El Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (COVEICYDET) se presenta como el motor de la innovación en Veracruz, pero tras esta fachada se oculta un entramado corrupto que utiliza fondos provenientes de multas del OPLE—recursos que, al no estar sujetos a rigurosas auditorías, se convierten en la “caja chica” perfecta para llenar los bolsillos de sus directivos. Para algunos, ingresar al COVEICYDET es sinónimo de transformar radicalmente su estilo de vida, mediante contratos directos, adquisiciones sin licitación y la creación de empresas fachada.
Fondos del OPLE: La «caja chica» de la impunidad
Los recursos derivados de las multas impuestas por el OPLE, que legalmente deberían impulsar la ciencia y la tecnología, se destinan en la práctica a contratos de adjudicación directa sin competencia. Esto crea un ambiente en el que el uso discrecional de esos fondos se traduce en amplios desfalcos, protegidos por la falta de mecanismos de fiscalización.
INVERSION EN “REPARACIÓN O REMODELACIÓN?”
En 2024 se ejecutó la llamada “reparación” de la instalación eléctrica del consejo, una obra coordinada por el administrador de la gestión anterior y la Secretaria Técnica, Alejandra López Vidal. Los montos facturados alcanzaron cifras exorbitantes, sin que la magnitud real de la intervención—que fue mínima y más bien un parche temporal—justifique tal desembolso. Este sobrecosto evidencia el desvío de fondos destinado a “mejorar” las instalaciones.
Otro ejemplo es la remodelación de la cafetería del COVEICYDET, nuevamente promovida por Alejandra López Vidal, se presentó como una mejora necesaria. Sin embargo, los cambios efectuados fueron meramente cosméticos y no alcanzaron a dotar al espacio de funcionalidad. La diferencia abismal entre el costo facturado y lo implementado demuestra la ausencia de procesos de licitación, favoreciendo contratos adjudicados a empresas de dudosa integridad, muchas de las cuales se revelan como fachadas creadas para inflar presupuestos.
Empresas fachada y contrataciones a la medida
En el COVEICYDET, la contratación de servicios—desde el suministro de insumos para limpieza hasta la gestión de la nómina del Museo Kaná—se realiza sin transparencia. Las empresas encargadas de estos servicios, en numerosos casos, son creaciones de los propios funcionarios y se adjudican sin licitación alguna. Esta práctica no solo infringe la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, sino que convierte cada contrato en una maniobra para enriquecer a un círculo privilegiado.
Convocatorias selectivas: el favoritismo al servicio del amiguismo
No conformes con destinar los fondos del OPLE a inflar sus propios bolsillos, también manipulan las convocatorias públicas —esas que, en el papel, buscan “beneficiar a los veracruzanos”— para repartir recursos entre sus allegados. Las bases del “Fondo Veracruzano de Apoyos en Actividades Científicas, Tecnológicas e Innovación 2024” pintan un panorama que simula imparcialidad, pero al revisar la lista de beneficiarios, el guion cambia por completo: amigos, familiares y cercanos a la Secretaría Técnica y a la actual dirección se reparten el pastel sin pudor alguno.
Porque sí, en el COVEICYDET, si eres amigo de Graciela Hernández y Orduña, de Alejandra López Vidal o de Álvaro Luna, o tienes algún lazo familiar con ellos, puedes estar tranquilo: el apoyo te llegará. Si no, mejor ni te esfuerces. Basta con revisar quiénes fueron seleccionados en esta última convocatoria para confirmar lo que ya es un secreto a voces: los recursos no se asignan por mérito, sino por conveniencia.
La oscura trayectoria de María Graciela Hernández y Orduña
La designación de la directora, María Graciela Hernández y Orduña, ha estado marcada por un extenso historial de desfalcos y desvíos de recursos en otros organismos estatales como el ITSX y el COLVER. Su llegada al COVEICYDET, enmarcada en la retórica del “tiempo de mujeres al poder”, se percibe más como la culminación de una carrera plagada de irregularidades que como una renovación de la ética pública. Este pasado y la continuidad de prácticas corruptas han generado serias dudas sobre si su nombramiento se debió a su supuesta capacidad investigadora o a su reputación en el manejo de fondos públicos desviados, haciendo de la corrupción el pasaporte para acceder al poder.
Museografía del Museo Kaná: inversión millonaria y resultados derecientes.
El proyecto de Museografía (interna y externa) del Museo Kaná, que implicó una inversión millonaria, es otro claro ejemplo del uso desviado de recursos. En la remodelación que prometía transformar el anterior Museo Interactivo de Xalapa, invirtieron millones, pero solo en materiales precarios como tablaroca, triplay, cartón común y pintura de baja calidad, sin alcanzar siquiera los estándares mínimos de modernización. Se habla también de un continuo mantenimiento a las instalaciones, sin verse reflejado en lo más mínimo. La anterior consultora, renuente a participar en los fraudes, fue presionada hasta ser posteriormente despedida de forma injustificada, permitiendo que Alejandra López Vidal reestructurara el proyecto beneficiándose directamente y a sus manos cómplices.
Despidos injustificados: afianzando el monopolio del poder
Después de que el nombre del COVEICYDET comenzó a sonar en el ámbito público —y no precisamente por buenas razones—, empezaron a registrarse despidos sin justificación clara.
No queda del todo claro si se trata de una medida de la Directora y su Secretaria Técnica para imponer orden, infundir temor o simplemente reorganizar piezas. Lo que sí resulta evidente es que estos movimientos han terminado beneficiando a personas cercanas a la dirección, lo que alimenta aún más las sospechas sobre una gestión basada en vínculos personales más que en criterios profesionales.
Conclusión: Un llamado urgente a romper con la impunidad
El COVEICYDET, que debería ser un bastión para el desarrollo científico en Veracruz, se ha convertido en el escenario perfecto para la corrupción y el desvío de recursos. La opacidad en el manejo de los fondos del OPLE, la adjudicación directa de contratos sin licitación, la remodelación inflada de obras y las convocatorias selectivas evidencian un sistema en el que el privilegio y el amiguismo reinaron sin control. Frente a esta realidad, resulta urgente que la gobernadora Rocío Nahle García y la Secretaría de Educación intervengan de manera decidida para poner fin a este esquema de impunidad. Cuando la corrupción se disfraza de innovación, los verdaderos enemigos de la transparencia se alzan, y la pregunta que clama por respuesta es: ¿hasta cuándo se permitirá que el trío—encabezado por una directora con un historial manchado por desfalcos—siga beneficiándose a costa de la ciencia en Veracruz.
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