Por: Isaac Martínez Pérez.
El caso del odontólogo en Minatitlán, víctima de la arbitrariedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), expone la preocupante realidad de abusos e impunidad que se viven en la región. La irrupción en su consultorio, sin orden judicial ni identificación apropiada, representa una flagrante violación del artículo 16 constitucional y de la Ley de la Industria Eléctrica. No se trata de una simple inspección, sino de un acto de prepotencia que evidencia la falta de respeto a los derechos de los ciudadanos.
El hecho de que los inspectores de la CFE revisaran tres medidores sin una justificación clara, y que uno de ellos se arriesgara a una caída al intentar inspeccionar un medidor de forma insegura, demuestra una total falta de profesionalismo y responsabilidad. ¿Es esta la imagen que la CFE quiere proyectar? ¿Una empresa que pone en riesgo a sus trabajadores y amedrenta a sus usuarios?
Lo más alarmante es la impunidad con la que se cometieron estos actos. La ausencia de un corte de luz tras la revisión sugiere que la supuesta irregularidad era un pretexto para una acción intimidatoria. Si la CFE realmente se preocupa por la eficiencia energética y el cumplimiento de las normas, debe hacerlo a través de canales legales y respetando los derechos de los usuarios.
La acción de Resistencia Civil Minatitlán fue fundamental para evitar que el abuso quedara impune. Su presencia impidió un posible corte de luz injustificado y puso en evidencia la falta de apego a la ley por parte de la CFE. Esta situación exige una respuesta contundente: las autoridades deben investigar a fondo estos hechos, sancionar a los responsables y garantizar que no se repitan tales atropellos.
El caso del odontólogo es un símbolo de la lucha contra la impunidad y la defensa de los derechos de los ciudadanos. Es una llamada de atención para exigir que la CFE actúe con transparencia, respeto y apego a la ley, en lugar de recurrir a tácticas intimidatorias y abusivas. La falta de acción por parte de las autoridades sólo permitirá que estos actos se perpetúen y se extiendan, generando un clima de miedo y desconfianza. Minatitlán y otras comunidades necesitan una CFE que sirva a sus ciudadanos, no que los hostigue.
Comentarios