Los estudiantes en un contexto universitario que se encuentran en alguna situación de discapacidad, ya sea motriz, intelectual, sensorial, múltiple o psicosocial, enfrentan en su cotidianeidad diversas adversidades que obstaculizan e imposibilitan su pleno desarrollo académico y personal. Desafortunadamente, los esfuerzos realizados por las Instituciones de Educación Superior (IES) para construir espacios verdaderamente inclusivos son insuficientes. Las prácticas discriminatorias continúan siendo una constante en la vida universitaria, y las intervenciones institucionales para paliar o mitigar sus efectos suelen ser poco efectivas. A pesar de tratarse de una problemática compleja que requiere un análisis profundo, en esta ocasión me enfocaré en algunos aspectos específicos que considero urgentes de atender: la discapacidad psicosocial, su relación con la ideación suicida, el panorama actual en algunas Instituciones de Educación Superior y, finalmente, posibles acciones que podrían contribuir a revertir esta situación.
Discapacidad Psicosocial
La discapacidad psicosocial continúa siendo un tema profundamente invisibilizado en el contexto universitario actual. A pesar del avance discursivo en torno a la inclusión, esta forma de discapacidad sigue siendo mal comprendida o en muchos casos, simplemente ignorada tanto por las instituciones como por la comunidad educativa en general.
Actualmente, el “Trastorno Depresivo Mayor” (TDM), “Trastorno Afectivo Bipolar” (TAB), “Trastorno Obsesivo-Compulsivo” (TOC), “Trastorno Límite de la Personalidad” (TLP), “Trastorno del Espectro Autista” (TEA), “Trastorno de Ansiedad Generalizada” (TAG) y la Esquizofrenia, formarían parte de la discapacidad psicosocial, aunque no toda la carga pertenece al “cuadro clínico”, sino más bien en su nivel de inserción y participación social y cultural en el que están inmersos (Arenas & Melo-Trujillo, 2021).
Discapacidad e ideación suicida
Cuando se vive con una discapacidad, es innegable que se atraviesa un sinnúmero de adversidades en la vida cotidiana. En este sentido, el aumento de casos de lo que conocemos como depresión y la prevalencia de ideación suicida entre estudiantes universitarios con discapacidad han despertado un creciente interés en la comunidad académica, generando estudios que buscan no solo visibilizar, sino también incidir de manera crítica y propositiva en esta problemática (Solís & Gavilanes, 2023). Es crucial, por tanto, abordar lo que distintas disciplinas han señalado respecto a la relación entre discapacidad e ideación suicida. Esta vinculación, lejos de ser una simple coincidencia, es un reflejo de condiciones estructurales que vulneran el bienestar de estos estudiantes. La falta de políticas inclusivas reales, sumada a la estigmatización y la exclusión, contribuye a una dinámica de marginalización que afecta de forma directa a estos estudiantes.
· Las personas en situación de discapacidad al pensar aversivamente sobre sí mismos, sentirse inútiles e incomprendidos, evidencian ideación suicida y un alto riesgo de quitarse la vida (Longa, 2025).
· La ideación suicida en personas en situación de discapacidad es el primer paso, que, si no se actúa, trae consecuencias como prácticas autolesivas o incluso la muerte (Gadea, 2023)
· Estudios muestran que el 58.1% de estudiantes universitarios presentan ideación suicida (Portela et al., 2019)
· En un estudio realizado por Khazem (2018) se encontró una influencia en los factores de carga autopercibida y de dolor, con una mayor incidencia de cometer suicidio.
· Aquellos individuos que han sufrido algún tipo de daño cerebral, constituye un factor de riesgo exponencial con el riesgo suicida (Dreer et al., 2018).
· Las personas en situación de discapacidad que están expuestos a estigmas sociales (actitudes negativas, prejuicios, y discriminación) contribuye a un mayor riesgo de presentar lo que conocemos como depresión e ideación suicida (Shen et al., 2017; Buljevac et al., 2012).
· En un estudio realizado por Lewis et al. (2017) en personas con esclerosis múltiple, se encontró que además de presentar síntomas “depresivos”, tenían mayores tasas de ideación suicida.
¿Qué ocurre actualmente en algunas Instituciones de Educación Superior?
· Algunas instituciones de Educación Superior no priorizan la llamada “salud mental” para estudiantes universitarios en situación de discapacidad.
· La mayoría de los psicólogos que atienden a estudiantes universitarios en situación de discapacidad no se circunscriben a una óptica conductual, más bien está anclada a un modelo médico patologizante.
· La combinación de discapacidad + problemas de “salud mental” lleva indudablemente a una “doble discriminación”. Algunos estudiantes universitarios en situación de discapacidad evitan solicitar atención psicológica a pesar de si requerirla.
· No se niega que las universidades puedan tener políticas inclusivas en documentos oficiales, empero, su implementación es precaria y deficiente, causando prácticas discriminatorias que pocas veces se evidencian por temor a represalias.
· La ausencia de ajustes razonables para estudiantes universitarios en situación de discapacidad puede conducir al abandono académico, afectando a posteriori el bienestar del estudiante.
· Algunas universidades operan bajo directrices capacitistas, llegando a tratar a estudiantes en situación de discapacidad como una “carga” y no como parte integral de la comunidad universitaria.
· La falta de apoyos adecuados para estudiantes en situación de discapacidad es una forma de violencia estructural. Este vacío puede llevar a un epistemicidio, ya que se anulan otras formas de conocimiento, comunicación y existencia, excluyendo y desvalorizando experiencias que no se ajustan al “modelo normativo”.
· Muchas universidades de Educación Pública se “escudan” en campañas superficiales de “inclusión”, mucho de lo que se apalabra en medios digitales y de comunicación no se hace. Las universidades han aprendido a hablar de inclusión solo en sus folletos, foros internacionales y redes sociales, pero poco se aterriza a la realidad. La mal llamada “Inclusión educativa” no es más que marketing institucional para “enaltecer” el nombre de la universidad.
¿Qué se puede hacer para revertirlo?
Hablar de estas situaciones es absolutamente imprescindible si lo que se busca es generar cambios verdaderamente favorables. En este sentido, se sugiere lo siguiente:
· Visibilizar radicalmente las problemáticas que ocurren hacia los estudiantes en situación de discapacidad y tomar acciones para evitar las practicas discriminatorias.
· Garantizar que haya tutores sombra para estudiantes universitarios autistas. La evidencia empírica hace mención que su incidencia no es capacitista ni asistencialista.
· Impulsar que se garanticen ajustes razonables para estudiantes universitarios en situación de discapacidad.
· Sensibilizar al personal universitario para que se percaten acerca de las consecuencias devastadoras de implementar practicas discriminatorias a estudiantes universitarios en situación de discapacidad (v.gr. abandono escolar y riesgo suicida).
· Documentar casos de abandono institucional, castigar severamente la mala praxis, la negligencia y las prácticas discriminatorias.
· Promover de manera reiterada una cultura de cuidados mutuos y no capacitista dentro de cada facultad, incluyendo a toda la comunidad estudiantil.
· Monitorear y presionar radicalmente a organismos públicos para que se cumplan los derechos de estudiantes en situación de discapacidad.
· Escuchar a todos los estudiantes en situación de discapacidad es fundamental. Nadie mejor que ellos para señalar lo que necesitan para transitar adecuadamente dentro de la universidad.
· Seguir visibilizando lo que se quiere mantener en silencio, lo que se pretende ocultar, es crucial. No importa si incomoda o desagrada al público; de no hacerlo, solo se perpetúa el statu quo y se fomenta la continuidad de estas injusticias.
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