Por José Gil Olmos/Columna
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) está desaparecida, su titular Rosario Piedra Ibarra no se encuentra, como ella lo pregona, del lado del pueblo, con los familiares de los miles de desaparecidos víctimas de los grupos criminales que exigen sean atendidos por todas las instancias gubernamentales.
En sentido contrario a lo que es su esencia, proteger y abogar por los derechos humanos, la titular de la CNDH no está con los colectivos de familiares de desaparecidos e incluso rechaza todo aquel pronunciamiento como el de la ONU, que alzó la voz para tratar este tema en su asamblea general.
Rosario Piedra, por la historia de su familia que sufrió la desaparición de uno de sus miembros durante la llamada guerra sucia, tendría que estar con estos colectivos que son una extensión histórica de aquellos como Eureka que encabezó su madre Rosario Ibarra de Piedra y que bajo el grito de “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, enfrentó por años distintos gobiernos sordos a esa exigencia, a esa demanda.
Pero no es así, al frente de la CNDH ratificada recientemente por el Senado, Rosario Piedra está muy alejada de los colectivos de familiares de desaparecidos que a partir del descubrimiento del rancho Izaguirre han cobrado nueva fuerza e ímpetu en sus demandas de tener el apoyo necesario para continuar con su dolorosa tarea de encontrar a sus seres queridos llevados a la fuerza por los grupos criminales coludidos con algunas autoridades.
En la cuarta reunión de estos colectivos con la Secretaría de Gobernación, doña Rosario Piedra no apareció. Ceci Flores, presidenta del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, lanzó una crítica a Martha Yuriria Rodríguez Estrada, Comisionada Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), de no haberlas recibido antes.
«La Comisionada de Derechos Humanos debería de estar en esta mesa», reprochó la sonorense, quien tomó asiento frente a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, quien durante su discurso inicial prometió que la presidenta Claudia Sheinbaum será notificada sobre todo lo discutido.
A la reunión asistieron alrededor de 15 activistas de Jalisco, Sonora y Durango, las titulares de Segob y la CEAV, el subsecretario de Gobernación, Arturo Medina, así como representantes de la FGR. Pero nadie de la CNDH.
Paradójicamente, Rosario Piedra se promueve como defensora de los derechos humanos del pueblo. Pero en los hechos está ausente donde ahora más se le necesita: a un lado de los colectivos encabezados por mujeres que, al igual que lo hiciera doña Rosario Ibarra de Piedra, piden la aparición con vida de sus familiares.
La CNDH, presidida por la hija de la luchadora social, rechazó “que se viva una crisis de desapariciones en México y más aún que éstas sean consecuencia de una política de Estado”, como lo expresó la ONU recientemente.
Doña Rosario Piedra defiende al Estado y se aleja del pueblo lastimado por las miles de desapariciones forzadas, contradiciendo la misión esencial de la CNDH. Y en esa paradoja se aleja también de la lucha de su madre, que por años caminó por todo el país alzando la voz de manera temeraria y que gracias a esa lucha fue como llegó a la CNDH.
Por cierto, cobra relevancia en este contexto la iniciativa del senador Manlio Fabio Beltrones, que propuso que a las personas buscadoras se les otorgue el estatus de auxiliares de búsqueda dentro de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas; que reciban beneficios económicos, seguro de vida y atención médica gratuita, y se les garanticen medidas de protección para evitar ataques contra ellas.
Comentarios