Dos sacerdotes y una monja, detenidos por violar y abusar de menores sordos en Argentina

Kosaka Kumiko abusaba de niños, niñas y los llevaba con dos sacerdotes para que hicieran lo mismo
- en Foro libre

ABC.ES / Argentina.- Kosaka Kumiko llevaba esposas en las manos, vestía con el hábito y estaba protegida por un chaleco antibalas. La monja japonesa del colegio religiosos Antonio Próvolo está acusada de formar parte de un equipo de cinco educadores y sacerdotes que abusaba sexualmente y maltrataba a chicos sordos.

El colegio, en la provincia de Mendoza, pegada a los Andes y famosa por sus vinos, era un internado para estudiantes hipoacúsicos y discapacitados. El fiscal le atribuye a la religiosa varios casos de violación de menores y encubrimiento de otros delitos denunciados por chicos que precisaron de un intérprete del lenguaje de señas.

El abogado de los estudaintes Sergio Salinas, de la ONG Xumex ofreció detalles en el diario Clarín: «Una joven de 17 años, que asistía al instituto, declaró que sufrió abusos cuando tenía 5 y que Kumiko le colocó un pañal para detener la hemorragia que le había generado la vejación.

Otra víctima –continúa– contó que la monja la mandaba a la habitación del cura Horacio Corbacho (también detenido), donde también abusaron de ella. Por último, recoge testimonios que dicen que la religiosa participó en tocamientos a niñas, les pedía que se tocasen entre ellas y veían pornografía junto al celador Jorge Bordón (otro detenido) en un televisor».

Kosaka Kumiko, de 60 años, se encargaba del cuidado y atención de los chicos sordos que pernoctaban en el colegio, que también disponía de un régimen abierto.

De día, de acuerdo con las denuncias, solía golpearles y obligarles a ingerir demasiados alimentos hasta que los chicos vomitaban en su plato. Al caer la noche, una vez que había seleccionado a los más vulnerables, se aprovechaba de ellos o los entregaba al resto de los detenidos. Dos sacerdotes, un celador, un monaguillo y el jardinero de la institución cerraban el círculo vicioso de esta organización criminal que operaba bajo la fachada del colegio.

Kumiko, al saber que la policía había librado una orden de detención y sus presuntos cómplices estaban bajo arresto, huyó. Permaneció un mes en paradero desconocido pero el jueves se entregó en una comisaria de la ciudad de Buenos Aires. Desde allí fue trasladada a Mendoza. En su primera declaración negó los cargos. «Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios».

Los otros dos religiosos detenidos son: el italiano Nicolas Corradi, de 82 años era el padre superior del colegio. Lo trasladaron a Argentina después de que se destaparán, desde 1984, una serie de denuncias de abusos sexuales en Verona. Horacio Corbacho, de 56, fue el primer cura en terminar su formación especializada para tratar con niños sordos en la Compañía de las Hermanas de María, una orden religiosa de la que depende este colegio.

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