Validación & Autovalidación emocional

Se debe precisar que existe una delgada línea entre validar una emoción y “alimentarla” de forma innecesaria.
- en Foro libre

Por Carlos Eduardo González Gómez 

En relación con lo explicitado por Stoewsand (2021) & Linehan (2020), se esbozará lo concerniente a la validación y regulación emocional:

Validación emocional

¿En algún momento de tu vida has escuchado alguna vez este tipo de discursos? ¡No te preocupes! ¡No es para tanto! ¡Estas exagerando! ¡Y por eso estas triste! ¡Todo lo tomas a mal! ¡Por todo lloras!

Cuando escuchamos ese tipo de discursos solemos abrir la «caja de pandora» para cambiar lo que sentimos, aunque “internamente” no podamos.

Las emociones tienen un ANTECEDENTE, algo que hace que se presenten, no surgen “de la nada”. Los seres humanos estamos preparados para experimentar TODAS las emociones, y estas cumplen una FUNCIÓN.  Es incorrecto decir que hay emociones “buenas” o “malas”, «positivas» o «negativas», “correctas” o “incorrectas”.

Pongamos un ejemplo: Valeria no nace con un «gen» que la haga estar triste, feliz, enojada, tranquila, etc., depende del contexto (situación) que esté experimentando en ese momento para saber el por qué surge tal emoción…

Cuando alguien nos dice “no te preocupes, no es nada” está tratando de ayudar, es cierto, pero, aunque sus intenciones sean buenas, lo más probable es que provoque el efecto contrario: hacernos sentir que estamos mal o que estamos exagerando.

A esto le llamamos INVALIDAR: comunicarle al otro que lo que siente está mal, que debería sentir menos, que no es comprensible lo que le pasa.

Aceptarlas implica identificar esas respuestas, tomarlas de manera seria, sin desatenderlas ni hacerlas de menos, con una ACTITUD NO JUICIOSA y describiéndolas de manera clara.

Autovalidación emocional

Si la validación se trata de compartir con el otro un camino de compasión, necesitamos entender primero ese camino hacia nosotros mismos para poder luego compartirlo con los demás.

La autovalidación se relaciona también, con aceptar las propias emociones, tomar nota de ellas y lograr nombrarlas, sin juicios. Esto puede alcanzarse, por ejemplo, mediante la indagación:

  • ¿De qué forma nuestros sentimientos, sensaciones y pensamientos tienen sentido en el momento presente?
  • ¿De qué manera estos se relacionan con nuestro contexto actual?

Cuando comenzamos a practicar autovalidación, es posible caer en alguno de los siguientes errores:

  • Validar pensamientos inválidos.
  • Interpretar las historias “internas” que nos relatamos como definitivamente ciertas.
  • Creer que las lecturas que hacemos de las cosas son hechos inequívocos.

“Creerle” demasiado a nuestros pensamientos puede meternos en muchos problemas y acrecentar notablemente nuestro malestar.

La autovalidación emocional requiere que detengamos lo que estamos haciendo y prestemos atención solo a nuestra experiencia “interna”. Tenemos que practicar hacer una pausa y escuchar nuestro “interior” antes de explotar, no después. Si notamos frustración o “ansiedad”, hacemos una pausa y simplemente respiramos.

En el aislamiento y la soledad de nosotros mismos, podemos intentar autovalidar racionalmente nuestra experiencia y aprender a enlentecer, e incluso, a poner una pausa al sinfín de preocupaciones que podemos llegar a experimentar.

El primer paso para lograr la autovalidación es notar y aceptar. Continuamos por responder con amabilidad, amor y respeto hacia nosotros mismos cuando nos enfrentamos al malestar, la frustración o la “ansiedad”.

Podemos generar palabras, expresiones faciales, gestos y acciones de autocompasión que activamente cultiven nuevos patrones de comportamiento. Tal vez así podamos responder apropiadamente a la pregunta:

  • “¿Qué es lo que estoy necesitando en este momento?”

Reflexiones criticas en torno a la validación y autovalidación emocional

  1. La invalidación emocional perpetúa el malestar psicológico. Cuando no aprendemos maneras adecuadas de validar nuestras emociones, se probabiliza una alta reactividad que trae como consecuencia presentar atenuantes como “ansiedad” y “depresión”. Negar lo que nos acontece no borra aquello que sentimos en ningún sentido.
  2. La autovalidación emocional no significa justificar cualquier comportamiento. Saber autovalidar nuestras emociones no significa argumentar: “Esta bien si le hago daño, es entendible, total, me siento muy enojado o triste”. Sino mas bien saber reconocer la emoción de forma no juiciosa, pero además hacernos responsables de nuestro actuar en todo momento.
  3. La cultura muchas veces invalida ciertas emociones, especialmente en función del género. En nuestra cotidianidad se nos ha enseñado desde que somos pequeños que hay emociones que no son apropiadas, mayoritariamente en el caso de los hombres. Ser hombre es sinónimo de ser fuerte, no llorar ni mostrar la vulnerabilidad. No es extraño que las cifras de suicidio este mas presente en los hombres en comparación con las mujeres. Las mujeres tienen derecho al llanto, a los hombres se nos fue negado culturalmente.
  4. Validar nuestras emociones no es lo mismo que dramatizar. Se debe precisar que existe una delgada línea entre validar una emoción y “alimentarla” de forma innecesaria. La validación emocional implica aceptar que cualquiera, bajo situaciones específicas (enfermedad de una mascota, ruptura sentimental, pelea con su amigo…), podemos llegar a experimentar cualquier emoción. En tal sentido, NO se trata de volvernos presa de un estado emocional presente, sino más bien usar lo que sentimos como punto de partida para entendernos de una mejor manera y tomar decisiones más adecuadas.
  5. Sin autovalidación, dependemos emocionalmente del reconocimiento de las demás personas. Cuando carecemos de habilidades para saber reconocer y aceptar lo que sentimos de forma autónoma, caemos en la trampa de necesitar constantemente la aprobación y/o validación de las personas de nuestro alrededor. Lo anterior nos vulnerabiliza al punto de ser presa de la “manipulación” de las demás personas, estar inmersos en relaciones conflictivas y a una baja autoestima. La autovalidación robustece nuestra autonomía y bienestar emocional.

Comentarios

¡Síguenos!