Por Carlos Eduardo González Gómez
El comportamiento suicida puede definirse como aquella serie de pensamientos (ideación suicida), autolesiones e intento de suicidio que tiene como objetivo dar fin a la misma existencia. Es un fenómeno complejo, de corte multifactorial, entre ellos podemos encontrar el abuso de sustancias, eventos muy aversivos (desagradables), “depresión”, problemas financieros, fallecimiento de un ser amado, aislamiento social, problemas morales e interpersonales, entre otros. En la mayoría de las ocasiones, quien transita por una situación de esta índole atraviesa por un profundo sufrimiento y siente que hay una carencia de alternativas para aminorar su dolor. A continuación, daré aquellas estrategias que llevo a cabo de manera empírica (por experiencia) como psicólogo conductual de cómo se debe abordar el riesgo suicida, tanto en población autista como no autista (“neurotípica”), empero, en adultos. Para el caso de población infantil y población adolescente, en otro espacio puede explicitarse.
Población autista
La evidencia empírica ha mostrado que hay dos maneras de incidir en esta población. Por un lado, tenemos a la población cuya sintomatología “depresiva” se manifiesta mediante insomnio e inquietud (Ruggieri, 2020); y por otro, cuando la sintomatología “depresiva” se presenta mediante una alta reactividad emocional (Musich et al, 2024).
En el primer caso, se va a intervenir, para el caso de “depresión” mediante Activación Conductual y lo que se conoce como “ansiedad” con técnicas de exposición. En el segundo caso, se va a intervenir, para el caso de la “depresión” mediante Terapia Dialéctica Conductual (DBT) y lo que se conoce como “ansiedad” con “Mindfulness”.
Población no autista (“neurotípica”)
La evidencia empírica ha mostrado que la manera en la que se puede trabajar con esta población es mediante Activación Conductual y Técnicas de Exposición. No obstante, algo que se debe precisar es que para el caso de población “neurotípica” como autista, es imprescindible en algunos casos la implementación de Coaching Telefónico, este último emanado de DBT. Igualmente, algo que es menester llevar a cabo es la psicoeducación, toda ves que esta va acompañada de los registros conductuales, los cuales hará el consultante, y es por lo menos ad hoc entienda el por que hará lo que hará y que función tendrá.
De manera general, y para ambas poblaciones (autista-no autista) se esbozará lo pertinente a su manera de incidir:
Activación Conductual
La Activación Conductual (AC) emerge como la intervención más eficaz para esto que se conoce como “depresión”, su respaldo empírico ha mostrado ser más eficiente que la medicación (Pérez-Álvarez, 2007), entendida además en términos contextuales, cuya premisa es auxiliar a personas “deprimidas” a reengancharse en sus vidas. Es un tipo de terapia psicológica que alienta a una persona a volver a realizar actividades que le resulten significativas. La AC propone actividades que sean relevantes para las necesidades y valores de la persona. En este sentido, propone la realización de actividades a pesar del estado de humor y pensamiento “negativo” que se pueda tener. Trata más de modificar las condiciones de las que depende la “experiencia depresiva” que de aceptar tal experiencia como “filosofía de vida”.
Técnicas de Exposición
Las técnicas de exposición implica enfrentarse, de manera planificada y progresiva, a situaciones que puedan llegar a generar malestar, sensaciones internas que provocan lo que se conoce como “ansiedad”. Aquí, el objetivo principal es que la persona permanezca en la situación temida o enfrente esos estímulos “internos” hasta que la emoción o el impulso disminuya considerablemente y/o hasta comprobar que las consecuencias temidas no suceden (Bados & García, 2011). Existen siete tipos de exposición:
- Exposición en vivo (EV).
- Exposición en imaginación.
- Exposición interoceptiva.
- Exposición mediante ayudas audiovisuales.
- Exposición utilizando la escritura o los juegos.
- Exposición mediante realidad virtual.
- Exposición simulada.
- Exposición al pensamiento.
Terapia Dialectico Conductual
Dialectical Behavior Therapy (DBT) es un enfoque terapéutico creado por Marsha Linehan, diseñado primordialmente para intervenir puntualmente en población con el llamado “Trastorno Límite de la Personalidad” (Linehan, 1993; Vega & Sánchez, 2013). Tiene la finalidad de ser un tratamiento efectivo para aquellos individuos que experimentan en su día a día dificultades de “regulación emocional”, y que además presentan comportamientos suicidas y autolesivos (Musich et al., 2024).
Mindfulness
La evidencia sugiere que la “terapia” basada en la atención plena (MBT) pueden ayudar a reducir la “ansiedad” en el autismo (Cachia et al., 2016; Spain et al., 2015). Un programa autoguiado en línea basado en Mindfulness produce reducciones significativas en la “ansiedad”, la “depresión” y el estrés en población autista (Krusche et al., 2013)
Coaching Telefónico
El uso del coaching telefónico posibilita dar apoyo y soporte en situaciones de crisis, con el afán de que los consultantes implementen las habilidades aprendidas en sesión, las llamadas telefónicas deben ser breves, aunque no aplica en todos los casos, especialmente cuando el consultante expresa abiertamente querer terminar con su vida, en tal caso el coaching telefónico no es breve (Musich et al., 2024).
Reflexiones críticas en torno al comportamiento suicida
- El suicidio no es meramente un problema individual: es un síntoma de una sociedad patologizada. Nos encontramos inmersos en sistemas que normativiza la explotación, el aislamiento, la competencia desmedida y la deshumanización. No obstante, se debe reconocer que cuando una persona se suicida, se probabiliza que sea consecuencia de todo lo antes mencionado. Es imprescindible crear condiciones dignas para poder vivir.
- El suicidio no se “cura” con el consumo desmedido de drogas psiquiátricas, sino más bien con justicia. Es inadmisible medicalizar los problemas de la vida, pues aún y con el fármaco más potente y la “mejor” atención psicológica las personas se terminan suicidando. Es menester cuestionarse, ¿Qué clase de vida están llevando? Toda vez que los problemas estructurales también generan mucho sufrimiento. Aquí, la pobreza, el racismo, el acoso, la precariedad laboral, entre otros, “activan” el riesgo suicida.
- El suicidio vislumbrado como una forma de protesta silenciada. Se debe ser crítico, una parte considerable de los suicidios son gritos silenciosos contra sistemas opresivos que no pueden ser cambiados. En ningún momento el suicidio es meramente una toma de decisiones “irracionales”, sino más bien el último acto de valor de una persona que no se haya en un mundo que lo ha invisibilizado
- El discurso errado de “éxito” también mata. La presión permanente por “rendir”, “ser productivo”, ser “bueno”, ser “capaz” y “superarte” ignora que somos humanos, somos simples mortales y no máquinas. Nuestra cultura del perfeccionismo y la autoexplotación para hacer mucho simultáneamente, orilla a una gran mayoría de personas a sentir que, si no lo hacen, si no son productivos, si no se vuelven “buenos” en lo que hacen, su vida no vale. Y lo anterior, indiscutiblemente puede llevar a una persona al suicidio.
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