Santos Escandón «El Charrito» y la farsa de la democracia sindical en Minatitlán / Isaac Martínez Pérez / Política Al Desnudo

La opacidad y la corrupción imperan en el SUEM-Minatitlán.

Por: Isaac Martínez Pérez

Andrés Santos Escandón, “El Charrito”, lleva más de tres décadas aferrado al liderazgo del SUEM-Minatitlán, sangrando las cuotas sindicales para beneficio personal. Su reinado, cimentado en artimañas legales y alianzas oportunistas con PRI, PAN y ahora MORENA, se tambalea ante la creciente indignación de los trabajadores.

Su actual estrategia, bajo el amparo del próximo alcalde morenista Guillermo Reyes Espronceda («mi amigo de años», presume), es amañar la próxima elección sindical. El botín: cuatro años más de control absoluto sobre las finanzas del sindicato, que le han permitido amasar una fortuna en ranchos, flotillas de taxis, mansiones y negocios turbios. Su traición a los petroleros de la Sección 10 del STPRM, a quienes abandonó tras recibir dinero de las cuotas sindicales, es un ejemplo de su falta de escrúpulos.

Los trabajadores de Minatitlán merecen un liderazgo honesto y transparente, alejado de las prácticas clientelares y el enriquecimiento ilícito.

La nueva Reforma Laboral parece no importarle. “El Charrito” utiliza el dinero de los trabajadores para impulsar la campaña de MORENA, mientras estos mismos trabajadores lo repudian. La huelga de 11 meses en 2022, donde los empleados municipales sufrieron penurias hasta que la SCJN les dio la razón, expone su cinismo. El acuerdo amañado con Carmen Medel, donde solo se pagó el 75% de las prestaciones a más de 300 trabajadores, deja una pregunta en el aire: ¿Dónde está el 25% restante? ¿En los bolsillos de Medel y “El Charrito”?

La opacidad y la corrupción imperan en el SUEM-Minatitlán. La designación de Jorge Suárez, hijastro de Escandón, como comisionado en el sindicato, es una muestra más del nepotismo y la falta de transparencia que caracteriza a esta administración sindical. Los trabajadores de Minatitlán merecen un liderazgo honesto y transparente, alejado de las prácticas clientelares y el enriquecimiento ilícito. La farsa de «El Charrito» debe terminar. Es hora de exigir una elección sindical limpia y justa, donde los trabajadores puedan elegir a sus verdaderos representantes, libres de la opresión y la corrupción. El futuro del SUEM-Minatitlán depende de ello.

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