Por: Isaac Martínez Pérez.
La contienda electoral en Coatzacoalcos se ha visto salpicada por acusaciones de prácticas irregulares, donde la doble moral parece ser la norma. Mientras Morena presenta una queja ante el OPLE contra Juan Pablo Sosa González, secretario general del sindicato del hospital comunitario y suplente del candidato del PRI, por presunta coacción del voto de los trabajadores, se olvida convenientemente de la abierta y descarada intervención del sindicato del ayuntamiento a favor de su candidato, Pedro Miguel Rosaldo García.
La denuncia contra Sosa González, por su participación en la campaña del PRI, resulta hipócrita cuando el líder sindical del ayuntamiento, Gersain Hidalgo Cruz, moviliza abiertamente a los trabajadores municipales en apoyo a Rosaldo, desviando incluso las cuotas sindicales para financiar su campaña. La gravedad se incrementa al constatar que estos trabajadores abandonan sus puestos durante horas laborales para participar en actividades proselitistas. ¿Acaso la ley electoral solo se aplica selectivamente?

La «renuncia» de Sosa González, presentada como una solución consensuada, parece más bien una estrategia para desviar la atención de la verdadera problemática: la flagrante falta de equidad en el juego electoral. Morena, lejos de promover la imparcialidad, se vale de la influencia de un sindicato para impulsar su campaña, mientras acusa al PRI de las mismas prácticas.
La desesperación del partido oficialista es evidente. El temor a perder la contienda los lleva a recurrir a argucias legales para intentar frenar a su oponente, Carlos Vasconcelos. Las amenazas veladas de retirar programas sociales, a pesar de su carácter constitucional, demuestran la falta de escrúpulos y el abuso de poder. La participación de funcionarios municipales sin licencia en la campaña de Morena solo refuerza esta imagen de hipocresía y falta de apego a la ley.
En resumen, la situación en Coatzacoalcos expone la hipocresía que permea la contienda electoral. La doble vara para medir la influencia sindical y el uso descarado del poder por parte de Morena empañan el proceso y generan una profunda desconfianza en la imparcialidad del sistema. La ciudadanía merece una elección limpia y transparente, libre de estas prácticas que socavan la democracia.
Comentarios