A oscuras pero civilizados / María Beatriz Muñoz Ruiz / Opinión

La oscuridad se fue, pero aún no se ha hecho la luz sobre las causas del apagón.
- en Cultura

Por María Beatriz Muñoz Ruiz

El pasado 28 de abril se produjo el apagón que muchos llevaban avisando desde hacía tiempo, aún no se saben las causas, y si se saben no nos las van a decir, o eso es lo que piensa la población.

Durante estos días he hablado con mucha gente, pero el tema del apagón ha salido poco a relucir, y si se ha mencionado, no ha sido un tema especialmente extenso. De todo esto he podido observar cosas de la sociedad que me han llamado bastante la atención, no sé si el apagón ha sido un experimento social, pero mi mente ha ido recabando estos días reacciones que me dan qué pensar.

En primer lugar, he podido comprobar que, si se suelta a la sociedad de la mano en una situación caótica, en la mayoría de los casos, se vuelve solidaria e intenta mantener la calma, se activa la condición de manada.

El pasado 28, yo me encontraba trabajando cuando se produjo el apagón, lo primero que se me vino a la mente fue la predicción de los Simpson, pero entre bromas con mis jefes, en mi cabeza se activó un extintor que apagó el fuego catastrófico que escuchaba una y otra vez, lo peor fue cuando salí del trabajo y me encontré metida en el coche de mi marido en pleno centro de Granada y sin semáforos. En aquel momento, y por unos segundos, las alarmas volvieron a saltar en mi mente, sin embargo, lo que comencé a ver fue increíble, a pesar de todo el caos, la circulación estaba controlada en zonas más conflictivas por la policía, y en zonas de menor afluencia de tráfico, la gente, esos a los que los gobiernos llaman salvajes, se respetaban unos a otros, se detenían en los pasos de cebra e iban lentos y con precaución.

En el supermercado había más gente que de costumbre y las bazarterías estaban a tope, pero todo el mundo compraba civilizadamente, también he de puntualizar que el apagón solo duró unas diez horas, si hubiera durado varios días no sé qué habría sucedido, pero por lo menos, y según lo visto, en una crisis a corto plazo, la ciudadanía tiene más luces de las que nos atribuyen los gobiernos y poderes judiciales.

También pude comprobar que ante la llegada del fin del mundo, muchos decidieron aprovechar la cerveza de los bares mientras aún estuviese fresquita, otros no quisieron terminar el día sin probar el último helado antes de que se derritiesen, los niños dejaron los móviles y salieron a la calle a jugar, pero en cualquier caso, y en contra de todo pronóstico, al caer la noche y sumirse España en la más completa oscuridad, no hubo violencia y saqueos, no hubo caos ni ataques, solo hubo velas, bocadillos o barbacoas y muchas conversaciones.

He de decir que lo peor de la situación fue la falta de comunicación entre familiares; porque sin luz se puede sobrevivir, pero el no saber nada de tus seres queridos puede ser realmente un infierno.

La oscuridad se fue, pero aún no se ha hecho la luz sobre las causas del apagón, existen demasiadas incógnitas sobre lo sucedido; unos meses antes nos estaban empujando a hacernos con un kit de emergencia y en medio de ese intento de que cundiese el pánico, los países justificaban una mayor inversión en armamento. Que conste que no veo mal lo de la inversión en armamento, pero no solo deberían quedarse ahí, porque si se produce una guerra o una crisis como la del 28 de abril, no se puede curar a un herido con un arma, no se puede dirigir el tráfico con una bomba, y no se puede mantener la electricidad con un avión de combate.

Ya que nos ponemos a ser alarmistas o realista, según se quiera ver, vamos a aprender de lo que nos ha pasado; invirtamos en sanidad, creemos más hospitales y demos empleo a esos miles de médicos que todos los años terminan su larga y complicada carrera universitaria, invirtamos también en seguridad ciudadana para que en una situación como la que se dio, podamos sentir que hay suficientes activos para protegernos, y sobre todo, utilizad esto, para aprender y crear posibles soluciones ante una situación parecida.

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