Efraín Hernández
Córdoba.- A unos meses de concluir su mandato, la administración de Juan Martínez Flores muestra señales claras de derrumbe. El acto cívico de este sábado, realizado por el 407 aniversario del primer cabildo de la villa de Córdoba, evidenció el abandono y el repudio que enfrenta el presidente municipal, pues fue prácticamente ignorado por los integrantes de su propio cabildo.
En un evento que debería ser de unidad y solemnidad, Martínez Flores quedó prácticamente solo. De todos los regidores, únicamente asistió Jonathan Rosas Blanco, conocido no por su compromiso con la ciudadanía, sino por ser cómplice de los actos de corrupción que se han denunciado en Hidrosistema. La imagen de un presidente municipal acompañado únicamente por un funcionario señalado por malos manejos, terminó por exhibir la profunda descomposición política de su administración.
La ausencia de los demás ediles no es casualidad. Es reflejo del rechazo que ha generado el alcalde incluso entre su propio equipo, incapaz ya de mantener la mínima cohesión interna. La falta de respaldo en un acto cívico de tanta relevancia dejó en evidencia que la autoridad moral y política de Juan Martínez Flores está completamente erosionada.
Con el Ayuntamiento fracturado y una ciudad cada vez más crítica de su gestión, el final de su administración se perfila como un cierre marcado por el fracaso, el aislamiento y el descrédito total.
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