La noche de Avándaro

- en Foro libre

Juan Antonio Valencia/

Tenía claros indicios de haber consumido marihuana, y alcohol. En su mente, a sus dieciocho años de edad, tuvo la ocurrencia de despojarse de su playera, su pantalón de mezclilla y de sus pantaletas, mientras bailaba el ritmo violento del rock del grupo “La División del Norte”.

Hoy, Laura Patricia Rodríguez González Alcocer, quedó marcada para el resto de sus días, rodeada de nietos y bisnietos  en su natal Guadalajara.

Aquella imagen de “La Encuerada de Avándaro”, completamente desnuda y bailando sobre el techo de un camión de Telesistema Mexicano, dio la vuelta al mundo y hoy es imagen que se revierte.

La noche de Avándaro
La noche de Avándaro

En esa noche del 11 de Septiembre de 1971 en Valle de Bravo, Estado de México, durante el Festival de Rock y Ruedas de  Avándaro; que marcó una época para el naciente rock mexicano. Ahí estuvieron los grupos precursores del rock: Three Souls in My Mind, Los Dug Dug’s, El Epílogo, Tequila, Peace and Love, El Ritual, Mayita Campos, Los Yaki, Bandido, Tinta Blanca, El Amor, y La División del Norte.

Debut y despedida: la frase de “¡chingue a su madre el que no cante!” proferida por el vocalista de Peace and Love, Ricardo Ochoa y minutos más tarde el desnudo de Laura Patricia Rodríguez González Alcocer, propiciaron que los medios de comunicación satanizaran al rock mexicano en las páginas de los diarios y revistas, provocando que las puertas de disqueras, estaciones de radio, televisoras y revistas de espectáculos se cerraran.

A cuarenta y cuatro años del suceso, sólo recuerdos quedan. Algunos buenos, otros malos;  de una época que quienes pudimos disfrutar, lo hicimos de cerca o de lejos pero siempre y hasta ahora, tratando de comprender qué ocurrió.

Posiblemente nadie estaba preparado para una actitud que cobró vigencia, al inhibirse el comportamiento de la juventud de la época, bajo los efectos del alcohol y las drogas en un lugar en donde se respiraba libertad. En donde no había enemigos, si no el deseo de divertirse y pasar una velada agradable en renombrado énfasis del “Amor y Paz”.

Avándaro significó para los jóvenes de esa época, una salida a la cotidianidad. Un aire de libertad y una forma de protestar por los acontecimientos nocivos ejecutados por el gobierno federal, contra cientos de estudiantes que perecieron la noche del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, fusilados por el “glorioso ejército mexicano” y por órdenes de Gustavo Díaz Ordaz, entonces presidente de la república.

Avándaro fue música, fue libertad. Se podía hacer todo lo que quisieras, en un lugar apartado de la ciudad y muy cercano a la naturaleza. Este 11 de septiembre de 2015, a cuarenta y cuatro años de distancia, en medio de una descomposición social que nos devora día a día, de una corrupción cada día más latente, Avándaro sigue siendo un recuerdo. Un recuerdo vivo para quienes como adolescentes de la época, vivimos los efectos de ese festival musical.

“El Woodstock mexicano”, o el festival naco de rock, como lo vieron los norteamericanos. Aunque en sí, dentro del festival de música se reconoce que no hubo al cien por ciento rock mexicano, hubo en ese momento de debut y despedida, notas de un rock chicano, pero ya elaborado por mexicanos, pero en inglés; llamado también “La Onda Chicana”, el inicio del rock actual que nunca pasa de moda.

El rock chicano o rock pesado, vino a sepultar para siempre al rock and roll  “fresa” de los años sesentas, interpretado en covers o “fusiles” o copias burdas, algunas,  de versiones en inglés, por artistas como Enrique Guzmán, Alberto Vázquez, César Costa, Angélica María, Johnny Laboriel, Julissa, Mayte Gaos y otros grupos como, Los Tin Tops, Los rebeldes del Rock, Los Camisas Negras, Los Johnny Jet, Los Rockyng Devils, Los Hermanos Carreón y  Los Locos del Ritmo, grupo que vendría a revolucionar el Rock mexicano, con la primera balada Rock en español, compuesta por ellos mismos,  “tus ojos”, que dieron fin a los Covers de versiones en inglés, al español.

La oleada de grupos, algunos muy modesto, a excepción de Los Locos del Ritmo, no aportaron nada a la cultura musical, desde el punto de vista de la creatividad.

Sin duda alguna, dentro de la evolución de la música mexicana, una figura es importante: Javier Bátiz, originario de Tijuana; quien inició en México en la década de los años sesentas, y también en Estados Unidos, la creatividad del rock y hasta nuestros días sigue promocionando ese concepto mexicano dentro y fuera de las fronteras sin  apartarse de la originalidad del género.

Y no hay por que complicar la música, porque ésta es tan sencilla. En el rock se pueden utilizar “círculos” musicales como lo hacían Los Beatles. Por citar un ejemplo: el círculo de DO en la bella melodía “This Boy” (Este muchacho), una música fácil de interpretación, sin complicaciones, que fue parte de la que revolucionó al mundo y marcó una época, hasta decir con toda autoridad: “antes o después de The Beatles”.

Usted seguramente se preguntará; ¿todo esto que tiene  que ver con el festival de Avándaro?

Veamos. Para 1970, el rock and roll, proveniente de Estados Unidos (una mezcla de blues y música country), dejó una gran inquietud a la juventud norteamericana y por ende en la juventud mexicana. Pero la aparición del grupo musical inglés The Beatles, vino a confirmar la necesidad –llamémosle así– de crear en esos países, su propia música.

Sin embargo no únicamente la música o el estilo fueron copiados. También las costumbres del grupo, llamado “El Cuarteto de Liverpool”, como las del uso de las drogas, y esto no sólo fue exclusivo de México. Pues el inicio fue en Estados Unidos donde se copió el modelo inglés.

Esto vino a promocionar más aún, el consumo de drogas y psicotrópicos en todo el mundo, pues integrantes de grupos famosos como Jim Morrison, de The Doors; Janis Joplin, de Big Brothers; y Jimi Hendrix, todos ellos fallecidos a causa del consumo de drogas, lo hicieron “popular” en México y en otros países, en la década de los años setentas.

Avándaro también fue “eso” la influencia de la música y su secuela; el consumo de drogas sin estos ingredientes, posiblemente el festival de Avándaro no hubiera trascendido las fronteras, aunque así fue, pero de manera negativa. Pero lo cierto es que el nacimiento del rock and roll en Estados Unidos y sus repercusiones en todo el mundo, fue la revolución social, más influyente del siglo XX, y México no fue la excepción.

Hablar de la creatividad musical del rock en México, es hablar de Avándaro. Pero no se puede mencionar el festival de Avándaro, sin aludir el icono en que se convirtió la figura de una bella jovencita, cuyo nombre real, sabemos ahora, después de  cuarenta y cuatro años, y que fue identificada como Laura Patricia Rodríguez González Alcocer, “La encuerada de Avándaro”, “La Chava de Avándaro” o “Avandarito” para los cuates.

Con todo respeto y cariño para doña  Laura Patricia Rodríguez González Alcocer en Guadalajara, Jalisco, y quien si vive, tendría en la actualidad sesenta y cuatro años. Bellos recuerdos de la época del rock,  dedicados a quienes fueron parte de esa corriente,  y para todos aquellos que ya no están y que fueron “rockeros” y “macizos” de corazón…

La encuerada de Avándaro, el mito

Por años, se tuvo la creencia de que de acuerdo a una entrevista que se publicó en la revista Piedra Rodante, en su número correspondiente a enero de 1972, el periodista rockero ya fallecido, José Luis Benítez,” El Búnker”, supuestamente identificó a la encuerada de Avándaro, como Alma Rosa González López de 16 años de edad, ex estudiante de secundaria procedente de una familia acomodada de Monterrey.

La influencia de esa entrevista, que posteriormente se descubrió fue una falsedad, inventada por el reportero; si mantuvo la creencia de prestigiados escritores como Carlos Monsiváis y José Agustín, quienes tomaron la entrevista, para sus artículos. Y la convirtieron en un símbolo, mitad realidad y mitad mito, al igual que otros periodistas, entre los que confieso; me encuentro también.

En 2001 al volver a cobrar interés el tema de que su identidad fue un invento; el diario La Jornada publicó una discusión sobre el tema entre el conocido crítico de rock Óscar Sarquiz y Manuel Aceves, en ese entonces editor de Piedra Rodante.

Sarquiz comprobó a Aceves que la entrevista, había sido una farsa, pues al tener acceso a los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad, bajo  el amparo de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información, dio con la identidad de la encuerada de Avándaro.

Se trató, le dijo al refutarle, de Laura Patricia Rodríguez González Alcocer, en ese entonces de 18 años, originaria de Guadalajara, Jalisco. El informe está registrado en el expediente (D.F.S.)-14-4-17, Legajo 1, de fecha 25 de septiembre de 1971, depositado en la Galería 1 del Archivo General de la Nación.

El informe dice; «La Policía Judicial Federal procedió a la localización y detención de, Laura Patricia Rodríguez González Alcocer. Agentes de esta Dirección intervinieron en el interrogatorio con el objeto de saber si existen intereses ideológicos contrarios a nuestro sistema y abocados a degenerar a nuestra juventud. Su padre es propietario de varios negocios de abarrotes y su madre se dedica a quehaceres del hogar.

No profesan religión alguna, ya que son apolíticos y únicamente les interesa acumular riqueza (sic) acostumbraba fumar mariguana. Laura Patricia es una joven sumida en el vicio de las drogas, gracias al abandono (que) de ella hicieron sus padres. Se desenvuelve en el medio ‘hippie’ otorgando sexo por droga diariamente en la Zona Rosa. Es una mujer que se está consumiendo en el vicio, a tal grado que ya no coordina sus ideas». Hasta ahí el informe de la Dirección Federal de Seguridad, sobre la encuerada de Avándaro, que derrumbo el mito inventado por el Bunker. Fue así que muchos años después, se sabe, que la joven cuya fotografía, dio la vuelta al mundo, es, Lura Patricia Rodríguez González Alcocer de Guadalajara, Jalisco, quien si vive, tendría ahora sesenta y cuatros años…

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Comentarios

  1. Esto es un refrito que publicó José Woldenberg en critical narratives el 8 de septiembre 2011, pero esta bien, el verdadero rock mexicano merece reconocimiento

    1. En la última nota, efectivamente, tiene datos de una nota publicada por José Woldenberg, que vi en un periódico capitalino, hace algunos años, solo cita a quienes obtuvieron los datos en la DFS, pero no al autor de la nota, en si no es un refrito, porque la nota principal, como crónica, esta bien fundamentada. Creo que esta bien, porque de esos temas, ya nadie habla, y son interesantes, al menos, yo fui de esa época y lo que se dice al inicio, es verdad. felicidades a Plumas Libres, por este tipo de artículos.

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