Coatzacoalcos bajo la indiferencia política / Isaac Martínez Pérez / La Política al desnudo

La crisis actual pone en evidencia la necesidad de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.

Por: Isaac Martínez Pérez

La ciudad de Coatzacoalcos se encuentra sumida en una crisis de servicios básicos. Numerosas colonias padecen la falta de agua potable y energía eléctrica, un panorama desolador que contrasta con la actividad frenética de la campaña política. Cuatro candidatos se disputan la alcaldía, prometiendo un cambio que, a juzgar por la situación actual, parece lejano e irreal.

Mientras los ciudadanos enfrentan la penosa realidad de la falta de servicios esenciales, los aspirantes a la alcaldía recorren las calles, ofreciendo discursos vacíos y promesas huecas. La imagen de cuatro figuras políticas, aparentemente más preocupadas por el poder y la solvencia económica que por las necesidades de la población, resulta profundamente decepcionante. Sus campañas, en lugar de enfocarse en soluciones reales a los problemas que aquejan a Coatzacoalcos, parecen limitarse a una lucha por el poder, una batalla por la silla presidencial que deja a la ciudadanía en un segundo plano.

La indignación ciudadana es palpable. El hashtag #Coatzacoalcos se ha convertido en un espacio de denuncia, donde los habitantes expresan su frustración ante la inoperancia de las autoridades y la falta de compromiso de los candidatos. La frase «YA AGARRA EL PEDO COATZA» refleja un sentimiento de hartazgo y desilusión generalizado. La esperanza de un «discípulo» salvador, un político que se preocupe genuinamente por el bienestar de la ciudad, parece desvanecerse. La realidad es que la transformación de Coatzacoalcos no dependerá de un mesías político, sino de la participación activa y la exigencia ciudadana.

La crisis actual pone en evidencia la necesidad de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones. Es hora de que los coatzacoalqueños se involucren en la construcción de un futuro mejor para su ciudad, exigiendo a sus representantes un compromiso real con el bienestar de la comunidad y un plan de acción concreto para solucionar los problemas urgentes que aquejan a la ciudad. El cambio, en última instancia, depende de nosotros mismos. La apatía y la resignación sólo perpetuarán el ciclo de la indiferencia política que hoy ahoga a Coatzacoalcos.

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