Xalapa, Ver- La Productora Arleth Barradas Padilla denuncia en una carta abierta que el medio público Radiotelevisión de Veracruz (RTV) ha ejercido sobre ella mobbing laboral, censura hasta el grado de despedirla injustificadamente por abordar la problemática ambiental derivada del Tren Maya.
En su exposición de motivos la extrabajadora de radio y televisión veracruzana muestra cómo a raíz de programa hubo un punto de quiebre con su trabajo que tiene reconocimiento a nivel nacional e internacional, donde aborda la coexistencia ambiental desde la ciencia.
“El punto de quiebre fue un documental. Un proyecto que planteaba, entre otras muchas cosas, cómo la fragmentación de la selva en el sureste mexicano afecta la coexistencia entre la fauna y los desarrollos humanos, turísticos y urbanos. Un trabajo que incluía testimonios diversos, de científicas, conservacionistas, guías de campo, ejidatarios y ciudadanas. Un trabajo que hablaba del Tren Maya, sí, pero no como único eje, sino como una de las muchas infraestructuras que modifican los ecosistemas.
Reseña en su denuncia pública que a partir de ahí comenzó una cadena de represalias, “aislamiento laboral, retiro de proyectos, bloqueo institucional… y finalmente, mi despido injustificado”.
Conductas de un medio público que está siendo cuestionada por colectivos, activistas y feministas que lo engloban en lo que se configura mobbing laboral, aún no tipificado en México tan ampliamente como en otros países, pero que pudiera circunscribirse en los delitos de hostigamiento y acoso laboral que atentan contra la vida libre de violencia para una digna de las mujeres.

“Una vida digna para las mujeres implica el goce pleno de sus derechos humanos, incluyendo el acceso a la educación, salud, trabajo, participación política y una vida libre de violencia. Esto significa garantizar que las mujeres tengan la misma oportunidad que los hombres para desarrollarse en todos los ámbitos de la sociedad”.
El mobbing laboral se caracteriza por ser una situación de violencia psicológica o física, sistemática y prolongada, en el lugar de trabajo. que incluye acciones como insultos, humillaciones, menosprecios, aislamiento, difusión de rumores, entre otros.
Violencia física o sexual:
Puede incluir agresiones físicas, tocamientos no deseados, o comentarios y gestos de naturaleza sexual que incomoden a la víctima.
Es un acoso sistemático y prolongado pues el mobbing no es un incidente aislado, sino que se trata de una serie de acciones repetidas en el tiempo con asignación de tareas inadecuadas,o sobrecarga de trabajo, desinformación, cambios constantes de puesto, aislamiento laboral, despojo de proyectos, etc.
El acosador tienen como objetivo excluir, menospreciar, dañar o incluso provocar la salida del trabajador de la empresa al no someterse a las ordenes o línea institucional aun cuando esta no sea ética o esté determinado por gobiernos, siendo un ente público que debería obedecer a los intereses de la audiencia y no a intereses sexenales.
¿Cuáles son las consecuencias del mobbing laboral?
El mobbing laboral puede tener graves consecuencias tanto para la salud física como psicológica de la víctima:
Salud mental:
Ansiedad, depresión, estrés postraumático, insomnio, problemas de concentración, pérdida de autoestima, entre otros.
Salud física:
Problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, contracturas musculares, fatiga, alteraciones del sueño, etc.
Rendimiento laboral:
Disminución de la productividad, errores en el trabajo, absentismo laboral, dificultad para concentrarse.
¿Qué hacer en caso de mobbing laboral?
Es importante tomar medidas para protegerse del mobbing laboral:
Documentar:
Registrar todos los incidentes, incluyendo fechas, horas, personas involucradas y detalles de lo sucedido.
Denunciar:
Informar a Recursos Humanos, superiores jerárquicos, o a los organismos competentes de la empresa, o incluso a las autoridades laborales, sobre la situación.
Buscar apoyo:
Buscar apoyo psicológico para hacer frente a las consecuencias emocionales del mobbing.
Asesoramiento legal:
Consultar con un abogado especializado en derecho laboral para conocer los derechos y opciones legales.
En resumen, el mobbing laboral es una forma grave de violencia en el trabajo que puede tener graves consecuencias para la víctima. Es fundamental tomar medidas para protegerse, documentar los incidentes, denunciarlos y buscar apoyo profesional.
CARTA PUBLICADA de Arleth Barradas Padilla.
🎬📣CARTA ABIERTA
Mi nombre es Arleth Barradas Padilla. He dedicado más de treinta años a la producción de contenidos audiovisuales con sentido social, científico, ambiental y cultural. Desde 2003, fui parte del equipo de Radiotelevisión de Veracruz (RTV), donde trabajé con responsabilidad y compromiso, creando proyectos reconocidos a nivel local y nacional.
Durante años creí —y sigo creyendo— que desde los medios públicos se puede contribuir a una sociedad más informada, crítica y sensible. Pero también sé, hoy con más claridad que nunca, que para que eso ocurra deben existir procesos institucionales claros, criterios técnicos transparentes, diagnósticos que valoren el trabajo más allá de las filias o fobias políticas, y una verdadera voluntad de proteger a quienes ejercemos la comunicación desde la ética.
El punto de quiebre fue un documental. Un proyecto que planteaba, entre otras muchas cosas, cómo la fragmentación de la selva en el sureste mexicano afecta la coexistencia entre la fauna y los desarrollos humanos, turísticos y urbanos. Un trabajo que incluía testimonios diversos, de científicas, conservacionistas, guías de campo, ejidatarios y ciudadanas. Un trabajo que hablaba del Tren Maya, sí, pero no como único eje, sino como una de las muchas infraestructuras que modifican los ecosistemas.
La respuesta institucional fue la censura. La interpretación fue miope, reduccionista y profundamente descontextualizada: se ignoraron todas las variables del documental y solo se fijaron en el fragmento incómodo. A partir de ahí comenzó una cadena de represalias, aislamiento laboral, retiro de proyectos, bloqueo institucional… y finalmente, mi despido injustificado.
A veces, la paradoja más dolorosa es que, siendo alguien aparentemente insignificante dentro de la estructura institucional, una servidora resultó tan incómoda para sus directivos que bastó con ejercer su derecho a preguntar, exigir transparencia y defender procesos para ser tratada como un riesgo. Me he preguntado muchas veces: ¿de verdad era tan grave pedir procedimientos? ¿Era tan peligroso hablar de coexistencia ambiental desde la ciencia?
Hoy, con tristeza lo digo, pero también con la esperanza de equivocarme: RTV parece no despuntar. Y ojalá no sea así. Porque lo que menos deseo es que una institución con origen noble, que fue creada para servir a la sociedad, pierda su rumbo por la falta de diagnósticos, de procesos claros o, peor aún, por no saber ya ni quién la ve, quién la escucha o quién la defiende. El derecho de las audiencias está perdido por completo .
Yo quiero que RTV se vea, que se escuche, que cumpla su propósito social, porque sé que es fuente de trabajo para muchas compañeras y compañeros que también la quieren. Sé que muchos se alinean al lado fuerte —es humano—, pero eso no significa que hayan perdido el cariño o el respeto por la institución. Hemos servido a gobiernos de todos los colores, siempre desde la base, con la convicción de que RTV debe servir a la población, no a los intereses personales o partidistas.
Lo que hoy duele no es solo mi despido. Es ver que quienes están al frente no representan la esencia de esta institución. No es RTV la que falla, son los funcionarios en turno, los que no han sabido ver ni valorar la riqueza de lo que ahí se construyó durante años.
Ojalá me equivoque. Porque, como muchos y muchas, yo también la amé.
Por eso escribo esto. Porque no me estoy rindiendo. Porque aún confío —aunque con heridas y hasta utópica — en que las instituciones hagan lo que tengan que hacer. Porque sigo creyendo que la transparencia no debe temerse, sino asumirse. Y porque lo que enfrentamos no es solo personal: se trata de entender cómo los medios públicos pueden perder su razón de ser cuando se olvidan de lo público y se subordinan a intereses personales o temores políticos.
Hoy tengo otro empleo, en un entorno distinto. Pero mi voz sigue siendo la misma. Y aquí estoy: con años de trayectoria, con principios firmes.
Aquí está el documental que originó todo. Lo demás, lo dejo a su juicio. El documental que motivó esta historia de censura habla, entre muchas otras cosas, de la fragmentación de la selva, del desarrollo mal planeado, y de cómo la fauna intenta coexistir a pesar de nosotros. Menciona, sí, al Tren. Pero también recoge las voces de niñas y niños que reflexionan sobre su entorno, de comunidades que resisten, de investigadores que diagnostican.
Quienes quieran verlo, que lo vean. Quienes quieran juzgarlo, que lo juzguen. Y quienes quieran simplemente disfrutarlo, que lo hagan con el corazón abierto, como fue hecho.
Porque eso es lo que haría un medio público: escuchar, mostrar, abrir conversación.
Y si algo de todo esto culminó en mi despido, tras semanas de hostigamiento y aislamiento institucional, ya lo dirá la ley. Yo seguiré haciendo lo que sé hacer: comunicar, documentar, observar y resistir.
P.D. Son varias las anécdotas y personas que han censurado o revictimizado a una servidora.en está cadena de omisiones. No las incluyo aquí no solo por agotamiento, sino porque son demasiadas y no caben. Si lo expongo es porque soy comunicadora, y puedo tener —y extender— mi voz. Lo hago con orgullo, aunque represente vulnerabilidad. No importa. Aquí estoy, como buena ejempla de ser mujer formada en el trabajo rudo.
Con respeto,
Arleth Barradas Padilla
Productora
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