Por Daniela Jácome/
Veracruz, Ver. Con 20 años de existencia el parque ecológico de Veracruz es un pequeño pulmón en la conurbación y se ha vuelto un refugio para laquellos que no tienen hogar: gatos abandonados que se han convertido en una atracción del lugar.
Los hay de diferentes colores: blancos, negros, naranja, con manchas, grises, negros, peludos, etc.
Don Beto, encargado de la entrada al parque platica que es mentira la mala imagen que le están haciendo al lugar, donde aseguran qué hay cientos de gatos que incluso es un foco de infección, si bien aseguró son alrededor de 70 están dispersos en todo el parque que abarca toda una manzana completa.
Hay de tres a cuatro personas que limpian el parque, sus caminos, árboles, brechas y el lugar donde comen lo gatos, en general está limpio, se respira un ambiente fresco y agradable.
Al entrar se observan leyendas con alusión a los pequeños felinos «regálanos croquetas«.
«Muchas veces exageran, apenas lo oí en la radio que decían que el ecológico y el albergue de acá atrás qué hay muchísimos, eso es mentira, no es verdad, si son como 70 aquí y allá mucho menos, pero la señora les da de comer y hay gente que vienen a darles croquetas, no sé de dónde salió eso, debió ser alguno que no le gustan los gatos«, señaló don Beto mientras escuchaba canciones en un pequeño radio de pilas.
Esto a raíz de que vecinos de alrededor se manifestaran en contra de un albergue improvisado junto a un costado del parque y del exceso de gatos en la zona, que aseguraron son causas de infecciones a los seres humanos.
Justo debajo del primer puente hay un espacio dedicado para ellos, camitas elaboradas con rejas de madera, trastecitos de agua y alimento, mismos que han elaborado los protectores de animales que acuden constantemente a realizar acciones altruistas.
Al llegar al parque se aprecia la tranquilidad, es un lugar creado en el periodo de 1992 a 1994, al cual el mantenimiento extra ha sido poco, sin embargo se mantiene limpio, las luminarias también son escasas pero es lamentable observar alrededor del lugar personas fumando mariguana, incluso realizando acciones sexuales, que sin duda ahuyentan a la poca afluencia de visitantes que existe.
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