Por Francisco J. Ávila Camberos
Vivimos en el mundo de la tecnología. Nadie imaginaba hace unos años que en Veracruz se pudieran hacer operaciones a corazón abierto, ni trasplantar riñones, ni tampoco enviar fotografías de manera instantánea a otro país por medio de un teléfono celular, mismo que no requería de cables para conectarse con otro, ubicado a miles de kilómetros de distancia.
La tecnología ha avanzado muchísimo, al grado de que ahora pueden construirse edificios de cientos de metros de altura, sin que los sismos los colapsen.
Dicha tecnología nos permite también rescatar edificios históricos o emblemáticos que se encuentran con deterioro avanzado.
Como ejemplo de rescates importantes están entre otros: la Catedral de Veracruz, el ahora Museo de la Ciudad, el Faro Benito Juárez, el antiguo Hospital de Ferrocarriles, la Beneficencia Española, la Fortaleza de San Juan de Ulúa, el edificio de la API mejor conocido como el radiador, el Penal Ignacio Allende en 1985, la Aduana Marítima de Veracruz, el teatro Francisco Javier Clavijero y muchos más.
Comento lo anterior, porque me avisaron esta semana que iniciarían ya la demolición del edificio original de la Facultad de Ingeniería, ubicado en la zona conurbada de Veracruz, Boca del Río.
Dicho inmueble, que fue un referente arquitectónico de la época, fue descuidado durante muchos años. Poco o nulo mantenimiento recibió por la desidia e indolencia de quienes administran los recursos públicos.
La solución que ahora proponen quienes manejan nuestros impuestos es tirarlo en lugar de rescatarlo. Que fácil y rápido deciden cuando no es su dinero. Ya demolieron el antiguo auditorio, donde miles de los ahora egresados tuvimos cursos, conferencias, asambleas y presentamos nuestro examen profesional. Ahora van por el edificio principal. Esto es una verdadera pena. Ojalá las autoridades universitarias lo reconsideren. Todavía es tiempo de frenar su demolición.
Esto sólo sucede en Veracruz, donde en lugar de rescatar y conservar el patrimonio que nos heredaron las generaciones anteriores, nos vamos por la vía fácil de destruir lo que a estas alturas forma parte de nuestra historia reciente.
Todavía estamos a tiempo de impedir tal barbaridad.
Me extraña mucho que habiendo técnicas para rescatar inmuebles, presuntos expertos han recomendado su demolición. Pues a quién consultaron?. A los teóricos de escritorio?
No lo sé!.
Es curioso. Habiendo egresado de esa Facultad miles de ingenieros, muchos de ellos muy capaces, no fueron tomados en cuenta para encontrar la manera de salvar el inmueble.
Lo que sí sé, es que el edificio puede rescatarse.
Ojalá y alguien sensato impida la insensatez que hoy se cometerá.
Ojalá y el gobernador del estado escuche esta petición y la haga suya, porque no hay dinero para reparar lo dañado, pero si hay recursos para tirar y hacer nuevas las cosas.
No cabe duda de que estamos en el mundo al revés.
No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
Comentarios