fotografías, sin ningún impacto tangible para la ciudadanía. Así, el puente prometido termina como otro símbolo del rezago que dejó su paso por el gobierno. La molestia entre los habitantes es más que comprensible: no solo se les negó una solución urgente, sino que se sienten burlados por una administración que nunca estuvo a la altura.
La caída del proyecto del puente es solo la última prueba de un gobierno local que se va por la puerta de atrás, cargando el peso de su propio fracaso.
Cabe recordar que Ricardo Pérez García es primo del ex secretario de la SEV Zenyazen Escobar García que sigue imponiendo alcaldes en la región de Córdoba, mismos que le reporran fuertes ganancias en negocios a través de obras públicas y adquisición y compra de propiedades.
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