Depresión y su relación con el comportamiento suicida

La “depresión” es una enfermedad frecuente, ocasiona que las personas que la padecen tengan una serie de dificultades.
- en Salud

Por  Carlos Eduardo González Gómez 

Los avatares de la vida pueden ser considerados como aquellas pruebas y giros inesperados que moldean nuestra conducta, en su mayoría sin dar previo aviso ni dar explicación. Son aquellas situaciones con una adversidad en su mayoría insostenible: una pérdida, una enfermedad, una traición, la decisión que lo cambia todo. No obstante, también trae consigo sorpresas: un encuentro, un hallazgo, un acto de amor inesperado. En tal sentido, se debe ser claro, es la vida con todo y sus avatares lo que los permite hacerle frente, desafiándonos a adaptarnos, a resistir, a no rendirnos ni darnos por vencidos.

Una vez comentado lo anterior, es imprescindible ver que dice la literatura en torno al concepto de lo que se conoce como “depresión» desde algunos prismas conceptuales:

La “depresión” es una enfermedad frecuente, ocasiona que las personas que la padecen tengan una serie de dificultades (Vargas, 2025).

La “depresión”, conocida como trastorno depresivo mayor, es una enfermedad mental común y grave que afecta negativamente cómo se siente, la forma en que piensa y cómo actúa (Cortez & Cortez, 2025)

La “depresión” es un trastorno mental de alta prevalencia a nivel mundial que afecta de forma significativa las emociones, pensamientos y comportamientos en varios grupos etarios, es un estado emocional y mental ocasionado por situaciones traumáticas, estresantes y desequilibrio neuroquímico (Armijos et al., 2025).

Lo anterior nos muestra algo muy interesante, los problemas psicológicos se circunscriben al modelo médico. ¿Y que significa esto? fácil, que cuando uno reporta lo que se conoce como “depresión”, de manera indirecta, el psicólogo patologiza, trastorna y psiquiatriza el comportamiento, toda vez que no existen tal cosa como enfermedades o trastornos mentales, pues los problemas psicológicos no emanan del cerebro, sino más bien de la interacción con el medio.

Una vez dicho esto, se precisa argumentar lo dicho por Pérez-Álvarez (2007), quien nos habla de la desmedicalizacion de la depresión:

• La medicación es sin duda el tratamiento más utilizado hoy día para la “depresión”, considerada un marketing farmacéutico.

• Los nuevos antidepresivos, de forma irónica, a aumentado los casos de “depresión”, la medicación antidepresiva supone un enorme gasto sanitario innecesario.

• Activación Conductual es una metodología que ha mostrado ser tan eficaz como la medicación en la “depresión”. Este hallazgo pone en entredicho la medicación como tratamiento de elección para la “depresión”, así como la supuesta naturaleza biológica de la depresión y su consideración como enfermedad.

• Activación Conductual proporciona poderosas razones para la desmedicalización de la depresión, toda vez que es inviable para “atacar” la infelicidad, el sufrimiento, el descontento, el infortunio, la insatisfacción y mucho menos la tristeza.

La “depresión” supone una situación en la que las cosas valiosas han perdido su valor. En este sentido, la “depresión” sería más una situación en la que uno está que algo que uno tiene dentro de sí.

• Activación Conductual propone actividades que sean relevantes para las necesidades y valores de la persona. En este sentido, propone la realización de actividades a pesar del estado anímico y pensamientos “negativos” que se puedan tener. Trata más de modificar las condiciones de las que depende la “experiencia depresiva” que de aceptar tal experiencia como “filosofía de vida”.

• Para algunos, el comienzo de la “depresión” puede encontrarse en una pérdida súbita, como la pérdida de empleo, terminar una relación, la muerte de un familiar, el fallo en conseguir una meta personal o en la dificultad para afrontar los avatares cotidianos de la vida. Para otros, el comienzo de la “depresión” no es fácil de relacionar con alguna circunstancia o evento particular. Aun así, no quiere decir que no exista. La “depresión” sería una forma posible de estar en el mundo, dadas las circunstancias.

Es inadmisible intentar darse el lujo de desatender este tipo de situaciones complejas, pues es evidente que el sufrimiento es la antesala a la “depresión” y, por supuesto, al riesgo suicida, puesto que, seria infame decir que son asuntos menores o pasajeros.

El suicidio es algo que ocurre diariamente en todo el mundo. Y claro, hay realidades muy aversivas (desagradables) que “justifica” que una persona quiera dar fina su misma existencia. V.gr. muerte del ser más amado, enfermedades terminales, adquirir una discapacidad a consecuencia de un accidente, entre otros.

Hay realidades silenciosas que afectan a millones de personas, se invisibilizan, se ignoran, en su mayoría están al borde del abismo sin que nadie lo note. Ignorar estos temas no hará que las cosas cambien, se debe ser más compasivo con el otro, se debe ver la manera de auxiliar al que así lo considere.

Ya basta de no hacer nada para evitar la incomodidad o el prejuicio, pues al no hacer nada, solo trae como consecuencia que el dolor en este grupo vulnerable crezca de manera inconmensurable hasta volverse insoportable. Hablar del suicidio tendría que normalizarse, es imprescindible ofrecer espacios seguros, escuchar sin juzgar, sin lacerar al otro, actuando en todo momento con mucha compasión, esa es nuestra responsabilidad como sociedad, no aminorar el dolor ajeno.

No es malo llorar, sentirse triste, pensar en ocasiones que la vida no tiene sentido, pero es menester crear redes de apoyo que nos posibiliten soportar los momentos oscuros, todas las personas son valiosas y ninguna se debe infravalorar.

Reflexiones críticas en torno a la depresión y el riesgo suicida

1. A la sociedad siempre le importará más tu productividad que tu “bienestar psicológico.” Se valida y reconoce al que rinde, al que no se queja de los avatares de la vida, más no al que pide ayuda. Es lamentable, pero una realidad es que no es hasta que alguien se suicida que buscan “concientizar” al respecto. Todos transitamos en nuestra cotidianeidad por diversas vicisitudes de la vida, es cierto, no obstante, pocas son las personas que reconocen estar mal y solicitan algún tipo de intervención comportamental, pero también hay quien sufre en silencio y ve como una última alternativa dar fin a su misma existencia.

2. El sistema de salud pública trata la “depresión” como una molestia, como algo que se debe medicalizar. El sistema de salud no considera la “depresión” como una situación transitoria en la que cualquiera podría estar inmerso, es más ad hoc vislumbrarla como algo “anómalo”, algo que hay que curar. Hay una medicalización indiscriminada a los problemas de la vida, y no se toma en consideración que aun y con los fármacos más “potentes”, las personas se llegan a suicidar.

3. El suicidio no es egoísmo; es una salida desesperada ante la presencia del sufrimiento. Las personas no intentan quitarse la vida como una forma de querer llamar la atención, la persona genuinamente transita por un intolerable sufrimiento. Por tanto, es imprescindible hablar del tema, dejar de percibirlo como un enigma, un estigma o un tabú. En la mayoría de las ocasiones las personas no saben qué hacer, pero cuando se les escucha, cuando no se invalida su sufrimiento, pueden reconsiderar las cosas y continuar viviendo.

4. ¿Qué tan fragmentado está el mundo que suicidarse parece la mejor alternativa? El mundo en general es muy adverso, hay una multiplicidad de problemáticas culturales, sociales, políticas, económicas, estructurales, etc. Sin embargo, también es verdad que las personas no se levantan una mañana deseando suicidarse, la gran mayoría de personas no desea hacerlo, lo que buscan en tal sentido es dejar de sufrir. Pero vivir en un mundo que castiga severamente la vulnerabilidad, principalmente en el caso de los hombres, hace que la muerte parezca compasiva.

5. Romantizar el sufrimiento y vislumbrarlo como filosofía de vida carece de sentido. El sufrimiento es real, el sufrimiento duele y lacera, el sufrimiento mata lentamente, hay contextos muy dolorosos, contextos donde vivir se vuelve insoportable ¿Qué dirías a ese ser amado si quiere suicidarse? ¿Estarías de acuerdo? ¿Respetarías su decisión o harías algo al respecto con tal de verlo con vida? La vida es difícil, es dolorosa, pero aun y con lo anterior vale la pena.

6. Los likes no salvan vidas, el acompañamiento sí. Actualmente se ha puesto de “moda” ver publicaciones en cualquier red social con frases cliché como: “No estás solo”, pero ¿Qué impacto ha tenido al respecto ese tipo de publicaciones o cuál es su intencionalidad? La psicología en ciencia del comportamiento posibilita cambios en población con riesgo suicida. Imprescindible saber escuchar, acompañar y evitar juicios de valor al respecto, pues muy probablemente desde la compasión es que se probabilice que cada vez menos personas se suiciden.

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